La novela detectivesca, según P. D. James
P. D. James publicó en inglés Todo lo que sé sobre novela negra en 2009, a los 89 años. En agosto pasado cumplió 90. Seguro que no le ha gustado la traducción española del título original, Talking about detective fiction, porque tiene las cosas muy claras: una cosa es novela negra y otra narrativa detectivesca, definición que utiliza. El libro es una delicia, con ironía y humor. Sus colegas salen bien y mal parados, busca los pros y los contras, muchas veces ataca por voz interpuesta. Ejemplo: W. H. Auden decía que "la sola presencia de un cuerpo en el suelo de un salón puede ser más tenebrosa que unas docenas de cadáveres acribillados a balazos en las infames calles de Chandler".
Todo lo que sé sobre novela negraP. D. James
Traducción de María Alonso
Ediciones B. Barcelona, 2010
182 páginas. 17,50 euros
A James no le gusta la novela negra estadounidense, demasiada violencia. Opina que Raymond Chandler da una visión demasiado romántica y alejada de la realidad para ser verosímil y, en consecuencia, su investigador Philip Marlowe resulta tan "fantástico como Lord Peter Wimsey", de Dorothy Parker. Pero hace un interesante análisis comparativo de la literatura policiaca que se escribía en el Reino Unido en las dos décadas de entreguerras (la conocida como Época Dorada) y lo que se hacía al otro lado del Atlántico. Si la británica se ocupa de poner "orden en el desorden", Hammett y Chandler exploran "el desgobierno, la prohibición, la corrupción, el poder y la violencia".
La escritora cita el hard boiled porque cree que debe hacerlo, por su influencia, pero el libro está centrado en la narrativa detectivesca británica. Fue un encargo de la Bodleian Library de Oxford para que escribiera sobre el género inglés. Por eso no debemos decepcionarnos si al gran Simenon apenas sí le dedica unas líneas, muy elogiosas.
Buena parte del libro está dedicado a la Época Dorada: Nicolas Blake, Edmund Crispin, Cyril Hare, buenos, pero esclavos de las convenciones y reglas del género. Dorothy L. Sayers , que "contribuyó a que la narrativa detectivesca fuera un género intelectualmente respetable", y, entre otros, a Agatha Christie, aquí no se corta un pelo, "una ilusionista literaria que coloca a sus personajes de cartón boca abajo y los mueve con pragmática astucia". Sus "artificios como la solución final son siempre más ingeniosos que verosímiles", aunque tiene el mérito de entretener a "millones de personas".
La verosimilitud es la apuesta de P. D. James. Su objetivo es obtener el máximo realismo. Parte de cuatro elementos primordiales: el contexto, que puede establecer una atmósfera desde el primer capítulo; la narración, nunca en primera persona, porque el lector solo sabría lo que cuenta el narrador; los personajes, con todos sus matices, y la estructura. Uno de los aspectos que más interesa a la escritora es cómo una investigación de un asesinato afecta y perturba a los vivos. Así ha logrado novelas tan redondas como Sabor a muerte, Intrigas y deseos o Muertes poco naturales, protagonizadas por el comandante Adam Dalgiesh, de Scotland Yard.
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