La frescura de los clásicos
En el XVIII inglés, junto a Fielding, Defoe y el excéntrico y genial Sterne, brilló con luz propia -y lo sigue haciendo todavía- el escocés Tobias Smollett. Fue autor de varias novelas en las que mostró la cara sórdida de una picaresca donde su carácter pesimista se luce a fondo realzando la fealdad y brutalidad del mundo; con una sola excepción: la que representa su muy divertida novela La expedición de Humphry Clinker, una novela epistolar donde relata el viaje por la Inglaterra del rey Jorge III, el rey loco, de un caballero misántropo y atacado de gota como corresponde a su dignidad de tal, el señor Matthew Bramble; un viaje en el que lo acompañan sus sobrinos, su hermana solterona y un tal Humphry Clinker, un mozo de cuadra abandonado al nacer que se les incorpora como criado. La trama es simple, pero lo que convierte a esta obra en una delicia es tanto el cuadro de costumbres y peripecias que retrata como las voces de los diversos miembros del grupo que van contando y complementando desde sus diversos puntos de vista el fascinante transcurso del viaje, todo ello expuesto con un humor excelente para regocijo del lector.
En el XVIII inglés, junto a Fielding, Defoe y Sterne, brilló con luz propia -y lo sigue haciendo todavía- el escocés Tobias Smollett
En Suecia no sólo se escribe macabra novela negra, sino alta literatura; tan alta como la que firma August Strindberg
Un siglo después, otro inglés, Charles Dickens -cuyo itinerante y maravilloso Pickwick emparenta con la no menos itinerante novela de Smollett- publica, entre Nicholas Nickleby y Cuento de Navidad, una novela peculiar, La tienda de antigüedades, que, como las obras de su primera época, incide en el tono social y de denuncia que lo caracterizaron. Se trata de una variante del tema de los niños maltratados, utilizados y perseguidos que ya inició con su aclamada Oliver Twist y que rematará con La pequeña Dorrit, aunque este tipo de personaje no lo abandona nunca. La pequeña Nell es una niña angelical que acompaña a su abuelo a lo largo de una serie de desplazamientos mientras es perseguida por el malvado enano Daniel Quilp. El peregrinaje, muestra de la importantísima influencia de Cervantes en la novela inglesa desde el XVIII, ofrece, como en la novela de Smollett, una variedad de personajes y situaciones extraordinarias. Aún no estamos ante la hondura y calidad humana de sus grandes personajes y secundarios ni de la densidad y complejidad de sus últimas novelas, pero en su estructura y desarrollo está ya presente el poderío novelesco del autor de David Copperfield. Es una de las novelas menos frecuentemente editadas en España y su lectura es una garantía de emoción y entretenimiento.
En lo que respecta a la lengua francesa, hay dos libros que destacan sobremanera. El primero es Bel Ami, de Maupassant, en nueva y muy cuidada traducción, una historia bien conocida que trata el tema del ascenso de un emergente en una sociedad cerrada; del mismo modo que el desclasado Julian Sorel de Rojo y Negro alcanza un lugar en la sociedad que no le pertenece por nacimiento valiéndose de su cualidad de trepador y del camino que se le abre como educador y seductor a partes iguales, el joven y guapo exmilitar Georges Duroy inicia su sórdida ascensión social de trepador sin escrúpulos como periodista, que era en la época el otro camino para hacerse un hueco en la cerrada sociedad clasista. El relato de esa época y de esa sociedad es estupendo; el héroe ya no pertenece al romanticismo sino al más duro realismo y es de notar la formidable serie de personajes femeninos que retrata. Por cierto que se acaba de publicar también una antología de relatos de Maupassant, reunidos y traducidos por Mauro Armiño, bajo el título Todas las mujeres donde aparecen los personajes femeninos de sus cuentos haciendo un total de 73. Es una idea excelente con un resultado soberbio.
El segundo autor francés es el prolífico y fascinante Jules Verne. Esta vez nos lleva nada menos que hasta Transilvania donde vamos a encontrarnos con un misterioso castillo abandonado que, de pronto, da señales de vida. Una pareja complementaria -un guardabosques valeroso y un atemorizado médico- se disponen a desentrañar el misterio de la torre humeante y correrán aventuras netamente vernianas, esta vez de corte sobrenatural, hasta el punto de que se ha venido a decir que la novela anticipa el mundo de los zombis que tanto predicamento tiene en la actualidad. Para que no falte de nada, un joven conde cree escuchar en el mismo lugar la voz de su amada, una famosa cantante muerta en plena representación. Amor, terror y leyenda se aúnan para ofrecer una historia ciertamente atípica de este formidable inventor de historias.
