Disquete
El disquete lo inventó Alan Shugar en IBM, en el año 1967. Históricamente, le había precedido en casi 20 años la invención del disco duro.
Su primera denominación fue disco flexible (floppy disk), y tenía 8 pulgadas de diámetro (unos 20 centímetros). Su medida fue bajando: en agosto de 1981, el nuevo ordenador personal de IBM llevaba la versión de 5,25 pulgadas (13,3 cm). Luego bajó a la medida actual de 3,5 pulgadas (casi 9 cm). En esta evolución hacia el menor tamaño cambió también su nombre, y se convirtió en diskette.
Esta forma de diminutivo añadiendo -ette nos suena familiar, y no es extraño: el inglés la tomó del francés antiguo. En español también hay diminutivos en -ete: vejete, mozalbete (aunque son por lo general algo despectivos), de modo que cuando nos llegó la forma inglesa diskette su adaptación a disquete fue perfectamente natural.
Sabemos que la llegada del disco flexible forzó el llamar a los otros discos duros. Se llamó flexible porque no era rígido, y en su versión de 5 pulgadas y cuarto venía en una funda igualmente flexible. Los actuales disquetes de 3 pulgadas y media vienen en una funda rígida que les protege más.
Los programas han venido creciendo sistemáticamente de tamaño, al igual que muchos de los datos que comparten los usuarios (como archivos multimedia). Eso, unido a la facilidad de comunicación mediante redes locales o Internet, ha originado que los disquetes vayan cayendo paulatinamente en desuso, tanto para fines de transporte de datos entre equipos como de copia de seguridad o backup. Los discos compactos regrabables cumplen hoy la mayoría de las funciones que antes ejercían los disquetes, que muy probablemente pronto serán otra pieza más de museo...
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