Mal global
Son los bajos fondos de Estocolmo, aunque están copados por serbios, argentinos, albaneses, magrebíes, suecos... Es la nueva mafia, la mundialización del mal. Como el Jacques Audiard de la inmensa Un profeta, el sueco de origen hispano Daniel Espinosa muestra en Dinero fácil lo alejada del glamour que está la fauna criminal de Occidente. Y lo hace con una potencia visual distante tanto del modelo clásico de los padrinos como de la vertiente scorsesiana. Cine para tiempos de crisis mundial.
Con una banda sonora calcada a las creadas por Gustavo Santaolalla para las películas de Alejandro González Iñárritu, Espinosa utiliza un rosario de historias paralelas que convergen en un protagonista que atrapa por su complejidad: un universitario que, para esconder sus orígenes pueblerinos, utiliza unos aires de grandeza que le ayudan a ascender en el escalafón social y, por efectos de la nueva economía, en los círculos criminales.
DINERO FÁCIL
Dirección: Daniel Espinosa.
Intérpretes: Joel Kinnaman, Matias Padin, Dragomir Mrsic, Lisa Henni, Mahmut Suvakci, Jones Danko.
Género: thriller. Suecia, 2010.
Duración: 124 minutos.
Y es justo ahí donde la película se hace más atractiva, más terrorífica, por la posibilidad de que ciertos bancos estén controlados de forma invisible por las mafias, inmersas en sus consejos de administración a través de testaferros. Más que nunca, parecemos vivir en un mundo dominado no por Estados, Gobiernos o agencias de inteligencia, sino por multinacionales, corporaciones y entidades bancarias, y el cine elucubra sobre ello.
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