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Narrativa

'Delicatessen' textual

El Nobel Le Clézio, discípulo sui géneris de la autora de Memorias de Adriano (1951), escribió en El éxtasis material que "las formas que toma la escritura, los géneros que adopta no son tan interesantes. Para mí sólo cuenta una cosa: el acto de escribir", y es el mismísimo acto de escribir el que preside todos y cada uno de los cuentos reunidos en el volumen que nos ocupa. Los cuentos y nouvelles de la Yourcenar fueron su verdadero taller de escritura obsesiva, la fragua textual en la que reelaboraba, corregía y reescribía sus relatos de forma constante (¡no se salten los apuntes epilogales que explican la vida de sus textos!), dándoles forma como a la piedra le da forma el escultor, con paciencia infinita y precisión de artesano. Muchos de ellos, y aunque la prosa parezca afectada, son prácticamente perfectos, el resultado de haber destilado cada palabra en el alambique de la frase, y cada frase en el del párrafo, atendiendo siempre a eufonías y ritmos, repasando el texto una y otra vez y, como "la tarea del escritor es un arte, o mejor una artesanía, a la tercera, o a la cuarta revisión, armada con un lápiz, releo mi texto, ya más o menos limpio, y suprimo todo aquello que me parece inútil. Y ahí es donde triunfo" (Con los ojos abiertos. Conversaciones con Matthieu Galey). Sí, suprimiendo triunfa, porque todo queda trascendido, nada ya en sus cuentos resulta banal y nadie podría cambiar una sola palabra sin sentirse culpable del sabotaje de unos textos que se dirían revelados más que escritos. Estos Cuentos completos reúnen, en este orden, Cuento azul (1993), Fuegos (1936), Cuentos orientales (1938) y Como el agua que fluye (1979-1981). Cuento azul está integrado por tres relatos juveniles que vieron la luz a título póstumo en 1993, el primero de los cuales, 'Cuento azul', riguroso inédito y primera entrega de una probable trilogía cromática, prefigura el tono mítico, la tradición oral y la sensorialidad de sus célebres Cuentos orientales. Al lector le impresiona la temprana edad en la que Marguerite fue capaz de escribir con tal dominio de la lengua 'La primera noche'. De los tres relatos que forman Como el agua que fluye destaca 'Ana, soror

Cuentos completos

Marguerite Yourcenar

Edición e introducción de Miguel

Martínez-Lage. Traducción de Emma

Calatayud y María Fortunata Prieto-BarralAlfaguara. Madrid, 2010

523 páginas. 22 euros

...', intenso relato de corte histórico acerca del incesto, que recrea, con prosa prístina, voluptuosa y enaltecida, el Nápoles del Siglo de Oro, revelando aspectos en común con Alexis o el tratado del inútil combate (1929). Los cuentos que integran Fuegos, pura pasión y puro lirismo, los más innovadores en la forma, constituyen la prueba de que las vanguardias históricas no le pasaron desapercibidas, dejando la huella de su imaginería onírica, sensual, colorista o excéntrica ("Helena pintaba su boca de vampiro con una barra de labios que recordaba la sangre"), sus anacronismos deliberados ("la había abandonado porque una noche en un taxi, al volver del teatro, no había consentido en dejarse acariciar") y un notable eclecticismo genérico, entre el relato, el apólogo, el poema en prosa y el aforismo. Tiene aquí el lector algunas de las páginas más hermosas escritas por Yourcenar, balanceándose entre la mitología clásica y el futurismo de la vie moderne, como en un cuadro de Delvaux, máquinas junto a estatuas griegas. 'Cómo se salvó Wang-Fô', precioso ejercicio de idealismo, preside los magníficos Cuentos orientales con los que, como hizo D. H. Lawrence con México, Occidente se abraza al exotismo de culturas distantes, y resulta un modo canónico de comenzar a leer los cuentos de Yourcenar, dejándose mecer por su balsámico oleaje de sensibilidad y memoria atemporal, no en vano tradujo Las olas de Virginia Woolf, y refutando a la autora misma, pues no es preciso "morir para detener el Tiempo".

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