Madrid, la avanzadilla de España
Hasta hace apenas seis años, Madrid era un laboratorio casi infalible para predecir el futuro político de España. En 1979, la izquierda (PSOE más PCE) arrebató a UCD el Gobierno del Ayuntamiento de Madrid y anticipó la victoria socialista en España: solo tres años después, Felipe González ganó las elecciones generales y gobernó 14 años seguidos.
En 1995, el Partido Popular logró, con Alberto Ruiz-Gallardón, mayoría absoluta y acabó con 12 años de mandato socialista en la Comunidad de Madrid. Solo un año después, en 1996, Aznar ganó las elecciones generales y acabó con 14 años de mandato socialista en España.
En 2003, el PSOE, con la previsible alianza de IU, arrebató la mayoría absoluta al PP en la Comunidad de Madrid tras ocho años de poder popular, aunque dos tránsfugas socialistas arruinaron aquel resultado y obligaron a repetir las elecciones, que devolvieron la hegemonía a los populares.
Solo un año después de aquel éxito socialista frustrado en la Comunidad de Madrid, Zapatero llegó al Gobierno de la nación poniendo fin a ocho años de aznarismo.
Desde entonces, la serie histórica se ha truncado porque el PSOE ha mantenido su hegemonía en España mientras que en la Comunidad de Madrid los resultados se alejan cada día más de la posibilidad de recuperar el Gobierno regional.
En las últimas elecciones generales, el PSOE cosechó el 40% de los votos escrutados en Madrid; en las últimas elecciones autonómicas se quedó en el 33%, siete puntos menos.
El episodio de los dos tránsfugas socialistas hizo mucho daño al Partido Socialista de Madrid. Dos diputados que, además, pertenecían al grupo de Renovadores por la Base que se ufanaban de haber contribuido con sus votos al éxito de José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso, donde ganó a José Bono para hacerse cargo de la Secretaria General del PSOE.
El candidato socialista de 2003 a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Rafael Simancas, secretario general del PSM, logró un resultado casi histórico. El segundo mejor en las seis elecciones autonómicas celebradas hasta entonces y redujo la diferencia con el PP a solo siete puntos. Un resultado suficiente para gobernar si no hubiera sido por los diputados tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez. La repetición de las elecciones, unos meses después, dejó a Simancas con un 3% menos de votos, suficiente para que el PP de Esperanza Aguirre arañase los dos escaños que necesitaba para lograr la mayoría absoluta que le permitía gobernar.
Zapatero intentó maniobrar entre las primeras elecciones y las segundas tras el episodio de los dos tránsfugas. En el verano de 2003 habló con Gregorio Peces-Barba, un veterano socialista al que tenía especial aprecio, y le ofreció encabezar la lista a las elecciones de la Comunidad de Madrid que se iban a celebrar en octubre. Peces-Barba aceptó, pero Zapatero no pudo con el partido en Madrid. Rafael Simancas, secretario general del PSM, y el candidato que se había quedado a las puertas de la presidencia de la Comunidad de Madrid por culpa de la traición de dos de los diputados que le acompañaban, reivindicó su derecho a repetir el primer puesto de la lista autonómica. Zapatero no se atrevió a forzar un conflicto interno en medio de una de las situaciones más delicadas por las que atravesaba su partido en Madrid y se olvidó de su apuesta por Peces-Barba.
Simancas fracasó en su segundo intento. Cuatro años más en la oposición, desde 2003 hasta 2007, tuvieron un efecto demoledor sobre las expectativas electorales de los socialistas madrileños. Mientras el PSOE de Zapatero mantenía sus resultados en las elecciones generales de 2008 respecto a las de 2004, con un leve descenso, el PSM de Rafael Simancas se desplomaba en las elecciones autonómicas hasta el 33%, el tercer peor resultado de su historia.
Por primera vez en la actual etapa democrática, el partido del Gobierno de la nación lleva más de un año siendo distinto del partido del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.