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Persiste la desconfianza en el Gobierno

Sólo uno de cada cinco vascos tachan de "buena" la gestión del Ejecutivo, según el Euskobarómetro - Apenas un 18% cree que su mandato será "mejor" que el anterior

La imagen del Gobierno socialista no termina de salir a flote. Al menos, ésa es la impresión mayoritaria de la sociedad. Un año después del relevo en Ajuria Enea, el 57% de los ciudadanos mantiene su desconfianza en el Gabinete de Patxi López, según los datos del último Euskobarómetro elaborado por la UPV. Sólo uno de cada cinco vascos definen como buena la gestión del Ejecutivo y apenas un 18% del total consideran que su mandato será "mejor" que el anterior de Juan José Ibarretxe. Datos que en ningún caso superan, y en algunos empeoran incluso, los registrados hace seis meses.

La última oleada del estudio periódico sobre la opinión pública vasca, presentada ayer en Bilbao, desacredita la demanda de "mayor tiempo" que en diciembre realizó el PSE para trasladar su gestión a la sociedad. Seis meses después, no lo ha conseguido. Los resultados, sin embargo, "no son del todo malos" para el Gabinete de Patxi López, según el director del Euskobarómetro, Francisco José Llera. "No hay que olvidar que el Gobierno ha empezado a gestionar sus propios presupuestos este mismo año y que lo ha hecho en el marco de una crisis que ha desgastado también la imagen de los socialistas en Madrid", considera.

El desacuerdo con el pacto PSE-PP se mantiene entre la ciudadanía
Los socialistas defienden que se ha reflejado el "cambio de cultura política"
El PNV continúa sin obtener el visto bueno a su labor de oposición
Quienes se definen no nacionalistas siguen siendo mayoría en Euskadi

La recesión no juega a favor de López y su equipo. Más de la mitad de los vascos consideran que el Gabinete del lehendakari está haciendo "poco" ante la situación económica. En el lado opuesto de la balanza, la población ha comenzado a percibir mejoras en el clima social, si bien no se las atribuye aún al Ejecutivo socialista. Llera tiene su propia explicación. "Cuando los nuevos Gobiernos no derivan de un vuelco radical en las elecciones necesitan de más tiempo para trasladar su gestión a la gente", asegura. A su juicio, la clave radica en que los socialistas "no han perdido apoyos" en su año de mandato.

El director del Euskobarómetro no se refiere al pacto de estabilidad con el PP, con el que siguen en desacuerdo casi dos de cada tres vascos. Los populares son, precisamente, los que más castigados salen del informe, ya que un porcentaje similar de personas critica también su labor de oposición. El PNV no sale mucho mejor parado. Apenas un 26% de los ciudadanos consideran "buena" su acción lejos de Ajuria Enea.

Por primera vez, el estudio recoge una valoración de las distintas políticas desarrolladas por el Gobierno. Los ciudadanos dan su mejor nota a las de sanidad e infraestructuras, mientras que dejan cerca del aprobado las referidas a seguridad ciudadana, políticas de igualdad, medio ambiente y bienestar social. Las acciones emprendidas en materia económica y de vivienda son las menos apreciadas por la población. No llegan a cuatro puntos sobre diez en la escala de puntuación.

En una lectura positiva del Euskobarómetro, el PSE destacó ayer que refleja el "cambio de cultura política" tras una década de "martilleo y matraca identitaria". El secretario general del grupo parlamentario socialista, Óscar Rodríguez, destacó que "se ha demostrado que es posible hacer las cosas de otra manera" y achacó los malos resultados de la encuesta a que la desconfianza en la política "se ha instalado en todas las sociedades". En sentido opuesto, el PNV extrapoló que "está claro que el problema del Gobierno no es de comunicación", como llegó a reconocer el propio lehendakari, "sino de capacidad".

Coyuntura política al margen, las cuestiones de identidad apenas han variado en el último semestre. Los ciudadanos que se confiesan no nacionalistas superan en diez puntos porcentuales a los que sí lo son, aunque el grueso de la sociedad se revela "tan vasca como española". La independencia sigue siendo la forma de estado que menos demanda la población, tras la autonomía y el federalismo, aunque sus partidarios se han incrementado un 4% desde la anterior oleada, hasta alcanzar uno de cada cuatro encuestados.

