Islandia, un ejemplo
El juicio de Núremberg a los jerarcas nazis una vez finalizada la II Guerra Mundial marcó un hito en el entendimiento y aplicación de la justicia. Por más que tuviera una importante carga de ajuste de cuentas y que después de ese juicio la comunidad internacional continuara empantanada en "pequeñas" guerras -injustas e injustificables- al amparo de la Guerra Fría, sin ese hito hoy quizá no existiría la Corte Penal Internacional y los genocidas de la última guerra de los Balcanes -por ejemplo- habrían quedado impunes.
Existe hoy otro hito de la justicia que está pasando casi desapercibido: Islandia juzga al ex primer ministro islandés Geeir H. Haarde, acusado de negligencia grave por su gestión de la crisis económica en su país.
Según él se trata de una pura venganza política, pero no es previsible que eso detenga a un tribunal del que el pueblo islandés -muy previsoramente- se dotó hace bastante tiempo para poder juzgar a sus dirigentes.
A ver si cunde el ejemplo, que ya han pasado los tiempos en que los reyes y algún que otro dictador respondían únicamente ante Dios.
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