Error de encargo
¿Por qué Gonzalo Anes le encargó a Luis Suárez el perfil de Franco para el diccionario biográfico de la Academia de la Historia, que Anes preside?
Tengo respeto por franquistas de buena fe que estarían de acuerdo, cómo no, con Luis Suárez en su apreciación del Generalísimo o Caudillo, dictador español del siglo XX cuya acción fue fundamental para acabar con la República con la ayuda de alemanes e italianos. Para Suárez, Franco no fue un dictador, y además miró hacia Italia y Alemania porque se le cerraron otros mercados. Hombre, no hace falta estudiar demasiado para saber que así no fue.
Esa guerra civil que acabó con la República ocurrió en el siglo XX y enfrentó a los españoles entre sí, dejando atrás una señal insoportable de memoria sangrienta cuyo eco, lamentablemente, no cesará jamás. Después de la guerra, además, la dictadura siguió persiguiendo a sus adversarios, y amplió el espectro, como duró tanto en el poder, a las generaciones siguientes, hasta el día en que murió el dictador.
Esa guerra no pasó en el Medievo, de modo que hay gente que la recuerda muy bien, de un bando y de otro. Es cierto también que hubo muchísimos muertos, de un lado y de otro, y es verdad también, de eso hay que ser conscientes, de que algunos cronistas, de un lado y de otro, atribuyen atrocidades mutuas sobre cuyas características es dificilísimo llegar a un consenso.
Sobre el pasado no hay consenso, no puede haberlo, porque cada uno arrastra la herida que tiene, y cada herida es incomparable. Eso es así.
Y es muy cierto, de toda certidumbre, que la historia se cuenta como uno quiere si uno es muy partidario de una versión en contra de la versión que está enfrente. En una taberna, en una plaza, en la vida diaria, uno ejerce su memoria como la tiene dentro, no está obligado a tener en cuenta la memoria de enfrente, aunque debería. Pero la memoria de cada uno es el dolor de cada uno. Al ciudadano no se le debe exigir, no se le puede exigir, el bisturí del historiador, del científico de la historia. Me parece.
Pero los historiadores han de ser como facultativos, no son gente de la calle que habla en las tertulias; como los facultativos o como los cirujanos, tienen que usar el pasado con el bisturí adecuado, a partir, también, de un diagnóstico imparcial. A Luis Suárez le encargaron el personaje equivocado, porque él no tiene el bisturí que conviene a una tarea de esta envergadura. Su currículo lo echa de ese perfil, aunque sepa tanto del Medievo.
En España se acabó la guerra en 1939, pero siguió por otros medios, y es evidente que hoy mismo aquella contienda (que el historiador Juan Marichal llamó "guerra incivil") sigue desatando pasiones que evidencian que es imposible un acuerdo respetuoso entre unos y otros. Algo se ha avanzado. Tanto que amigos que son franquistas me permiten a mí decir en su presencia cosas que antes, en el franquismo, solo se podían decir en voz baja, y era muy desaconsejable decirlas ante quienes pudieran delatarte, que de todo había en las paredes.
La conversación nacional tiene en la guerra un escollo difícil. El encargo que recibió el historiador del Medievo era inadecuado aunque Franco tuviera tantos penachos medievales.
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