'Yo amo a mi enemigo: Hollywood'
Jim Caviezel, protagonista de La pasión de Cristo, de Mel Gibson, lamenta que la prensa le inquiera sobre su fe católica en tono inquisitivo. Presenta La verdad de Soraya M., relato de una lapidación.
Jim Caviezel es una rara avis en Hollywood. Católico y padre de familia, dejó el baloncesto por el cine y acabó interpretando a Jesucristo, Mel Gibson mediante. Promociona La verdad de Soraya M., brutal relato de la lapidación de una mujer en Irán. Versión cinematográfica de la escalofriante historia real narrada por el periodista franco-iraní Freidoune Sahebjam.
EP3. ¿Un proyecto muy personal?
Jim Caviezel. El actor que iba a hacer mi personaje falló en el último momento, y el productor, el mismo de La pasión de Cristo, me lo propuso. La gente cercana a mí me recomendó que no hiciera la película. Sahebjam fue amenazado de muerte por escribir el libro y yo iba a interpretarle a él. Pero sabía que tenía que hacerlo. De niño pensaba: "Si hubiera nacido en la época de los nazis, ¿habría hecho algo al respecto?". Ahora tenía la oportunidad de denunciar una situación como esta. La indiferencia es el peor pecado del siglo XXI.
"Me muestran como un fanático. No es nuevo: los católicos siempre han sido perseguidos"
EP3. ¿El integrismo islámico es comparable al nazismo?
J. C. No, no lo es. Pero en la época del nazismo morían inocentes, y ahora, en algunas regiones dominadas por el islam, también. Nuestra intención era denunciar la lapidación de una mujer en un régimen totalitario que, casualmente, se da en culturas islámicas. Está claro que algo tiene que cambiar. Tenemos que hacer algo.
EP3. ¿La asustan las posibles represalias?
J. C. No. No tengo miedo. Tengo fe.
EP3. ¿Se ha sentido alguna vez menospreciado por ser católico?
J. C. Sí. Los periodistas siempre me preguntan por mi religión en tono inquisitivo, como si fuese algo malo. Somos 2.800 millones, ser católico no es nada extraño. Sinceramente, creo que la prensa no nos da el trato que merecemos. Tampoco al Papa. Siempre dicen: "Jim Caviezel, el devoto católico". Pero nunca dicen: "Adam Sandler, el devoto judío". Muchos periodistas pretenden mostrarme como un fanático religioso, pero esto no es nuevo: los católicos siempre hemos sido perseguidos.
EP3. ¿Es Hollywood lugar para católicos?
J. C. ¿Se puedes ser católico y trabajar en un banco? ¡Puedes ser católico y estar comprometido con cualquier asunto! Tiene que haber católicos en todas las profesiones. Efectivamente, Hollywood no es un buen lugar para un católico, es un lugar lleno de ambición, de envidia, de falsedad. Yo ya lo sabía antes de embarcarme en este negocio, pero no me importa. Sé que Hollywood es mi enemigo, pero yo no odio a mi enemigo. Yo amo a mi enemigo.
EP3. ¿No rodaría una película con violencia y sexo gratuitos ni con Tarantino?
J. C. Actores, directores, guionistas, periodistas... tenemos una responsabilidad. En nuestra mano está el no mostrar la violencia como algo divertido o el sexo de manera frívola. Si un guión me gusta, pero tiene momentos inaceptables para mí, pido que lo cambien. Si realmente están interesados en mi trabajo, lo cambiarán. De no ser así, es que no me buscan a mí.
EP3. Elige el cine comprometido cuando por su físico podría dedicarse a rodar comedias románticas.
J. C. Cuando muera no se me recordará por mi nombre, sino por mis acciones. Puedo morir anciano en un hospital, pueden cortarme la cabeza, pero en unas décadas se me recordará por películas como La verdad de Soraya M., La delgada línea roja o La pasión de Cristo. Trato de utilizar este don que me ha dado Dios para proteger a la humanidad y a las generaciones venideras. Para ser recordado de esta manera.
EP3. ¿Tiene Mel Gibson tanto carácter?
J. C. Sí, es un hombre de carácter, como los grandes. Uno de los hombres más rectos y rigurosos que he tenido la suerte de conocer en este negocio.
La verdad de Soraya M. se estrena hoy.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.