Locura de novela negra
La novela negra nunca ha dejado de estar de moda, pero ahora es la locura. Salen una media de 30 novedades al mes y la mitad son títulos de nuevos autores. Hay para todos los gustos y las mejores son las que, además de una trama interesante, cuentan una sociedad y su tiempo. Por ejemplo, El huracán (RBA), del estadounidense James Lee Burke, del que ya habíamos leído Lluvias de neón o Los prisioneros del cielo, protagonizada, como ésta, por el policía Dave Robicheaux. Se desarrolla en Nueva Orleans, azotada por el huracán Katrina. El paisaje que nos describe Burke es dantesco; las imágenes, surrealistas. Saqueadores, delincuentes, francotiradores, pirómanos, gente que intenta escapar, gente que prefiere morir en la ciudad inundada y buena gente que intenta ayudar a los demás.
"Cuanto mayor y melancólico se siente su comisario Montalbano, más cañero está su creador, Camilleri"
La lectura del británico John Connolly produce una sensación similar a un puñetazo en el estómago. Desde la primera, Todo lo que muere, hasta la que acaba de publicar, Los hombres de la Guadaña (Tusquets/Bromera), el escritor, que sitúa sus historias en Estados Unidos, se dedica a analizar las raíces y la necesidad de la violencia. En esta ocasión el detective y ex policía Charlie Parker aparece en segundo plano. Los protagonistas son sus amigos Louis y Angel, que son perseguidos por alguien que ignoran. Habrá que regresar al oscuro pasado de Louis y al de su mentor, el misterioso Gabriel, para poder responder a la amenaza. No se la pierdan.
Donna Leon, como siempre, dispara contra todo lo que se mueve. Su comisario Brunetti se enfrenta en La otra cara de la verdad (Seix Barral/Edicions 62) a la ecomafia, el negocio del transporte ilegal de residuos. Como en otras novelas suyas, da un giro radical a la historia y aborda un tema de honor, el de un rico empresario, su inteligente esposa que exhibe un imposible lifting facial y el mafioso de turno. También la Mafia está en el punto de mira de Camilleri. En Ardores de agosto (Salamadra/Edicions 62), se muestra en plena forma. Cuanto mayor y melancólico se siente su comisario Montalbano, más cañero está su creador. Seguimos en Italia y seguimos con la Mafia. Giancarlo de Cataldo. El escritor y juez del tribunal de casación de Roma relata en Italia Cosa Nostra (Roca) la época caótica que siguió a los asesinatos de los jueces Falcone y Borsellino, cuando se quebró el delicado equilibrio entre el Gobierno y la Mafia. Petros Márkaris nació en Estambul y, tras estudiar ciencias económicas en Viena y Stuttgart, se instaló en Atenas. Es el camino que hicieron muchos de sus compatriotas. Éste es el tema principal de Muerte en Estambul (Tusquets), las relaciones entre Estambul, a la que los griegos siguen llamando Constantinopla, y Atenas, entre Grecia y Turquía, y entre ambas y la Unión Europea.
Monique Lamont, fiscal de distrito de Massachusetts, ambiciosa y aficionada a acaparar portadas de diarios, es la protagonista de El frente (Ediciones B), de Patricia Cornwell. Para desesperación de sus colaboradores, que la consideran una política desalmada, opina que la gente quiere problemas criminales en los diarios. Por eso decide que se investigue el asesinato no resuelto de una joven inglesa ciega, que podría haber sido la primera víctima del Estrangulador de Boston. El camino difícil (RBA), del británico residente en Estados Unidos Lee Child, es otra de esas novelas que dan que pensar. La mujer y la hijastra de un ex militar, Edward Lane, han sido supuestamente secuestradas. Su anterior esposa fue secuestrada y asesinada. Lane posee una empresa militar privada. Trabajan para el Pentágono y a veces contra él. Envían mercenarios a Irak o a Burkina Faso. Fundamentalmente, explica el escritor, ese tipo de empresas sirve para que el Pentágono escape de la supervisión del Congreso. Años cincuenta y sesenta. El norteamericano James Ellroy lo explica muy bien en el prólogo del libro de relatos Noches en Hollywood (Ediciones B). Los recuerdos permanecen fijos: Los Ángeles, su ciudad natal en los cincuenta. Y la memoria: el lugar donde las evocaciones personales colisionan con la historia. Con humor, brutalidad y realismo. Walter Mosley, el creador del detective negro Easy Rawllins, también se mueve por Los Ángeles a finales de los sesenta en Rubia peligrosa (Roca).
Tras los éxitos de Mankell y Larsson, los títulos suecos se disparan. Hakan Nesser aporta La mujer del lunar (RBA), una mujer que planifica la muerte de cuatro hombres que se cruzaron en su vida y en la de su madre. El comisario Von Veeteren le sigue la pista de cerca. Dinero fácil (Suma de Letras) es el primer título de Trilogía Negra de Estocolmo, de Ted Lapidus, un retrato espeluznante de los bajos fondos de la capital sueca, donde apenas hay policía pero sí mucha gente de mal vivir. Hay novelas policiacas que te dejan buen cuerpo. Por el humor, por el argumento o por la originalidad. Alexander McCall Smith, nacido en Zimbabue, residente ahora en Escocia, es un viejo conocido. Por su serie La primera agencia de mujeres detectives de Botsuana y por su amor a África. La agencia cuenta con dos trabajadoras: Mma Ramotswe, la directora, y su ayudante, Mma Makutsi, un pelo marisabidilla y un pelo intolerante, pero Ramotswe lo soluciona todo con un humor contagioso. En Zapatitos azules y felicidad (Suma de Letras), resuelve los casos más divertidos, como el de la cocinera que temía perder su empleo.
Los crímenes de Ardeshir Villa (Siruela), de la escritora india Kalpana Swaminathan, recuerda a las novelas de Agatha Christie, pero en la India, con una gran fiesta y muchos personajes fascinantes. Todos o casi pueden ser culpables. Las protagonistas son Lalli, una antigua policía que se dedica a resolver los casos irresolubles, y su sobrina, que va para escritora. Trago amargo (Roca), del mexicano F. G. Hachenbeck, no es tan amarga como parece: cada capítulo se inicia con la receta de un cóctel y con la historia de éste. La realidad y la ficción se mezclan: John Huston y su troupe están en Puerto Vallarta para rodar La noche de la iguana. Allí están Ava Gardner, Sue Lyon, Richard Burton y Elizabeth Taylor. Como era de esperar, se produce un asesinato, y Sunny Pascal, mitad mexicano, mitad gringo, mitad alcohólico y mitad surfer es el encargado de mantener a raya a chantajistas, ladrones, asesinos... y actores.
¡El club de los pirómanos para incendiar casas de escritores (Duomo), del estadounidense Brock Clarke, no debe perdérsela nadie que tenga ganas de pasar un buen rato. Sam, un adolescente, se introduce en la casa de Emily Dickinson y provoca involuntariamente un incendio que arrasa con la casa museo y con una pareja de profesores románticos que retozaban en una de las habitaciones. Los jueces son benévolos con él y sólo pasa 10 años en la cárcel. Sale dispuesto a rehacer su vida, se casa y tiene dos niños. Todo va bien hasta que empiezan a arder las casas de Edith Wharton, Mark Twain o Nathaniel Hawthorne.
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