El enigma de la existencia
Poesía. La poesía del norteamericano Charles Wright (1935) se caracteriza por su honda espiritualidad y su interrogativa y dubitativa trascendencia. Más que posmoderna, parece antigua, en el sentido de que remite - ¡qué paradoja!- a los modernos Eliot y Stevens, además de a los sencillos y profundísimos poetas orientales, chinos y japoneses. Este libro es un solo poema fragmentado en secuencias de largos versos libres donde se explora la triste y penosa coyuntura del hombre enfrentado al gran enigma de su existencia. El interlocutor de esa voz reflexiva que avanza titubeante a lo largo de su monólogo es siempre la naturaleza, siempre fuente de asombros y exaltaciones, pero, a la vez, fuente de interrogantes que limitan con lo infranqueable, con esa zona de sombra en la que se mueve sin remedio la vida humana. La naturaleza es silenciosa y parece sugerir constantemente paraíso (Stevens) pero, a la vez, la conciencia humana descubre desconocimiento y vacío: "Es mucho lo que aquí se desconoce / y mucho más aún lo que quedará inexplicado". Hubiera sido mejor ser río o nube o rama o pradera, antes que conciencia que descubre que "nuestras vidas parecen no tener sentido". El tiempo (Eliot) se impone con una rotundidad percutiente, obsesiva, anegándolo todo, exigiendo un esfuerzo descomunal por entender su avance y desembocando en el no saber absoluto pues ¿quién entiende la muerte? La belleza se impone con multitud de matices y la luz es la gran protagonista de la existencia, a quien le debemos todo: "Quién iba a decir que tomaría tantos años -setenta- darse cuenta de que todo es luz". Sí, pero, frente a esa fabulosa revelación, la conciencia insiste en las carencias, en las ausencias, en la poquedad, en el desconocimiento, en la nada, en versos de una cadencia meditativa seca y penetrante, como sentencias demoledoras que rompen la pura presencia del bien del ser, que es la naturaleza misma: "Qué fácil perderse uno mismo en el huerto, / este árbol y aquel, / todo brillante, todo fácil y al alcance de la mano". Un excelente libro al que ni siquiera le pesa su probable prolijidad porque, en este caso, el exceso resulta de la confianza en la necesidad de insistir e insistir una y otra vez para llegar al corazón del entusiasmo y la fragilidad humanos, de donde surgen las emociones que dan altura a estas páginas.
Potrillo
Charles Wright
Traducción de Eduardo Zambrano
y Jeannette L. Clariond
Vaso Roto. Barcelona / México, 2011
195 páginas. 20 euros
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