Código de barras para todos los seres vivos
En 2010 se impulsará un nuevo sistema basado en el ADN para clasificar especies y evitar la pérdida de biodiversidad
Un plan científico internacional conocido como la Iniciativa del Código de Barras de la Vida (IBOL), para crear una base de datos global de identificación de especies basada en una secuencia corta de ADN, será lanzado en julio de 2010, ha afirmado el director científico del proyecto, el canadiense Paul Hebert. "El Año Internacional de la Biodiversidad (2010) parece un buen momento para avanzar", dijo Hebert, quien explicó que a partir de esa fecha se invertirán 150 millones de dólares durante cinco años para identificar 500.000 especies por sus genes, e introducir cinco millones de registros en la base de datos.
La metodología, que fue ideada en 2003 por el propio Hebert, ha ido tomando forma en tres conferencias internacionales celebradas en Londres (2005), Taipei (2007) y la actual de Ciudad de México, encuentro que se celebra esta semana con 400 científicos de unos 45 países.
Una de las claves de este esfuerzo científico es combinar las capacidades de los países ricos con la riqueza natural de los menos desarrollados.Los primeros "están proporcionando apoyo en informática y computación, y de secuenciación [genética} a los menos desarrollados", dijo Hebert, quien cree que el planeta estaría abocado a una situación dramática si no logra conocer mejor sus recursos.
Un estudio reciente del científico Pavan Sukhdev prevé una considerable disminución de la diversidad de flora y fauna para 2050 si no se conoce mejor el medio natural y se toman medidas para protegerlo. En esa fecha se habrá perdido el 11% de la biodiversidad del planeta, lo que equivaldría a una reducción anual del 5% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. "La gente que trabaja en esos campos cree que un tercio de la biodiveridad del planeta podría desaparecer para finales de este siglo. Por eso es necesario darnos prisa con este proyecto", indicó Hebert.
En la Academia Mexicana de Ciencias, sede de la III Conferencia Internacional sobre el Código de Barras de la Vida, se anunció que ya hay un acuerdo en cómo identificar las especies vegetales, un sistema más complicado que el de las animales. Actualmente están clasificados, con los métodos taxonómicos tradicionales, un total de 1,5 millones de especies, entre ellas 55.000 vertebrados, 100.000 plantas y 1,3 millones de hongos y otros microorganismos celulares.
Hebert considera que en el futuro, con los datos registrados, se podría tener a las especies de todos los organismos clasificados más allá de los tradicionales reinos.En un mensaje grabado en vídeo, emitido en la inauguración de la conferencia, el director de la Convención de Biodiversidad de la ONU, Ahmed Djoghlaf, subrayó que la biodiversidad "es un asunto global que requiere cooperación global" para ser protegida y utilizada de manera sostenible. Los expertos que analizan la viabilidad de este sistema, estiman que cada año desaparecen unas 50.000 especies de flora y fauna por sobrepoblación, desarrollo agrícola e industrial, contaminación y cambio climático, un problema que se quiere mitigar mejorando el conocimiento de la naturaleza. El Consorcio para el Código de Barras de la Vida (CBOL), organizador de esta III Conferencia Internacional, calcula que en el planeta podrían existir entre 12 y 15 millones de especies, de las cuales sólo entre 1,5 y 2 millones han sido clasificadas a lo largo de 250 años de desarrollo de la taxonomía.
Hasta hoy los científicos reunidos en México "analizan la evidencia científica actual y planean los objetivos para los próximos dos años", explicó Scott Miller, presidente de CBOL y representante del Instituto Smithsoniano de Washington. Hasta ahora los científicos han trabajado cada uno en proyectos particulares pero a partir de mediados del próximo año, dedicado por Naciones Unidas a la Biodiversidad, se quieren aunar esfuerzos para constituir una gran biblioteca de datos genéticos de las especies. Entre los primeros logros de la reunión se anunció que se ha determinado la región del genoma de las especies vegetales que servirá para identificarlas, correspondiente a dos enzimas, una de ellas en el cloroplasto. Desde hace años ya hay un acuerdo por dónde tomar los datos de las especies animales: una mínima parte de un gen que permite diferenciar fácilmente las especies.
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