Escenas de la vida de Annie Ernaux

Narrativa. Desde el programático Lo inmortal, de 1991, hasta el emotivo De Büchner a Basarov, de 2007, Moisés Mori viene construyendo una obra sin parangón en el panorama de la literatura española contemporánea. Conformada la lectura como eje de una poética de la mirada, su aliento narrativo, más próximo a la frialdad no exenta de altura poética de Sebald que a las obsesiones vilamatianas por la desaparición física o el sentido de la escritura, se ha acercado a figuras tan dispares como Kadaré, Savinio, Sontag, Tabucchi o Turguénev, a quien dedicó uno de los libros más bellos de la última década del pasado siglo: el irrenunciable Estampas rusas. En 2005, Mori descubre por azar El acontecimiento, novela de Annie Ernaux sobre el aborto, propiciando un viaje por la obra y vida de la escritora normanda que no concluirá hasta cuatro años más tarde, después de fatigar tanto los títulos de Ernaux traducidos en España como un puñado de textos todavía inéditos entre nosotros. Por el camino, Mori no sólo destripa la escritura austera y al tiempo impúdica de la autora de La ocupación, sino que él mismo, o alguien que dice llamarse Moisés M., se convierte en personaje de una narración a medio camino entre el escrutinio bernhardiano de la obra de arte y el diario de a bordo de un lector implacable. Escenas de la vida de Annie Ernaux acaba transformándose así, como el resto de la obra de este autor excéntrico en el sentido más noble del adjetivo, en una falsa lección de crítica y en una lección verdadera de escritura: nunca, nadie, habrá estado tan cerca de inventar la vida y obra de una escritora llamada Annie Ernaux, a la vez que leía esa vida y esa obra con una solvencia y profundidad que las más preclaras academias ignoran.