La contaminación ambiental también aumenta la diabetes
Varios estudios culpan a la exposición a distintos productos químicos
La diabetes no solo está relacionada con la obesidad o el sedentarismo. Cada vez hay más evidencias de que también tiene mucho que ver con los contaminantes a los que está expuesto el ciudadano medio. En los últimos seis años han aparecido más de 50 estudios que indican que las personas expuestas a los llamados compuestos orgánicos persistentes (COP) presentan un mayor riesgo de padecer diabetes. Así lo han reconocido expertos de todo el mundo, que el mes pasado asistieron en Carolina del Norte al encuentro sobre el tema, organizado por el Ministerio de Salud de Estados Unidos y los célebres NIH (National Institutes of Health).
La indicidencia de la diabetes de tipo 2, enfermedad metabólica en la que se alteran los niveles de glucosa en sangre, está aumentado en todo el mundo. En España su prevalencia alcanza el 10% de la población. Algunas estimaciones indican que hacia 2050 podría llegar a afectar al 50%. Está asociada a factores como el envejecimiento, con cierta predisposición genética, y al sedentarismo, la obesidad y la mayor ingesta de alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas.
Los pacientes con la enfermedad tienen un 30% más de niveles tóxicos
Algunos productos hacen crecer los riesgos en personas delgadas
Los COP son sustancias que persisten mucho tiempo en el ambiente
También pueden perjudicar durante el embarazo al desarrollo del feto
Sin embargo, cada vez hay más estudios que indican que la incidencia de diabetes es mayor en las personas a las que se detectan en su sangre o en su orina niveles altos de COP, principalmente pesticidas como el hexaclorobenceno o el DDT (y su metabolito, el DDE), PCB (policlorobifenilos, de origen industrial, utilizado en transformadores eléctricos y muchos otros productos), bisfenol A (utilizados en plásticos y recientemente prohibido por la UE en biberones y juguetes) o dioxinas (residuos de reconocido poder cancerígeno). Los científicos creen que estas sustancias aumentan el riesgo de dos trastornos muy relacionados con la diabetes: el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina.
Uno de los primeros estudios fue el realizado en 2001 por el Instituto Nacional de Salud Ambiental de EE UU y ya indicaba que los individuos con diabetes presentaban niveles de PCB un 30% mayores que los individuos que no padecen la enfermedad. Otro estudio de Centers for Desease Control (CDC) indica que las personas expuestas continuadamente a seis de los contaminantes que forman parte de la familia de los COP elevan en un 38% el riesgo de padecer diabetes.
Otros estudios más recientes, como los realizados por Duk-Hee Lee de la de la Universidad Nacional de Kyungpook, y David Jacobs, de la Universidad de Minessota en EE UU, también han encontrado una fuerte relación entre la exposición a "cócteles" de varios contaminantes persistentes y la diabetes. El último trabajo, publicado a principios del 2011 en PLoS One, concluye que "la exposición simultánea a varios COP puede contribuir al desarrollo de obesidad, dislipidemia y resistencia a la insulina, los precursores más comunes de la diabetes". Y apunta: "Aunque la obesidad es la primera causa de estas anormalidades metabólicas, la exposición a los COP puede contribuir a la adiposidad y otras alteraciones del metabolismo".
Este último estudio se ha realizado con 90 personas de las que se han podido analizar muestras biológicas de 20 años atrás, desde 1985 hasta 2006. Se analizaron hasta 31 tipos diferentes de COP. Además, corrobora datos que Lee ya habia obtenido en 2006: las personas delgadas y obesas con bajos niveles de COP en sangre no tienen diabetes. Sin embargo, si en su sangre se encuentran más de seis de estos compuestos, tanto delgados como obesos desarrollan diabetes.
El estudio publicado en PLoS One también indica la necesidad de precisar los niveles de estos compuestos que podrían contribuir a la diabetes, ya que han observado que en dosis extremadamente altas no se observa más diabetes. Los investigadores tienen una explicación para lo que, a simple vista, parecería una contradicción. Apuntan a que los estudios con animales indican que las dosis mas altas inducen una pérdida de peso que, al mismo tiempo, podría estar relacionada con la disminución de la glucemia. "Las alteraciones en la glucosa y en metabolismo de los lípidos a causa de los COP require, al menos de dos condiciones, que ocurra de forma persistente y dosis relativamente bajas", concluyen. Indican que estar expuesto a una mezcla de COP podría ser el coctel detonante del proceso.
Los COP son compuestos químicos sintéticos o artificiales que persisten durante largo tiempo en el ambiente y en las cadenas alimentarias de animales y humanos. Se acumulan en el tejido graso y en los órganos ricos en lípidos (como el sistema nervioso, el hígado o el páncreas). "De su enorme persistencia nos da una buena idea que todavía hoy detectemos DDT en el 88% de la población general, cuando se prohibió hacia 1975", explica Miquel Porta, catedrático de Salud Pública de la Autónoma de Barcelona.
Porta ha dirigido el primer informe realizado en España sobre la distribución de contaminantes tóxicos en la población, en Cataluña. En una muestra representativa de 919 personas, todas estuvieron contaminadas por al menos tres de los 19 COP analizados, y la mayoría presentaron concentraciones elevadas de uno o más de ellos. De hecho, "la vigilancia de la contaminación humana por compuestos ambientales es uno de los aspectos novedosos del proyecto de ley general de salud pública que el gobierno acaba de remitir a las Cortes", apunta Porta.
También hay otros estudios recientes que indican que el Bisfenol A (BPA) podría estar involucrado en el desarrollo de diabetes gestacional y que, además, condicionaría que el futuro bebé la desarrollase en la edad adulta. Angel Nadal, catedrático de Fisiología de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, ha estudiado ratones hembra embarazadas expuestas a este compuesto durante los 19 días que dura la gestación en este animal. Todas desarrollaron diabetes gestacional. Además, el problema persiste cuatro meses después de dar a luz, cuando lo habitual es que los niveles vuelvan a la normalidad a los pocos días del parto. Las crías también acabaron siendo diabéticas a los seis meses de nacer (lo que en seres humanos equivaldría a tener unos 40 años).
Para Nadal, "resulta necesario realizar estudios con mujeres expuestas a BPA", que actuaría como un disruptor del sistema endocrino. La regulación de la glucosa durante el embarazo es muy importante, sobre todo en los últimos tres meses, cuando el feto necesita obtener más nutrientes. En situaciones normales, el cuerpo responde reajustando los mecanismos por los cuales se metabolizan los azúcares. Se produce una resistencia a la insulina en los músculos, el hígado y los adipocitos, al mismo tiempo que aumenta la masa de células beta pancreáticas (productoras de insulina) como respuesta a la glucosa, explica Nadal. En el ajuste de este complejo sistema interviene una hormona, el estradiol. El BPA mimetiza al estradiol y, por lo tanto, "altera la señal de la hormona femenina y confunde al sistema", concluye Nadal.
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