Mujeres despenalizadas
Durante más de 20 años muchas mujeres que sólo querían ejercer el derecho a decidir sobre su maternidad acababan con una espada de Damocles de por vida; porque interrumpir un embarazo era, y aún lo sigue siendo, un delito tipificado por el Código Penal, excepto en tres supuestos que además pendían de la decisión final de un profesional.
Un país como el nuestro, que lleva unos años abanderando los temas de igualdad delante del resto de Europa y del mundo, no merece tener a mujeres en vilo durante toda su vida por una decisión que tomaron en un determinado momento, ni tampoco a profesionales desamparados jurídicamente.
Es necesario adaptar la norma existente para que se avenga a lo que ocurre en la realidad y, eso sí, reforzar la educación sexual en los ámbitos educativos y sociales y favorecer servicios competentes de planificación familiar, porque una ley menos restrictiva no tiene por qué significar un aumento de las interrupciones voluntarias de embarazo si se ponen las medidas y servicios adecuados de información y educación afectivo-sexual y reproductiva.
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