Los artistas se hacen con el poder

Los artistas toman el poder. Por lo menos en Álava y en la gestión de una parcela de la política cultural de la Diputación, vinculada a tres salas de exposiciones y su programación, con un presupuesto global de 412.000 euros. Es un poder, además, con base asamblearia, que nace con la buena sintonía con otras instituciones artísticas vascas "porque se puede complementar con otras fórmulas existentes y ocupar lugares a los que éstas no llegan", explicó ayer Ana Valdeolivas, una de las representantes del Consejo Amárica, nombre que ha recibido este núcleo de representantes de los artistas.

Ya su denominación cita expresamente la sala de exposiciones clave para el arte contemporáneo en Álava hasta la llegada del Artium. El del pintor Fernando de Amárica (Vitoria, 1866-1956) fue también el nombre que se escogió para abanderar la plataforma de artistas que rechazaron el cierre de dicha sala cuando se inauguró el museo. Ese mismo espacio que la diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle, de EA, decidió ayer utilizar como sede de la presentación de esta iniciativa de autogestión artística emprendida por su departamento.

"Que nadie espere un programa de exposiciones al uso", adelantan los promotores

"Cuando llegué al cargo, hace un año, me encontré, entre otros problemas, con cierto desencuentro con el entramado artístico alavés", recordaba ayer López de Lacalle. Así que se puso en contacto con algunos representantes de la plataforma Amárica y se fue pergeñando el proyecto de que los propios autores asumiesen parte de las actividades de la Diputación. "Es hora de impulsar nuevas políticas culturales, de que la institución salga de su torre y promueva otros modelos que huyan de la espectacularización del arte, enfermedad que también hay que extirpar de otras actividades culturales", apuntó en clara referencia al fraude del yacimiento arqueológico de Veleia.

El Consejo Amárica, formado además de Valdeolivas, por Anabel Quincoces, Ibon Saénz de Olazagotia y Natxo Rodríguez, gestionará las actividades de, por el momento, tres salas: la propia Amárica, la del Archivo de Álava y la de la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa. "Vamos a ir más allá de exposiciones al uso y de la especialización con que estaban marcadas estas salas", apuntó Quincoces, quien habló de "visualización de los procesos creativos con talleres o seminarios".

En esta labor, el nuevo consejo Amárica comienza con el programa Inmersiones, dirigido a producciones de arte próximas que quieren darse a conocer. La propuesta hereda la convocatoria para jóvenes artistas Anual Amárica y se financia con la partida que incorporó el PSE a los presupuestos forales de este año para crear una convocatoria para artistas emergentes. "Nosotros hemos querido dar la vuelta al tópico de que los artistas tienen que emerger. Consideramos que son los gestores artísticos, públicos y privados, quienes se tienen que sumergir para descubrir la nueva creación", explicó ayer el comisario de Inmersiones, Iñaki Larrimbe.

De este modo, se ha abierto un periodo de recepción de proyectos de artistas vascos y navarros, con especial atención a los alaveses menores de 35 años, que se cerrará el 8 de diciembre. Además, se abrirá una txosna como lugar de encuentro en la propia sala Amárica en la que se expondrán las obras reconocidas en las nueve anuales Amárica anteriores.

El Consejo Amárica seleccionará los proyectos que se presenten a Inmersiones, un programa que se completará con la actividad 7x7, sendos careos entre siete artistas y otros tantos gestores culturales. Responsables del Artium, el Centro Cultural Montehermoso, Krea -los tres de Vitorira-, Bilbao arte y el donostiarra Arteleku han confirmado ya su asistencia.

Inmersiones supone la puesta en marcha del Consejo Amárica en la sala del mismo nombre. A la espera, se encuentra el futuro de los otros dos espacios que gestionarán, "pero que nadie espere un programa de exposiciones al uso", adelantaron ayer sus promotores.