Primera vacuna para un cáncer ginecológico
El nuevo fármaco contra el virus del papiloma humano también previene otros tumores malignos
La vacuna frente al virus del papiloma humano (VPH) será la primera en prevenir un cáncer ginecológico, el de cérvix o cuello de útero, que es, después del de mama, el más frecuente en la mujer. Será también la segunda en el mundo frente a un cáncer de origen vírico, como es el hepatocarcinoma primario, que se está reduciendo drásticamente desde la introducción hace ya más de 10 años de la vacuna antihepatitis B. Además, la nueva vacuna recombinante contra el VPH contribuirá también a prevenir otros tumores relacionados con este virus, como los de ano, vagina, vulva, orofaringe y hasta el 50% de los de pene.
En España nueve sociedades científicas apoyan la vacunación a niñas de 11 a 14 años
Sólo en Europa se diagnostican 68.000 casos cada año, y fallecen 13.000 mujeres
Según datos publicados en 2002 en Cancer incidence, mortality and prevalence worlwide, anualmente aparecen medio millón de nuevos casos en el mundo y se producen 250.000 muertes. Sólo en Europa, que es una de las regiones de menor incidencia, se diagnostican 68.000 mujeres cada año y fallecen más de 13.000. De cada 10 casos, 8 se dan en los países en desarrollo. En algunos países de África es la primera causa de muerte en las mujeres mayores de 15 años. Los expertos pronostican que, si no se acometen estrategias universales de prevención, en los próximos 40 años morirán un millón de mujeres sólo en los Estados menos favorecidos.
La vacuna del VPH marca una nueva era en la lucha contra el cáncer. Así lo afirmaron en la Primera Cumbre Mundial sobre Cáncer de Cuello de Útero, convocada esta primavera en París, médicos, investigadores, autoridades sanitarias de diversos países, parlamentarias europeas, senadoras de EE UU y personajes mediáticos, como las campeonas olímpicas de gimnasia y esgrima, Nadia Conaneci y Laura Flessel, respectivamente, y la tenista ganadora del torneo de Wimbledon Gabriela Sabatini.
Este encuentro, desarrollado en la sede de la Unesco, fue organizado con el fin de crear la llamada Coalición contra el Cáncer de Cérvix. El oncólogo David Khayat, del hospital de la Pitié Salpétrière de París, y uno de los principales líderes de esta cumbre, afirmó que la presencia del VPH es condición sine qua non para la aparición del cáncer de cuello de útero.
Estudios publicados desde 2000 en Journal Clinical of Virology y en Lung Cancer sugieren que existe una mayor relación causal epidemiológica entre el VPH y el cáncer de cérvix que entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón.
"En este foro", anunció Khayat, "queremos hacer un llamamiento a los gobiernos de todo el mundo para mejorar la lucha contra esta enfermedad mortal mediante la educación, el fomento de las citologías periódicas y la promoción de la vacunación. Nuestro interés es que esta estrategia se vaya haciendo con equidad y solidaridad, sin olvidar a los países en desarrollo, que es donde se concentran el 80% de los casos. Conocemos el origen de este proceso, que es un virus, y ya tenemos todas las armas para acabar con él".
En el mismo sentido se expresó Sergio Pecorelli, de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO): "Es muy eficaz, en términos de sufrimiento humano y de costes sociosanitarios, disponer de una vacuna que con el tiempo acabaría con este tumor. Así lo demuestran algunos estudios desarrollados por la Escuela de Salud Pública de Harvard, de EE UU, y del grupo de Xavier Bosch, del Instituto Catalán de Oncología, en España. Además, se trata de un cáncer que se presenta generalmente en mujeres en edad fértil y que suele dar la cara cuando se encuentra en fases muy avanzadas, por lo que aboca a la muerte o a tratamientos muy radicales y agresivos".
La nueva vacuna, desarrollada por Sanofi Pasteur MSD, incluye los tipos 6, 11, 16 y 18, los cuatro principales responsables de este tumor y de otras lesiones precancerosas en vulva, vagina, orofaringe y pene. Próximamente, será comercializada otra vacuna por Glaxo SmithKline (GSG). Hasta el momento Estados Unidos (la FDA aprobó la vacuna en junio de 2006) y Australia son los países que han promovido y financiado oficialmente planes de vacunación. La Unión Europea registró su comercialización en septiembre pasado; 57 países han dado luz verde a su utilización y otros 50 han presentado las solicitudes de aprobación ante las pertinentes agencias regulatorias.
