Las mujeres suponen el 83% de las personas en riesgo de pobreza

Pobreza, salario y labores domésticas. Sobre estos tres pilares Emakunde ha lanzado en ETB la campaña Las cifras no engañan para concienciar a los ciudadanos sobre las desigualdades entre los dos sexos. La responsable del Instituto Vasco de la Mujer, María Silvestre, presentó ayer los anuncios y desgranó algunos datos del estudio Cifras sobre la situación de mujeres y hombres en Euskadi. El trabajo, aún en fase de elaboración, concluye que el 82,9% de las personas en riesgo de pobreza y exclusión social en Euskadi son mujeres.

El informe resalta que el bache en la tasa de ocupación entre ambos sexos han caído a casi la mitad en los últimos años. En la actualidad se sitúa en un 58,6% para los hombres y un 43,9% las mujeres. A pesar de que los datos globales tienden a la igualdad, las "condiciones laborales de las mujeres siguen siendo peores que la de los hombres", señala el texto.

La diferencia en el salario anual medio supera los 7.140 euros

El trabajo femenino presenta mayores tasas de parcialidad y temporalidad y, sobre todo, recibe menores ingresos. Mientras que el salario medio anual de un ciudadano vasco en 2007 se situaba en 26.911 euros, el de una mujer se quedaba en 19.771, lo que supone una diferencia de 7.140 euros. Para Emakunde estas diferencias de renta repercuten también y de forma negativa en las pensiones que reciben unos y otros. Las pensionistas de entre 65 y 69 años cobran de media 5.306 euros al año, mientras que un hombre llega a 16.837.

El estudio de Emakunde añade que la desigualdad a la hora de evaluar el trabajo de ambos sexos no se corresponde con el nivel de estudios: las jóvenes obtienen mejores notas en los exámenes de acceso a la Universidad, y las tasas de repetidores en ESO también son menores entre ellas.

Otra de las grandes diferencias entre ambos sexos, según Emakunde, radica en el tiempo que se dedica a las labores domésticas y al cuidado de los hijos o ancianos y personas dependientes. Si el tiempo medio que se dedica a las labores del hogar ha descendido entre 1993 y 2008 de 196 minutos a 123, la corresponsabilidad no ha avanzado en igual dirección, ya que la reducción del tiempo deriva de las mejoras tecnológicas y los cambios de hábitos, y no de la incorporación de los hombres a estas tareas. Estos han incrementado su dedicación a la limpieza en un minuto, a las compras, en tres y a actividades como las manualidades, en 20.

El tiempo y la dedicación invertidos en el cuidado de personas también refleja las desigualdades entre sexos. Las vascas dedicaron en 2008 un total de 41 minutos diarios más a la atención de los hijos y 17 si se trataba de personas adultas.