El feudo inexpugnable del PSE
Los socialistas han ganado en Lasarte en todas las elecciones de la democracia - La localidad mantiene intacta su identidad obrera
Basta con una simple visita al Hogar del Jubilado de Lasarte-Oria para entender por qué los socialistas tienen en este pueblo de casi 17.700 habitantes un bastión hasta ahora inexpugnable. Eloy Arroyo, residente del municipio y orgulloso de sus orígenes en Huesca, sobresale en el arte de contar chistes. Sus mejores dardos los reserva para el PP, aunque el adversario en estas latitudes sea el nacionalismo. "Nunca han peleado por nosotros", afirma uno de sus acompañantes, votante socialista de toda la vida. Muchos de los presentes enumeran las fábricas en las que se dejaron la vida trabajando como si de medallas se trataran: la todopoderosa Michelin, Luzuriaga, etcétera.
El nacionalismo suele vivir con resignación cada cita con las urnas en Lasarte. "Es muy difícil darle la vuelta a esto. Conseguir que perdieran la mayoría absoluta [el PSE gobierna ahora con EB] en los comicios de 2007 ya fue un hito histórico", reconoce Estibaliz Alkorta, portavoz municipal peneuvista. Ninguna campaña, prosigue, puede revertir lo que la historia ha consolidado con la llegada, decadas atrás, de trabajadores del resto de España que mantuvieron intacta su identidad obrera. Situado en el llamado cinturón de San Sebastián, le rodean gobiernos nacionalistas de todo tipo. Hernani y Usurbil, por ejemplo, están en manos de ANV. Desde que adquiririó carta de municipio independiente en 1986, Lasarte-Oria no conoce otro gobierno municipal que el de la socialista Ana Urchueguía. Su partido ha ganado todas las elecciones disputadas en democracia. En las pasadas generales, fue la agrupación que más porcentaje de votos consiguió en toda Euskadi para la reelección de Zapatero (54,8%). Incluso, cuando en las elecciones vascas de 2001 la coalición PNV-EA triunfó en 226 municipios, el 90% de los de la comunidad, Lasarte-Oria fue el único que resistió. Los socialistas lograron el 33,1% de las papeletas frente al 28,9% de la coalición.
La izquierda 'abertzale' radical era hasta ahora la segunda fuerza política
La alcaldesa descarta trasvases de votos: "Si les dicen que voten nulo, nulo será"
La actual campaña está resultando, cuando menos, discreta. Dos de los tres espacios habilitados para carteles electorales en una pared cercana al Ayuntamiento están vacíos, junto a ocho afiches que piden el voto para el socialista Patxi López. A unos metros del hogar de ancianos, la Casa del Pueblo recuerda que hay que apuntarse para la excursión a Eibar. El plato estrella es el mitin de hoy con el ex presidente Felipe González. El jueves llenaban ya autobus y medio.
En el centro, algún cartel pide el voto por Ibarretxe y otro para EB. Poco más. Los contendientes saben que poco margen les queda. La estrategia electoral del PNV pasa por lograr que los suyos no se queden en casa. "Hay votantes potenciales nacionalistas que están algo desmotivados, desganados", reconoce Alkorta.
La izquierda abertzale que no condena la violencia, segunda fuerza política en el municipio, no estará en las papeletas de este año para el Parlamento vasco. Tras la ilegalización de ANV -la madre del fugaz jefe de ETA Aitzol Iriondo, Itziar Iartza, se sienta en la misma mesa en la que ejercía como teniente de alcalde Froilán Elespe, una de las supuestas víctimas de su hijo-, la presencia de los radicales en la vida pública ha disminuido. "Da la sensación de que cada vez son menos visibles, pero no hay que engañarse tampoco. Con la candidatura de D3M consiguieron bastantes firmas", recuerda Urchueguía. Cree que eso tendrá su reflejo en las urnas, debido a la obediencia de esta militancia. "Si les dicen que voto nulo, voto nulo será", afirma, descartando cualquier trasvase a otras formaciones nacionalistas.
¿Y después de la crisis?
No hay rincón del mundo al que no llegue la onda expansiva de la crisis económica. Lasarte no podía ser menos. Unas 200 personas fueron al paro en la localidad durante el año pasado y la economía de este municipio, al igual que los demás en Euskadi, ha entrado en un incierto paréntesis cuyo fin nadie vislumbra.
Aunque la industria, que llegó a suponer el 84% de su actividad económica, ha reducido su peso hasta un 50% (el resto corresponde a servicios), fábricas como las de Michelin sustentan el tejido económico local. Y aunque el parón en la demanda hace verlo todo negro a corto plazo y la austeridad será predomimante en la política presupuestaria del consistorio, la alcaldesa ya piensa en el día después de la crisis: "Nos pasó en la de los años ochenta. Cuando se recuperó todo, no estábamos preparados. No teníamos terrenos para los que querían implantarse. Con la reorganización de Michelin, quedarán zonas libres para crear nuevas empresas".
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