Problemas de acceso a la 'píldora del día siguiente' del VIH
Sanidad aconseja que se medique a los gais tras una práctica de riesgo
¿Qué hacer cuando se rompe el condón durante una relación sexual con una persona con VIH? La respuesta está en teoría prevista: dar tratamiento antiviral durante un mes para evitar la infección. Pero en la práctica el Observatorio de Derechos Humanos de la RedVIH ha detectado al menos una decena de casos en que cuando el afectado va a un centro hospitalario, le niegan la medicación o ni siquiera saben que existe.
Esta píldora del día siguiente del VIH (en verdad, tres pastillas que se toman durante un mes y cuya primera dosis debe ingerirse antes de las seis horas) se denomina profilaxis posexposición no ocupacional (PPENO), y no es más que la adaptación de algo que lleva más de una década haciéndose con el personal sanitario que, por ejemplo, se pincha con una aguja que ha estado en contacto con sangre de una persona con VIH (en ese caso se denomina profilaxis ocupacional). Pero su traslado al ámbito no laboral no se hizo oficialmente en España hasta el Plan multisectorial frente a la infección por VIH y el sida para el periodo 2008-2012.
El tratamiento dura un mes y consta de tres pastillas que se toman a diario
Algunos servicios de urgencias ignoran el protocolo de 2008
"El protocolo existe y todos los centros deberían cumplirlo", afirma el secretario del Plan Nacional sobre el Sida, Tomás Hernández. Eso no quiere decir que haya que dar tratamiento a todas las personas que hayan tenido una relación en la que el preservativo se ha roto o en la que, simplemente, no se ha usado. El texto establece el riesgo de las distintas prácticas (anal o vaginal, insertiva o receptiva, con violencia o sin ella). En concreto, el mayor riesgo está en la recepción anal sin preservativo de una persona infectada (el Plan lo considera "apreciable", del 0,8% al 3% de probabilidades de resultar infectado).
"Los médicos tienen que evaluar el riesgo", indica Hernández. Esto tiene un problema: que muchas veces no se puede saber si la otra persona está infectada o no, bien porque sea un encuentro esporádico o porque no se ha hecho las pruebas antes. Pero aunque se le tenga identificado, hacerlas y esperar supondría que pasara mucho tiempo, y el sistema no funcionaría.
Pero hay un caso en que Hernández cree que debe plantearse -no hay obligación porque el Plan Nacional solo puede hacer recomendaciones- dar el tratamiento siempre: en las relaciones homosexuales. "Con una tasa de infectados del 10%, la probabilidad de que haya transmisión es muy alta", afirma (En el conjunto de la población está en el 0,15%). En cualquier caso, los documentos del Plan establecen que este recurso es algo excepcional, y que si se detecta que una persona acude repetidas veces a pedirlo debe optarse por dar información.
Uno de los casos que han llegado al Observatorio de la RedVIH es el de Felipe Giner. A finales de 2010, el hombre fue al hospital de Novelda (Alicante) después de haberse dado cuenta de que durante una relación su pareja -otro hombre- sangraba y que el preservativo se había roto. "Me asusté mucho", cuenta este hombre de 30 años. Él sabía que existía este tratamiento porque había sido presidente del Colectivo de Lesbianas y Gais (Colegas) de Castilla-La Mancha. Pero, por lo visto, Giner estaba mejor informado que los profesionales sanitarios que le atendieron. "Primero fui al centro de salud, pero el médico me dijo que no sabía de qué le estaba hablando y me envió al hospital". Pero en el centro, obtuvo la misma respuesta. "El tiempo pasaba y nadie me daba una solución. Yo sabía que tenía que empezar a tomar la medicación en las primeras seis horas como mucho, y ya llevaba casi tres", relata.
Después de mucho insistir, y cuando ya habían pasado más de 10 horas desde la posible exposición, Giner -que ha incluido todo su periplo en su libro Quiero ser hetero (http://www.lanzanos.com/proyectos/libro-quiero-ser-hetero/)- consiguió "dosis para dos días".
Carlos Gómez, presidente de la Coordinadora de Entidades de Lucha contra el VIH/sida de la Comunidad Valenciana (Calsicova) afirma que solo en su organización han recibido unas cinco denuncias este año por falta de atención. También hay casos en Sevilla (en el hospital Virgen del Rocío) y en Tenerife (el Virgen de la Candelaria). La Cruz Roja ha comunicado un par de situaciones, pero por cuestiones de privacidad no ha facilitado los datos. Enrique Ortega, presidente de la Sociedad española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), afirma que existe un protocolo, y que este ha sido enviado a todos los hospitales. "No prestar ayuda puede ser fatal", indica. En cualquier caso, ante estos incumplimientos afirma que se insistirá con los responsables sanitarios.
Gómez afirma que "el problema es que con las rotaciones el mensaje no llega a todo el personal de urgencias. Son situaciones horribles. Les enviamos a la gente y les dicen que la profilaxis no existe".
En esos casos, el tiempo corre en contra de los afectados. Giner tuvo suerte. Medio año después, las pruebas confirmaron que no se había infectado.
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