La visita del presidente Correa

El presidente de Ecuador llega a España con agenda centrada en la emigración. La emigración ecuatoriana se desató tras años de crisis económica y política, resultado de las políticas neoliberales, siendo un factor determinante la deuda externa (con peso en el presupuesto nacional del orden del 38%).

Frente a la deuda externa, la política del Gobierno de Correa supone un giro, dando prioridad al gasto social y con la próxima creación de una Comisión de Auditoría de la Deuda que establecerá las responsabilidades de los procesos de endeudamiento. Con la Auditoría identificarán las deudas ilegítimas que no se deben pagar (deudas contraídas bajo gobiernos dictatoriales, con métodos ilegítimos como coacción, corrupción o fraude). Con esta política, Ecuador plantea la corresponsabilidad en el centro del debate sobre la deuda externa, colocando que cualquier solución al problema debe sustentarse en la legalidad y la legitimidad. Esta posición va más allá de las inviables soluciones técnicas y financieras del Club de París (países acreedores); que únicamente persiguen hacer sostenible la deuda externa y con ello mantener la dominación y dependencia de los países del sur. El Gobierno ecuatoriano hace así suyas las demandas que durante años viene planteando el movimiento mundial de lucha contra la deuda. Demandas que han sido propuestas al Gobierno español por la campaña ¿Quién debe a quién? y, en su mayoría, no incorporadas en la ley de gestión de deuda externa aprobada a fines de año pasado.

España es el principal acreedor de Ecuador y uno de los principales destinos de la migración ecuatoriana. Dos caras de una misma moneda. Dos caras que el Gobierno español debe enfrentar de forma conjunta; haciéndose eco de las posiciones que el Gobierno ecuatoriano lleva a la comunidad internacional y que tienen ya ejemplos a seguir como la cancelación de deuda del Estado noruego o la devolución de fondos del Estado suizo.