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Reportaje:

La huida hacia delante de Yllanes

Perfeccionista, de trayectoria ejemplar, el joven psiquiatra que mató a Nagore insistió en salir indemne del crimen para no dañar su reputación y a su familia

"El juicio me ha trastocado bastante. El tipo este es médico. ¿Si no te puedes fiar de ellos, entonces de quién? Habrá que pensárselo dos veces antes de irse a casa con alguien que no conozcamos bien. Hasta las vidas más ejemplares pueden esconder un asesino". Las palabras de esta joven que ha asistido desde el lunes a todas las sesiones del juicio contra José Diego Yllanes resumen adecuadamente el desconcierto causado por el crimen que acabó con la vida de Nagore Laffage el día 7 de julio en los sanfermines de 2008 en Pamplona.

La brutalidad del crimen confesado por Yllanes perturba al venir de alguien con su trayectoria impoluta. Meticuloso, perfeccionista, amante del deporte, con éxito entre las chicas y con una particular predilección por las estudiantes de enfermería como Nagore, según una amiga de la fallecida, Yllanes vive todo lo ocurrido como si fuera un malentendido. En todo momento, ha tratado de trasladar al jurado que él mismo no se reconoce en lo ocurrido -su defensa recalcó que durante su estancia en prisión preventiva intentó, sin éxito, salvar la vida de un recluso asmático-. Cada vez que decía "vengo a decir la verdad", el público de la sala de vistas hacía visible su indignación. Los murmullos en su contra también restaban también credibilidad al relato de su intención de suicidarse. "No es fácil", respondió a los escépticos.

Su imagen de 'chico diez' peligraba si Nagore contaba lo ocurrido "Vio atacado su honor", valoró una de las psiquiatras que le entrevistaron
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Sólo Yllanes sabe qué ocurrió entre él y Nagore en el piso donde la mató, aunque durante el juicio insistió en que no recuerda cosas que ya había afirmado en sus primeras declaraciones. Se sabe que le causó lesiones leves al arrancarle la ropa interior y que Nagore le dijo que no quería seguir adelante. Por motivos que el acusado dijo no recordar, la joven comenzó a decirle que iba a contar todo lo ocurrido, que no se podía creer que un médico actuase así. "Para él es muy importante la aprobación social, la consideración de chico diez que de él tenía todo el mundo. Puede que obrara por estímulos tan poderosos, por estadios tan pasionales, que se activaron al ver atacado su honor", valoró una de las psiquiatras forenses que se entrevistaron con él tras el crimen. Todo peligraba si Nagore contaba lo ocurrido: su reputación en la clínica, su relación con su novia, su trayectoria ejemplar siguiendo la estela del padre, también médico...

Tras comenzar la agresión, que tal vez fue motivada por un "arrebato", según una de las forenses, Yllanes tuvo más opciones. Pudo dejar que la joven se fuera, pudo llamar a la policía, pudo asumir que no había manera de salir indemne de aquella situación y cargar con las consecuencias. Pero optó por la huida hacia delante: siguió entonces golpeando y asfixiando a la joven hasta causarle la muerte. Intentó trocear, sin éxito, el cuerpo. Y terminó arrojándolo en un paraje lejano, despojado de elementos identificatorios. Todo ello a pesar de que varias testigos le vieron irse con Nagore y la combinación de cámaras de seguridad y rastreo de llamadas telefónicas permitiría la Policía reconstituir el recorrido de ambos.

El primer día del juicio, hizo un enésimo intento para salvaguardar su imagen tapándose la cara con una carpeta ante la cámara del fotógrafo. El gesto no podía ser más inútil: la cámara de vídeo de la sala distribuía las imágenes en directo a los 41 medios acreditados.

Las frases del juicio en Pamplona

- José Diego Yllanes, autor de la muerte de Nagore. "Recuerdo el instante de estar encima de Nagore apretándole el cuello. Sí, la maté, pero no quise hacerlo".

"No recuerdo haberla golpeado", dijo a pesar de que la agresión se produjo durante varias horas.

"No sé por qué no la dejé salir de casa. A mí no me gusta irme enfadado con nadie".

"Quería tener margen para suicidarme", dijo sobre los motivos por los que limpió el piso y llevó el cadáver

hasta un paraje de Orondritz.

- Asun Casasola, madre de la joven fallecida. "Queremos justicia, para, después, poder juntar a la familia e intentar seguir viviendo".

- Guillermo, conocido de José Diego Yllanes que denunció el crimen. "Yllanes me dijo que iría a la Policía más adelante,

cuando se hubiese muerto una abuela suya en Perú". "Dijo que ella le pegó primero".

"Yo persistía en la idea de que se entregara, me dijo que si le delataba, se suicidaría".

- El amigo que bebió con José Diego horas antes del crimen. "No estaba tan borracho como para hacer una barbaridad. Estaba influenciado, pero podía andar, no se caía. Yo creo que sabía lo que hacía".

- José Luis, padre del acusado. "Encontré a mi hijo en la parte de atrás del

coche en Sorogain, tiritando, hipotérmico, diciendo que había hecho una barbaridad, que quería morir".

- Las compañeras de piso de Nagore. "Nagore se confió porque sabía que trabajaba en la clínica".

- Las psiquiatras peritos del Instituto de Medicina Legal de Navarra.

"El acusado no presentaba ninguna alteración ni de la percepción, ni de pensamiento, ni de memoria".

- Las psiquiatras peritos de la defensa.

"Yllanes padece un trastorno mixto de personalidad con rasgos narcisistas, paranoides y obsesivos". "Presentaba una intoxicación etílica", dijeron, pero una de ellas consideró que esta sería "más bien leve".

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