El PSE le crea un gran problema al PNV
Quince años después, los socialistas vuelven a ser la primera fuerza vasca E Insólita derrota peneuvista en Bilbao - En Guipúzcoa toma cuerpo la abstención
Desde ayer, Euskadi ya no es lo mismo. Al menos, a juicio de las urnas. Y es que los socialistas han recuperado, quince años después, su supremacía en número de votos con un triunfo que no pueden exteriorizar ahora porque todavía está ahí la sangre de su ex concejal Isaías Carrasco, pero que, eso sí, permite enviar un nítido torpedo a la línea de flotación de su enemigo permanente, el PNV.
Con los datos de anoche en la mano, los peneuvistas tienen un problema (o varios) porque han vuelto a desangrarse en una cita electoral como viene ocurriendo desde ya hace varios años y de manera especial en las más recientes. Su apuesta por la hoja de ruta sobre la base del lenguaje del lehendakari Ibarretxe fracasa en el ámbito vasco, con sonrojantes resultados. En Bilbao, por ejemplo, donde el alcalde Azkuna, imazista contumaz y tan alejado del mensaje de Ajuria-Enea es un triunfador nato, el PNV ve cómo los socialistas les someten el 9-M a una histórica derrota. En Guipúzcoa, peor aún porque la victoria socialista agranda la herida en la familia del GBB con un insultante ventaja que arrastra también al socio del PNV en la Diputación: EA se queda sin escaño. Una debacle en vísperas de decisiones tan importantes como la renovación interna en la Kutxa.
Pero en Sabin Etxea la principal preocupación mira a Madrid muy por encima de haberse quedado casi sin senadores. Ocurre que el espectacular récord de Zapatero desplaza al PNV de la primera fila del tablero y así reduce al mínimo su capacidad de decisión para encarrilar el manido conflicto vasco. Íñigo Urkullu sabe que el PSOE casi no les necesita y que su aplastante triunfo en el País Vasco les envalentona para reclamar elecciones autonómicas inmediatamente después de que Ibarretxe fracase en el próximo Pleno de junio. Los socialistas van a dejar cocerse al lehendakari en su propio jugo porque saben que tienen una mayoría de vascos y vascas que les respalda.
Fuera de este cuadro, hace mucho frío. El PP seguirá clamando en solitario pero con menos apoyos. Y quienes se refugiaron en la abstención, sobre todo guipuzcoanos como era de imaginar, su drama es que nadie se interesó por ellos y mucho menos en España.
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