Humillados y ofendidos es la primera novela propiamente extensa de Fiódor Dostoievski. Anteriormente, Dostoievski había logrado un gran éxito con su primera novela, Pobres gentes, a la que siguió El doble, una obra maestra que nadie apreció (ni entonces ni ahora). Dostoievski tomó el camino del radicalismo político, lo que le valió una condena a ocho años de trabajos forzados en Siberia, donde, con inusitada crueldad, fingieron fusilarle junto a sus compañeros, lo que le marcó para siempre. A la vuelta de Siberia cuenta su terrible experiencia en Recuerdos de la casa de los muertos y posteriormente, convertido a una especie de cristianismo sui generis, escribe Humillados y ofendidos. Es importante relacionar estas obras porque en todas ellas encontramos el mismo asunto: el del hombre aplastado por la burocracia y el poder, roto y desplazado, carente de todo consuelo. En realidad, Humillados y ofendidos es una vuelta de tuerca al mundo de las "pobres gentes", pero escrita después de su traumática experiencia y en ella se marcan las grandes líneas de lo que será, en palabras de Nabokov, el "sentimentalismo melodramático" que va a caracterizar toda su obra posterior.
El protagonista de la novela en un escritor que, como el propio autor, ha publicado una primera novela con éxito y cuya incapacidad para las relaciones sociales lo aíslan del mundo intelectual y literario. La galería de personajes humillados es amplia y sugestiva: la novia que abandona al escritor para fugarse con el hijo de un príncipe contra la voluntad de los padres de éste; el padre de la novia, que vive con vergüenza la fuga y la repudia; una niña a la que el escritor rescata de las garras de una alcahueta... en fin, puro Dostoievski en una novela que no está considerada entre las grandes, pero que está escrita con una convicción y una compasión memorables.
Ruso es también Isaak Bábel. También como Dostoievski vio pronto reconocida su obra y se mantuvo en buenas condiciones dentro del régimen soviético gracias a la protección de Máximo Gorki, que lo admiraba. Caballería Roja, su obra más famosa, es un conjunto de relatos que tienen como fondo su propia experiencia al servicio del Ejército Rojo, primero en la defensa de Petrogrado contra la Guardia Blanca del general Yudénich y luego en la célebre Caballería Roja de Budionny en la guerra contra Polonia. Los cuentos que integran este libro fueron publicados en 1924 y son una de las cumbres de la literatura rusa del siglo XX. Dedicado al arte de manera absorbente escribió relatos breves y luminosos, de apariencia sencilla y rara intensidad, trabajados con un cuidado obsesivo, que presentan personajes heroicos y complejos a la vez, con algunos toques de erotismo; aunque están basados en la mencionada campaña de la Caballería Roja se encuentran perfectamente fundidos en la ficción, por lo que poseen una alta autonomía literaria. Leídos hoy, muestran una frescura incomparable. A la muerte de Gorki, Bábel perdió todo apoyo y a causa de una injusta acusación fue depurado y asesinado por la policía de Stalin.
En Suecia no sólo se escribe macabra novela negra, como piensan muchos hoy en día, sino alta literatura; tan alta como la que firma August Strindberg, uno de los genios del siglo, autor dramático excepcional que no dudó en tocar otros géneros como la novela. Precisamente su última novela, que muchos juzgan testamentaria, se acaba de publicar en España: Banderas Negras, un panfleto particularmente cruel contra el mundo intelectual y literario de su tiempo que no deja títere con cabeza. Strindberg tenía una personalidad "que ofrecía componentes psicótico-paranoides que se manifestaban en la relación con casi todas las personas de su entorno y que se agravaron en alguna de sus crisis a causa del abuso del alcohol y los estupefacientes". La novela posee manifiestas irregularidades de estructura y a veces se apelmaza, pero en su escritura emerge un autor cuya fuerza expresiva supera todos los obstáculos con una fuerza satírica demoledora.
Sueco es también Hjalmar Söderberg, autor de una obra excepcional: Doctor Glas. La publicó con escaso éxito Carlos Barral en formato bolsillo gracias a la recomendación de Gabriel Ferrater, traductor de la misma. Los editores han tenido el acierto de añadir como prólogo el informe de lectura del propio Ferrater. Publicada en 1905, está escrita en forma de diario por el propio doctor Glas, que cuenta cómo una atractiva mujer -casada con un sacerdote al que no ama y cuya ansiedad sexual es recibida por ella como una agresión permanente- se enamora de otro hombre y reclama su ayuda para salir de la complicada situación; pero el verdadero protagonista es el doctor Glas que, a cuenta de su intervención, muestra una compleja personalidad brillantísimamente desarrollada por Söderberg que acaba ahondando en la clásica relación entre Eros y Tánatos.
