“Yo cobré 9.000 euros por matar al empresario”
El joven colombiano acusado de asesinar al director del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona revela cómo le dio muerte y con qué apoyo contó para hacerlo
“Vi que Félix bajaba por la calle. Saqué la pistola y la oculté bajo un periódico que llevaba en la otra mano. Me coloqué detrás de él y, al girar la esquina donde hay una sucursal del Barclays, le disparé un tiro en la cabeza. Salí corriendo, giré por la avenida Diagonal y llegué a la esquina en la que me estaba esperando Yader con un Citroën C4. Unas horas después cobré 9.000 euros en metálico”. Jorge Andrés Madrid, un colombiano de 23 años, confesó así, con aplomo y frialdad, cómo mató a Félix Martínez Touriño, director del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB). Un crimen por encargo.
Touriño fue asesinado de un balazo en la nuca el pasado 9 de febrero en la confluencia de la calle de Santaló con Travessera de Gràcia, en el corazón de Barcelona. El homicida, alto y corpulento, pelado y con un piercing en una oreja, llevaba la cara tapada por un pasamontañas. En su huida, se deshizo de esta prenda y de una pistola Daewoo DP-51, coreana, que tiró a un contenedor de escombros.
La cámara de seguridad de un establecimiento grabó el momento en que el pistolero 'ejecutó' a Touriño por la espalda
La pistola homicida salió de un comercio que vendía armas fuera de uso, restauradas después por delincuentes
Los Mossos d'Esquadra se encargaron de las investigaciones y lo primero que hicieron fue bucear en la biografía de la víctima para intentar hallar el móvil del asesinato. Martínez Touriño, a sus 36 años de edad, era un empresario exitoso, recto, sin problemas económicos, sin enemigos conocidos... Nada que explicase quién ni por qué le había arrebatado la vida. Nada que rompiese su rutina. Nada, excepto la irrupción de un desconocido que decía llamarse Óscar y que desde una semana atrás le tenía sometido a un acoso constante para que le vendiese un coche BMW que había puesto a la venta a través de la página web coches.net.
En el primer contacto, el tal Óscar, con un indisimulado acento colombiano, se había presentado diciendo que trabajaba en el puerto de Barcelona, aunque aseguraba que tenía mucho dinero en su país. Ambos se vieron en Casteldefells, a donde Martínez Touriño llegó acompañado de un amigo porque así se lo recomendó su novia Carolina, una abogada que desde el minuto cero receló del misterioso comprador del automóvil.
A los tres días, Óscar acudió a una nueva cita con Martínez Touriño en una llamativa motocicleta Harley Davidson. Sólo unas horas más tarde, este individuo se plantó ante Touriño, su novia y unos amigos cuando estaban cenando en uno de los mejores restaurantes chinos de Barcelona. El 8 de febrero, el directivo del centro de convenciones confió a su novia que le había vuelto a llamar el cargante colombiano. Su insistencia empezaba a ser mosqueante. Y ésa sería la primera pista que siguieran los agentes de los mossos para aclarar el asesinato.
El análisis del móvil de la víctima reveló que, además de las comunicaciones habituales de sus colaboradores y familiares, había unas llamadas realizadas desde un teléfono inhabitual y otras desde una cabina pública muy próxima al lugar donde el directivo cayó fulminado por una bala. El listado de llamadas efectuadas desde esa cabina permitió a los mossos comprobar que, en las horas previas al crimen, alguien había telefoneado a varios números de Colombia y Madrid, así como al terminal que había utilizado el misterioso Óscar para hablar con Martínez Touriño.
La pista telefónica dejó al descubierto la existencia de un grupo de personas conectadas por lazos de parentesco o amistad. Entre ellos estaba Sahid Sánchez Zuluaga, que resultó ser el enigmático Óscar. Pero es que, además, este hombre resultó ser cuñado de Manuel Moreno Blancas, jefe del área de audiovisuales del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, por estar casado con su hermana María del Pilar. La víspera del crimen, Manuel Moreno y Sahid habían hablado por teléfono nada más y nada menos que 17 veces. Sospechoso.
Los mossos averiguaron que las relaciones entre Manuel Moreno y su jefe Martínez Touriño eran tensas porque éste sospechaba que el primero actuaba de forma irregular y que estaba aprovechando su puesto para hacer negocios privados. La situación había llegado hasta tal extremo que el director del CCIB ya le había comunicado a Moreno su intención de prescindir de sus servicios.
Las cámaras de seguridad de varios bancos, una joyería, un aparcamiento y otros establecimientos próximos a la calle de Santaló, donde ocurrió el asesinato, han sido otra valiosa fuente de información para los investigadores. En las horas inmediatas al crimen, esos ojos electrónicos captaron a varios de los sospechosos merodeando por la zona o aparcando sus vehículos en las proximidades. En una de las grabaciones, incluso, es posible contemplar el asesinato en directo: Martínez Touriño camina arrastrando una pequeña maleta mientras un joven rapado se sitúa detrás de él y, sin mediar palabra, le pega un tiro en la nuca; la víctima cae fulminada, mientras el sicario huye hacia un coche en el que le espera otro hombre. El chico de cabello rapado, captado por la cámara de un cajero del Deustche Bank, fue identificado como Jorge Andrés Madrid.
Los policías emplearon cuatro meses en atar cabos y llegar a desentrañar la madeja. Pasado ese tiempo, un equipo conjunto de mossos y agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) detuvieron a finales del pasado junio al supuesto pistolero cerca de su casa de Parla (Madrid). A la vez fueron arrestadas varias personas más, entre ellas Manuel Moreno, sobre el que la juez Carmen García Martínez tiene sospechas de que fue el inductor del crimen.
