Obama aprueba la ley que equipara homofobia y racismo
La violencia contra los gays será más perseguida y castigada
Matthew Sheppard, joven gay de 21 años, murió en 1998, después de que dos homófobos le dieran una brutal paliza y le abandonaran en medio del campo, atado a una zanja de la que no pudo escapar durante más de 18 horas, en el Estado de Wyoming. La crueldad de su muerte estremeció a Estados Unidos. Hasta tal punto que, en cinco ocasiones, diversos congresistas demócratas, entre ellos el fallecido senador Ted Kennedy, intentaron aprobar una ley que incluyera, en el apartado de crímenes motivados por el odio y la discriminación, los ataques a homosexuales y transexuales.
Ayer, tras más de una década de esperas y demoras, el presidente Barack Obama ratificó una ley ya aprobada y consensuada por la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y el Senado, según la cual los crímenes contra personas por su identidad de género, preferencia sexual o por sufrir alguna discapacidad, serán equiparables a aquellos motivados por el odio y por la discriminación por raza, religión, etnia o género.
La ampliación de esos casos supone que el Gobierno ordenará al FBI que realice análisis y publique estadísticas sobre crímenes contra gays y transexuales; permitirá que las agencias federales puedan investigar casos motivados por homofobia que hayan sido desestimados por cuerpos de policía locales o estatales, y, a la vez, incluirá una partida de unos siete millones de euros para que esos últimos puedan costear el probable incremento de investigaciones.
La aprobación de la llamada Ley Matthew Sheppard es una conquista largamente esperada por el movimiento gay de EE UU, que organizó una manifestación en Washington el pasado 11 de octubre para pedir a Obama medidas contundentes en la defensa de la igualdad de los homosexuales y transexuales. Los activistas han convertido al joven Sheppard en su propio Emmet Till, el niño negro de 14 años que fue brutalmente asesinado en 1955 en Mississippi, por haberse atrevido a silbar a una mujer blanca, y que ahora es un símbolo de la lucha por los derechos civiles de los negros.
Durante años, los homosexuales han tratado que su lucha por la igualdad civil y legal se equipare a la de los afroamericanos, que batallaron durante décadas contra la esclavitud, primero, y contra la segregación, después. Una buena parte de la comunidad afroamericana, sin embargo, ha sido tradicionalmente reticente a aceptar esa comparación. Entre las organizaciones gays molestó que el 70% de los afroamericanos votara, el año pasado, a favor de prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo en California.
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