Joaquim Maria Machado de Assis es un caso literario singular. Nació en 1839 en Río de Janeiro, en una familia humilde; era nieto de esclavos, mulato, epiléptico y tartamudo. Apenas pisó la escuela y fue un completo autodidacta; su perseverancia y coraje lo convirtieron en el más grande autor brasileño del siglo XIX llegando a fundar y presidir la Academia Brasileira de Letras. Es autor de grandes novelas, como las Memorias póstumas de Bras Cubas, Quincas Borba o Don Casmurro. Como cuentista es contemporáneo de Maupassant y Chéjov, a los que antecede en el género. Estos Cuentos de madurez son una antología de treinta relatos. En ellos Machado aborda una gran variedad de temas, todos ellos referidos a los grandes asuntos que sacuden el alma humana, como la avaricia, la envidia, la locura, el sentido de la culpa, etcétera. En realidad, Machado es uno de los fundadores del género cuento y, como tal, su audacia, sus investigaciones formales, su variedad de recursos es apasionante y refrescante a la vez. Un clásico indiscutible de obligada lectura.
Y siguiendo con cuentos, hablemos de dos antologías. La primera, al cuidado de Antonio José Navarro, es La cabeza de la Gorgona, una colección de relatos que tienen por aglutinante lo monstruoso, la concepción del monstruo concebido como una especie de contradicción con el orden establecido, un enemigo de la normalidad, un engendro diabólico y una visión absolutamente negativa de la vida. Los hombres-lobo, los poseídos, la mujer pantera... todo el imaginario del horror de la anormalidad nos es presentado aquí en una serie de relatos firmados por maestros del género como Beresford o Langelaan o por inesperadas sorpresas: ¿se imaginan ustedes a la Louisa May Alcott de Mujercitas relatando la historia de la maldición de una momia egipcia? Pioneros es una antología de relatos norteamericanos del siglo XIX. Una antología en la que no falta nadie con cuentos verdaderamente representativos, nada de gato por liebre. Encabezados por el Rip van Winkle de Irving, por aquí desfilan Hawthorne, Poe, Melville, Twain, Bierce, James, Stephen Crane, London y Wharton, además de otros menos conocidos en España como Sarah Orne Jewett, Mary Wilkins Freeman o Kate Chopin, de quien encontrarán ustedes un comentario especialmente destacado en este mismo artículo.
Quien no figura es un representante legendario del cuento norteamericano, O. Henry, del que se publica aparte un libro de relatos de tema neoyorquino bajo el título de La voz de Nueva York. Con un excelente sentido del humor, una mordacidad llena de chispa y una envidiable soltura, O. Henry escribió numerosos cuentos llenos de encanto, dentro del orden establecido y, digámoslo así, "para todas las almas" como el celebérrimo Regalo de reyes..
Bibliografía
La expedición de Humphry Clinker. Tobias Smollett. Traducción de Miguel Temprano García. Mondadori. Barcelona, 2011. 456 páginas. 23,90 euros (electrónico: 15,99).
La tienda de antigüedades. Charles Dickens. Traducción de Bernardo Moreno Carrillo. Nocturna Ediciones. Madrid, 2011. 792 páginas. 27 euros.
Buen amigo (Bel Ami). Guy de Maupassant. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Alba Editorial. Barcelona, 2011. 528 páginas. 26 euros.
Todas las mujeres. Guy de Maupassant. Traducción de Mauro Armiño. Siruela. Madrid, 2011. 800 páginas. 29,95 euros.
El castillo de los Cárpatos. Jules Verne. Traducción de Elena Bernardo Gil. Alba Editorial. Barcelona, 2011. 256 páginas. 22 euros.
Humillados y ofendidos. Fiódor Dostoievski. Traducción de Fernando Otero y José Ignacio López Fernández. Alba Editorial. Barcelona, 2011. 440 páginas. 28 euros.
Caballería Roja. Isaak Bábel. Traducción de Ricardo San Vicente. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2011. 233 páginas. 17,50 euros.
Banderas Negras. August Strindberg. Traducción de Elda García-Posada. Funambulista. Madrid, 2011. 380 páginas. 23 euros.
Doctor Glas. Hjalmar Söderberg. Prólogo y traducción de Gabriel Ferrater. Alfabia. Barcelona, 2011. 204 páginas. 20 euros.
Cuentos de madurez. J. M. Machado de Assis. Edición, traducción y prólogo de Bethania Guerra de Lemos y Juan Bautista Rodríguez. Pre-Textos. Valencia, 2011. 462 páginas. 25 euros.
La cabeza de la Gorgona y otras composiciones terroríficas. Edición de Antonio José Navarro. Traducción de Marta Lila. Valdemar. Madrid, 2011. 496 páginas. 25 euros.
Pioneros. Cuentos norteamericanos del siglo XIX. Ambrose Bierce, Kate Chopin, Stephen Crane, Nathaniel Hawthorne, Washington Irving, Henry James, etcétera. Edición de Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan. Traducción de Ignacio Ibáñez Fernández. MenosCuarto. Palencia, 2011. 432 páginas. 27 euros.
La voz de Nueva York. O. Henry. Traducción de María Teresa Sánchez Montesinos. Traspiés. Granada, 2011. 126 páginas. 14 euros.
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