El supuesto sicario confesó cómo entró en escena: unos días antes del asesinato se encontró con su amigo y compatriota Yader Jair Castro en una discoteca de la plaza de La Cubierta, de Leganés (Madrid). "Me comentó que le habían llamado de Barcelona para hacer una cosa donde se ganarían 12.000 euros, de los que Yader se quedaría con 3.000 y yo con 9.000", explica Jorge Andrés Madrid. Desde 2005 había trabajado de camionero, repartidor de pizzas, peón de albañil y empleado de una empresa de alcantarillado. En ese momento estaba en el paro y sin un euro en el bolsillo.
El supuesto homicida, decidido a participar en esa cosa, prosigue: "Quedé con Yader a las seis de la mañana del sábado 7 de febrero para salir hacia Barcelona. Me recogió con un Citroën C4 plateado que era de la pareja de su madre. En Barcelona contactamos con un hombre de nombre Sahid, que conducía un todoterreno Pathfinder de color verde. Este hombre nos explicó que teníamos que quitar la vida a un señor porque éste quería dejar sin trabajo a la familia de su mujer. Concretamente nos dijo que el hombre al que había que matar iba a dejar sin trabajo a alguien de su familia. Ese mismo sábado, después de comer, Sahid nos mostró el portal del piso donde vivía el hombre al que había que matar y más tarde fuimos a donde vivía su novia. Al que había que matar se llamaba Félix".
El supuesto sicario, en presencia de la abogada Anna Rodríguez Campoy, relata a continuación los preparativos del crimen: "Esa misma tarde, fuimos a un aparcamiento. Sahid sacó de un coche blanco una pistola Daewoo que, según dijo, había comprado para otros propósitos. El propio Sahid me enseñó cómo funcionaba el arma, ya que yo nunca antes había manejado ninguna. Para poder identificar al que había que matar Sahid nos entregó una fotografía del señor Félix". El arma había sido comprada en una armería de Viladecans (Barcelona) de la que han salido cientos de pistolas inutilizadas que más tarde han sido restauradas y puestas en funcionamiento por bandas delictivas.
Tras horas de espera y vigilancia en los alrededores de la casa de Touriño y de su novia, el pistolero divisó a la víctima. "Vi a Félix con su novia, pero no tuve valor para matarle porque yo nunca había hecho una cosa así. Me fui en busca de Yader y me inventé una excusa para justificar por qué no le había matado. En ese momento, Yader llamó a Sahid para comunicarle que no había podido hacerlo, y Sahid dijo que no pasaba nada, que ya se haría en otro momento".
Durante las horas siguientes, el comando asesino se dedicó a controlar nuevamente las viviendas de la víctima y de su novia Carolina; y hasta Sahid, a bordo de una potente moto Harley Davidson, acudió a una nueva cita con Touriño con la excusa de comprarle el BMW. Al caer la noche del domingo, día 8, el joven sicario y su amigo Yader fueron convocados por Sahid a una reunión. "Sahid llegó acompañado de un hombre al que presentó como su cuñado, del que dijo que trabajaba con Félix en la misma empresa", recuerda el pistolero.
El relato del supuesto homicida se vuelve tenso y trepidante conforme se acerca el momento cumbre del crimen: "El cuñado de Sahid [presuntamente Manuel Moreno] nos advirtió que Félix tenía que salir a las 8.30 de la mañana del lunes porque tenía que viajar a Francia y era muy importante no dejarlo ir. El motivo por el que teníamos que hacerlo antes de que se fuera a Francia, según nos dijeron Sahid y su cuñado, era porque allí iba a haber una reunión en la que iban a despedir a toda la familia de Sahid de la empresa que dirigía Félix".
El día D, el homicida y su cómplice durmieron en un hotel. Se levantaron a las seis de la madrugada. Se dirigieron al portal de la vivienda de Touriño. El pistolero se tomó un café en un bar próximo, mientras que su socio se dirigió a un coche que la noche anterior habían dejado aparcado en las cercanías. Al ver a Touriño, el sicario se acercó al empresario y le descerrajó un tiro en la nuca, tras lo que corrió hasta el automóvil donde le aguardaba su cómplice. Con el corazón desbocado, Yader Jair telefoneó a Sahid Sánchez para decirle: "Ya está hecho".
Jorge Andrés Madrid y Yader viajaron sin pérdida de tiempo a la capital de España. "Esa misma tarde, según me contó Yader, Sahid se trasladó a Madrid a pagar el dinero. Yo cobré 9.000 euros en un sobre blanco, en billetes de 50", señala el joven matón. Éste explicó también las dudas que le asaltaron a la hora de cumplir el sangriento encargo: "El sábado anterior, cuando no me atreví a hacerlo, pensé que me matarían a mí. Por eso lo hice el lunes siguiente. Tenía miedo porque yo sabía muchas cosas del asunto y me conocían tanto Yader como Sahid. En Colombia, las cosas funcionan así".
Con el dinero obtenido por el sangriento trabajo, el homicida pagó unas deudas -desde hacía meses estaba sin trabajo- compró un billete y voló a Colombia para conocer al hijo que había dado a luz una mujer con la que antes había tenido relaciones. Regresó a España un mes después.
Los Mossos d'Esquadra detuvieron a finales de junio al presunto homicida, al supuesto inductor y a otros familiares de ambos. Faltaban por localizar a Yader y Sahid, que habían huido a Colombia. Yader fue capturado en Medellín y Sahid lo fue el pasado 21 de septiembre en Cartagena de Indias gracias a los pinchazos telefónicos y a las pistas halladas en Internet y en la red social Facebook. Los Mossos d'Esquadra dan el caso por cerrado. Falta que hable la justicia.
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