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Tribuna:Laboratorio de ideas
Tribuna
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El caballo de Troya de Europa

Europa se encamina inevitablemente hacia un rescate de Grecia. Habrá financiación de emergencia. Habrá condiciones. Habrá las promesas de rigor por parte del Gobierno de Atenas. Esto hará posible que el Gobierno griego pague su deuda. Los mercados se tranquilizarán. Las consecuencias a largo plazo no serán agradables, pero serán problemas para más adelante.

Algunos dirán que el error fatal fue el de permitir desde el principio que Grecia adoptase el euro. Debería haber estado claro que el país no estaba preparado. Sus políticas fiscales ya estaban fuera de control cuando se integró en la Unión Monetaria en 2001 y sus sindicatos hacían campaña para que los salarios subiesen hasta niveles europeos, a pesar de la renqueante productividad.

España ve la imagen de su futuro en Grecia. O, si no lo ve, los mercados sí. Portugal e Italia no están mejor

Pero esta respuesta es demasiado simple, dado que esos signos de mal funcionamiento no se limitan a Grecia. España, con su tasa de paro del 20% y su explosivo déficit presupuestario, ve en Grecia la imagen de su propio futuro. O, si no lo ve, los mercados sí lo hacen. Portugal e Italia no están mucho mejor.

Al igual que Grecia, estos países se enfrentan ahora a fuertes recortes presupuestarios. Al igual que Grecia, no pueden devaluar la moneda para estimular las exportaciones. Al igual que Grecia, se enfrentan a profundas recesiones. Y al igual que Grecia, sentirán la tentación de pedir ayuda.

Todo esto plantea la pregunta obvia: ¿el verdadero error fue desde el principio crear el euro? Dado que fui uno de los pocos estadounidenses que defendieron la moneda única europea, estaría justificado que se preguntasen si me estoy replanteando lo que dije.

Mi respuesta es que no, crear el euro no fue un error, pero podría ser un error en ciernes. La crisis griega demuestra que Europa sólo está a medio camino de crear una unión monetaria viable. Si sigue por el mismo camino, la próxima crisis hará que ésta parezca un tranquilo paseo por el parque.

Para completar su Unión Monetaria, es necesario que Europa cree un mecanismo de financiación de emergencia adecuado. Actualmente, los demás Estados miembros sólo pueden ofrecer ayuda a Grecia saltándose las normas, que les impiden hacer préstamos salvo en respuesta a desastres naturales o a circunstancias que escapen al control de un país. Esto acrecienta la incertidumbre. Cuando los dirigentes de Europa ofrecen ayuda, los ciudadanos y los mercados piensan que están siendo deshonestos. Si lo que crea estos problemas es el Tratado de Lisboa, entonces debería modificarse el Tratado.

Es más, la ayuda debería llegar no sólo con condiciones, sino con el control temporal del presupuesto nacional por parte de un comité de "expertos especiales" nombrado por la Unión Europea. La historia nos enseña que las meras promesas del receptor no bastan.

Sin duda, los países a los que se apliquen estas medidas se sentirán ultrajados. Bueno, nadie les obliga a aceptar el dinero. ¿Les preocupan los daños morales? Aquí tienen la solución. Tengan también en cuenta que esto sería un mecanismo disciplinario mucho más eficaz que el difunto Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Puede que también se pregunten: ¿cómo se sentirían los californianos si su Estado se viese obligado a poner temporalmente su presupuesto en manos de un experto especial nombrado por la Administración del presidente Barack Obama? En realidad, es probable que no les importase.

El experto especial no sería un conciudadano californiano, pero sí sería un compatriota estadounidense. La gente entendería que estaría actuando por el bien del Estado y también por el del país. Les tranquilizaría el hecho de que California envía representantes a Washington, DC, de donde provendrían las órdenes dictadas por el experto especial.

Los europeos no hacen estas cosas porque se ven como griegos o alemanes ante todo. No interfieren en las "prerrogativas soberanas" de otros Estados miembros. Alemania se muestra especialmente reacia, dados los recuerdos de su comportamiento durante la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en Grecia.

Bueno, si Europa se toma en serio su Unión Monetaria, tendrá que superar su pasado. Necesita no sólo vínculos económicos más estrechos, sino también vínculos políticos más estrechos. Los que dirijan un mecanismo de financiación fuerte tendrán que estar fuertemente controlados. Tendrán que responder ante un Parlamento Europeo fuerte.

Los electores de la canciller alemana Angela Merkel odian los rescates económicos, porque saben que son ellos los que apechugarán con el rescate. Se oponen a todo lo que huela a integración política europea.

Pero Alemania no está libre de responsabilidad en esta crisis. Exigió que hubiese un banco central extraordinariamente independiente que no tuviese que rendir cuentas a nadie y que ahora dirige una política monetaria excesivamente estricta, lo cual ha agravado la precaria situación de los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España).

El enorme superávit de la balanza comercial de Alemania empeora aún más los problemas de estos países. Alemania también ha hecho demasiado poco en cuanto a estímulos fiscales para apoyar a la economía europea.

Alemania se ha visto enormemente beneficiada por la creación del euro. Debería devolver el favor. Debería impulsar la creación de un sistema de préstamos de emergencia, y la integración política para que eso sea factible. Debería ofrecer más apoyo fiscal. ¿Y quién mejor que Alemania para hacer presión a favor de un Banco Central Europeo sometido a más control?

La crisis griega podría ser el caballo de Troya que conduzca a Europa hacia una integración política más profunda. Esperemos que así sea.

Copyright: Project Syndicate, 2010.

www.project-syndicate.org.

Traducción de News Clips.

Barry Eichengreen es catedrático de Economía y Ciencias Políticas en la Universidad de California en Berkeley.

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