Otro monstruo perfecto

Poesía. José luis piquero escribe sin red. En 1997 publicó Monstruos perfectos (Renacimiento), un libro claro y descarnado, uno de los grandes libros de la poesía española de las últimas décadas. Cuando hace cinco años José Luis Piquero (Mieres, 1967) reunió sus tres primeros poemarios en un solo volumen le puso un título que daba el tono de un conjunto en el que el repaso a la propia vida estaba vacío de todo lirismo complaciente: Autopsia (DVD Ediciones). Aquel libro obtuvo el Premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España y, sobre todo, devolvió a su autor a las librerías.

De los 12 años que han pasado desde Monstruos perfectos José Luis Piquero ha salvado sólo 34 poemas en El fin de semana perdido. En la nota que cierra el libro explica la razón de tal escasez: más que el resultado literario de la escritura le interesa, dice, el proceso, "lo que viene antes y después del poema, la búsqueda a ciegas y el encuentro con la sorpresa (...) La poesía no son los versos sino la mirada, la sensación, el hallazgo".

Como explica en esa misma nota, Piquero mira hacia adentro (por la vía del expresionismo) y a su alrededor (por la del mejor realismo) "para conjugar con palabras el sentido de las cosas que ocurren, el verdadero alcance de las emociones". El resultado de esa indagación es cualquier cosa menos tranquilizador: "Que levante la mano el que quiera morirse siendo útil y sensato", dice, a modo de aviso, el primer poema. Por decirlo así, el que peor queda en estos versos es su protagonista, cosa rara en un género acostumbrado a ser el pliego de descargos de todas las miserias.

"Si cerrara los ojos / ¿sabré escuchar lo que no ven los ojos?", leemos en Wakefield, un título que procede del relato de Nathaniel Hawthorne que habla de alguien que un día abandona su casa. Ese asunto, con todas sus consecuencias sentimentales, atraviesa este libro, uno de los mejores que ha dado la poesía española este año.