'Hip-Hop' sin futuro
Ya era un buen fabricante de explosivos titulares, pero desde que Goblin está en las tiendas, Tyler The Creator se ha convertido en una factoría de noticias sensacionalistas. Poca chicha, pero mucho bombo. Un día, detenido por desorden público al promocionar su disco a la puerta de una escuela. Otro, huyendo por la puerta de atrás de una tienda donde firmaba autógrafos ante la avalancha de fans. Mientras se escribe esto, en plena polémica con Tegan and Sara por su presunta homofobia. Cuando se publiquen estas líneas, quién sabe.
Proscrito por sus deseos y esclavo de sus palabras, este parecía su destino desde que montara el colectivo Odd Future Wolf Gang Kill Them All (OFWGKTA) con otros adolescentes de Los Ángeles. Soñaban con ser la peste dentro incluso del hip-hop. The New York Times recogió su confesión: "Hablo de las cosas que pienso cuando estoy solo, cosas que realmente quiero evitar". Su fuerte son los textos que describen traumas para expertos pedagogos. Otros del gang se divierten más filmando vómitos o a colegas sangrando por la nariz.
Sid Vicious era 'cool'. Llevo su foto en la parte de atrás de mi smartphone
Una periodista de The Observer decía sentirse tan horrorizada como hipnotizada después de su encuentro con Tyler y sus psicópatas confesiones. ¿Objetivo cumplido? Tiene 20 años y la lección aprendida. No contesta lo que considera estupideces y no permite que hurguen en su pasado.
Precisamente, huyendo de una familia desestructurada montó el colectivo de hip-hop más sonado desde Wu-Tang Clan. Tenía 16 años y un grupo de skaters al lado dispuesto a seguirle. En tres años han levantado una plataforma virtual desde la que se han editado sus discos (nueve más recopilatorios, hasta la fecha), han confeccionado mixtapes y aireado el escándalo desde sus vídeos. Poco a poco, sus salidas de tono se publicitaban vía Twitter. Con 200.000 seguidores y más de siete millones de visitas de su clip Yonkers (discurso visual que va desde la ingesta de una cucaracha hasta el ahorcamiento en directo) se siente legitimado para dictar las reglas de la comunicación como nuevo rey de la anarquía mediática. El personaje es goloso. Acaba de firmar un contrato con Sony para distribuir el catálogo autoeditado de OFWGKTA, hype on line, en su momento. "Se reservan el control creativo", apunta el mánager en un comunicado.
Desde el hip-hop se les mira con recelo. Su eslogan ("Mata a la gente / Suelta tu mierda / Que jodan a la escuela") quema en la conciencia. Más que en un Fight the power (Public Enemy), su ira parece desembocar en un Anarchy in The UK (Sex Pistols). La revuelta punk de 1977 parece reclamarles como hijos bastardos. Tyler tampoco esconde sus maneras favoritas de focalizar su rabia: "Sid Vicious era cool. Llevo una foto de él en la parte trasera de mi Smartphone. Pero tuvo una muerte de mierda; estaba muy jodido de la cabeza", ha declarado a la prensa británica. Nuevas estrategias bélicas —la erótica del mal gusto— que son actualizaciones de otras más antiguas: airear la basura sin distinguir entre enemigos y aliados. Provocar ahí fuera el caos y la atención suficiente que haga de trampolín para mayores empresas. "Siempre hemos sido unos descarriados y eso nos hará grandes en el futuro", aseguraba Tyler a The Guardian.
El punk se reafirmó cuando el presentador Bill Grundy invitó a los Sex Pistols a su programa de televisión. Johnny Rotten soltó dos tacos en antena y el notición dio la vuelta al mundo. Treinta y cinco años después, Tyler The Creator es invitado al espacio de Jimmy Fallon, y su apología del terror escénico devuelve el mismo fantasma a la cultura pop. El atrevimiento genera noticia más allá del contenido. NME se percata de la analogía y convence al rapero para portar corona y flores en su portada. "Me importa una mierda la boda real", remata en titulares. La caricatura punki del God save the queen se reencarna en unos adolescentes negros. La prensa refuerza sus titulares señalando a los demonios que traerán la anarquía y la pérdida de valores. Proclives al tremendismo, ahora hay que andar con cuidado y buscar una lectura sensata: más que un acto antisistema , ¿no parece una táctica profama? "Si yo fuera padre y viera a mi hijo en la tele, intentaría mirar más allá de las gilipolleces que estuviera diciendo y le apoyaría", se explica.
No es el primer caso en que la frontera entre lo incorrecto y la apología no está clara. La etiqueta parental advisory —activa desde 1985— no bastó para proteger a 2 Live Crew del contenido de su álbum As nasty as they wanna be. El grupo fue juzgado y condenado por obscenidad en 1990. Personas tan autorizadas como Russell Simmons, del sello Def Jam, no defendieron al grupo. Simmons decía que las letras eran consecuencia de la crisis, el fracaso de la educación pública en Estados Unidos y el paro. La consecuencia, no la solución. Ni siquiera la reacción. Hoy que la historia parece repetirse, Jay-Z lee el disparate bajo el prisma del artista: "En el hip-hop, como en la literatura, los personajes de ficción pueden crearse desde la primera persona".
Ahora, Goblin —claustrofóbico y sin samplers: "No quiero pagar a nadie"— pondrá a cada uno en su sitio. Su segundo disco —primero para un sello— pulsará si el gang más deslenguado sale fortalecido de las alcantarillas al vérselas a diario con los medios, o si los más espabilados huyen como ratas de las acusaciones de homofobia o misoginia. A ver si el lema punk No future se quema como declaración de intenciones y en el futuro no se encuentra ni resto de él en aquel solar que algunos imaginaron sede de la revolución.
Goblin está publicado en XL/PopStock! Odd Future actúa en el Festival Primavera Sound de Barcelona el sábado 28 de mayo. www.primaverasound.com
La pandilla basura
Actualmente son 11. La mayoría de ellos se conocieron haciendo skate en Los Ángeles y se juntaron con la fuerza de atracción de los nerds. Destacan estos tres:
TYLER THE CREATOR. Controla al colectivo: produce los discos, maneja el merchandising y dirige los videoclips. Tiene bien formado su discurso. Achaca sus problemas a la falta de un padre y cuenta que en el colegio le pusieron un psiquiatra por elaborar listas de compañeros a los que quería torturar y asesinar. "Si continuara yendo a la consulta no hubiera llegado aquí". Su voz grave le pone 20 años encima.
FRANK OCEAN. Vivía en Nueva Orleans cuando el Katrina devastó la ciudad. Le mandaron a Los Ángeles, donde conoció al resto. Domina registros vocales que van del r&b al pop de Prince. Su disco Nostalgia: ultra brilla de manera sobrenatural entre las agobiantes bases de sus compañeros. Aporta la profesionalidad necesaria para no acabar cada dos por tres en un juzgado.
EARL SWEATSHIRT.La alternativa. Tiene 17 años y ya nadie discute que es más demonio que el propio Tyler. Defiende un "digo lo primero que se me pasa por la cabeza" para desmarcarse del hipotético plan maestro del jefe. Le encantan las aberraciones visuales. El videoclip de su tema Earl optaría con garantías al premio al artefacto más desagradable. Su madre, cuando lo vio, le mandó a un internado. Las camisetas de Free Earl empezaron a venderse como churros.
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