Los deseos de independencia son "grandes" entre las bases de la izquierda abertzale, EA y Aralar, mientras que son más minoritarios entre los votantes de PNV y EB. Siete de cada diez vascos se quedarían en Euskadi ante una hipotética soberanía, mientras que el 5% de la población optaría por el traslado. Por el contrario, dos de cada tres ciudadanos están satisfechos con el Estatuto de Autonomía, sin bien la mayoría opta por completar las transferencias o reformarlo con más autogobierno.

En un contexto más general, el Euskobarómetro revela que el empleo sigue siendo la principal preocupación de los ciudadanos, seguido de la situación económica. La violencia, por el contrario, baja hasta mínimos históricos tras el descenso de la actividad terrorista. Únicamente dos de cada cien entrevistados la elige como primera opción. La mayoría de los ciudadanos, pese a todo, considera que la situación de la economía vasca es regular y no mala, como en el caso de la española, que sufrirá unas consecuencias peores. Quizá por ello, se desploma también en Euskadi la imagen del presidente Zapatero, que se queda muy lejos del aprobado.

El estudio, realizado mediante 1.200 entrevistas a domicilio en los tres territorios entre los días 6 y 28 de mayo, revela también una mejora en el sentimiento de libertad para hablar de cuestiones identitarias y alivia, de forma significativa, el clima de miedo a participar activamente en política, sobre todo entre los no nacionalistas. Pese a todo, persiste el clima mayoritario de malestar ante el funcionamiento de la democracia, aunque se mantiene el apoyo mayoritario de la sociedad vasca a la Constitución española.

Se dispara el optimismo en torno a la violencia

La gran novedad del último Euskobarómetro la aporta el creciente optimismo en torno a la evolución de la violencia. Las buenas sensaciones entre la sociedad se han disparado en los seis últimos meses, tras varias oleadas de continuo crecimiento. Tres cuartas partes de la población coinciden en que se pueden defender todas las opciones políticas sin recurrir al terrorismo y apenas dos vascos de cada mil apoyan a ETA.

El estudio revela, no obstante, que la mayoría de la sociedad percibe en la banda armada "poca o ninguna" voluntad de abandonar su actividad terrorista, pese a que cada vez está más debilitada. Dos de cada tres ciudadanos son pesimistas también sobre la teórica apuesta de la antigua Batasuna por la vía democrática en exclusiva. Aún así, casi la mitad de los encuestados no ve con malos ojos la configuración del polo soberanista que EA y la izquierda abertzale alumbraron el pasado mes en Bilbao, siempre que esté supeditado a una condena expresa de la violencia.

El 68% de la población coincide en que la existencia de ETA perjudica al entorno de Batasuna, una impresión que es casi unánime entre quienes se confiesan votantes de EA. Mayoritario es también el rechazo a las actuaciones de los jueces contra los abogados de la izquierda abertzale, así como el apoyo a la política gubernamental de retirar de las calles fotos y carteles que suponen un enaltecimiento del terrorismo.

La sociedad comienza a ver más eficaz la lucha antiterrorista del actual Gobierno que la anterior del PNV. En consonancia, el apoyo al Plan de Convivencia que pretende deslegitimar la violencia es notable, aunque la división se da en torno a la participación de las víctimas en las aulas escolares para narrar su experiencia. Un 38% de la población se confiesa en "desacuerdo" con una iniciativa que ya ha recibido el visto bueno del Parlamento.

La disparidad de opiniones es también palpable sobre una eventual negociación entre el Ejecutivo y ETA, aunque la mayoría de los entrevistados se muestra partidario de ella si la organización terrorista se compromete a abandonar las armas. Tampoco hay unanimidad en torno a la reinserción de los presos etarras, si bien prevalece la idea del cumplimiento íntegro de las penas para aquellos con delitos de sangre a sus espaldas. Cuatro de cada cinco vascos reclama un acuerdo contra el terrorismo entre todos los partidos democráticos.

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