El ginecólogo Javier Cortés, asesor del Ministerio de Sanidad y Consumo español en esta materia, comunicó en París: "en España nueve sociedades científicas apoyan la vacunación sistemática a las niñas de entre 11 y 14 años, antes del comienzo de las relaciones sexuales, porque no ha habido contacto con el VPH y su capacidad inmunogénica es mucho mayor". Con diferencias por autonomías, la edad media de inicio de la actividad sexual se sitúa en los 17 años.
Algunas de esas sociedades científicas son las de Ginecología y Obstetricia (SEGO), Oncología Médica (SEOM), Pediatría, Vacunología y Medicina Preventiva. José Manuel Bajo Arenas, presidente de la SEGO, se reafirma en el pronunciamiento oficial de esta sociedad científica y de las ocho restantes que han firmado un documento de consenso para una cobertura universal.
"Otra cuestión", advirtió, "es de dónde va a salir el dinero que lo costee. Pero parece claro que serán las comunidades autónomas las que tomen decisiones para sus respectivos calendarios vacunales, una vez que se apruebe en España". Por el momento, Madrid acaba de anunciar su inclusión para la próxima legislatura.
Jaime de la Garza, director del Instituto del Cáncer de México, subrayó la importancia del otro brazo preventivo, como son las citologías periódicas: "Desde que en 1993 se implantó en nuestro país un ambicioso programa de cribado, la tasa de mortalidad por el cáncer de cérvix ha bajado drásticamente, gracias a que el tumor se diagnostica en fases tempranas. En este aspecto, es fundamental la educación sanitaria".
La Comisión Europea presentó a finales de 2003 una propuesta de recomendación sobre el cribado de distintos tipos de tumores, entre ellos, el de cérvix, con el fin de detectar precozmente la enfermedad mediante ciertas pruebas diagnósticas a personas supuestamente sanas y en edad de riesgo.
Como advierte José Antonio Vidart, jefe de Ginecología y Obstetricia del hospital Clínico San Carlos, de Madrid, y catedrático de esta especialidad en la Universidad Complutense, el VPH afecta al 5-10% de la población adulta, porcentaje que se eleva al 50% en edades jóvenes.
"Pero tampoco se trata de alarmar a la población, puesto que suele ser una infección asintomática y se cura espontáneamente. Sólo en el 5-10% de los casos se hace crónica y aparece el cáncer. La iniciación precoz en las relaciones sexuales, los frecuentes cambios de pareja y una condición socioeconómica baja, acompañados de una disminución de la inmunidad, son algunos de los principales factores de riesgo".
En más del 90% de los casos se considera una infección de transmisión sexual. Sólo en un número muy reducido el contagio puede ser por vía vertical (de madre a hijo durante la gestación o el parto) y por fómites (por ejemplo, compartir útiles de aseo personal: toalla, esponjas, palangana). El tabaquismo multiplica el riesgo.
"¡Dañó tanto mi feminidad!"
A Allison Nightingale, médico británica de 35 años, le diagnosticaron un cáncer de cérvix cuatro meses después de dar a luz: "Me encontré ante un aterrador estado avanzado y tuve que someterme a una operación mutilante del útero y del tercio superior de la vagina. La quimioterapia me debilitó mucho y fue muy duro. No pensaba tener más hijos, pero la imposibilidad absoluta que ahora me imponía el cáncer hizo que esta idea me torturase. ¡Dañó tanto mi feminidad y sexualidad! Además el miedo al dolor y a la muerte me atenazaban".
Allison, según su propia confesión en la cumbre de París, se sentía vacía y apenas femenina. No quería tener relaciones sexuales con su marido y se vestía con pantalones y ropa muy holgada.
"Si ahora disponemos de una vacuna que, además de salvar la vida, evita tanto sufrimiento físico y emocional, ¿por qué no proteger a toda la población susceptible de padecer este tumor?", se pregunta.
La psicóloga francesa Michèle Lachowsky, tras escuchar a la paciente, reconocía que también surgen sentimientos de culpabilidad y de vergüenza: ¿quién y cuándo me ha contagiado el VPH?, ¿cómo van a ser a partir de ahora mis relaciones íntimas?
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