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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Declive político

Con el culebrón Berlusconi en su apogeo, los italianos muestran desapego por la vida pública

Es poco probable que Silvio Berlusconi pueda prestar la atención adecuada a su delicado papel como anfitrión del G-8, a comienzos del mes próximo, mientras siguen sucediéndose las informaciones sobre la vorágine de su vida más privada. Las últimas, ilustradas con fotografías tomadas por chicas de alterne en la residencia romana del primer ministro, pagadas supuestamente por un empresario beneficiado por contratos públicos que es investigado judicialmente en Bari.

No parece, sin embargo, que la salud de la vida pública italiana, malherida por el ejemplo de su jefe de Gobierno, figure entre las preocupaciones principales de los ciudadanos. El referéndum del domingo para reformar la ley electoral del país transalpino, una de las causas decisivas de la escasísima eficacia de su Parlamento, ha naufragado por una abstención masiva. La consulta había sido convocada de acuerdo entre Berlusconi y la oposición centroizquierdista del Partido Democrático para hacer el Legislativo menos accesible a los grupúsculos y de paso quitar poder a la Liga Norte, aliada del primer ministro en la coalición gobernante. Una Liga que no cesa de fortalecerse y que celebra la nulidad de una consulta que, de aprobarse, habría dado al Parlamento italiano un necesario sesgo bipartidista.

Está por verse si la vida íntima de Il Cavaliere, que se habría llevado por delante a gobernantes de sociedades más estrictas, está socavando sus expectativas políticas. Por el momento, las revelaciones que encienden al dirigente italiano y le llevan a multiplicar sus querellas contra medios de comunicación parecen limitar su efecto a la actitud del primer ministro, hasta hace poco teatralmente exuberante y ahora claramente a la defensiva. El coriáceo jefe del Gobierno, personalmente blindado contra la indecencia, conserva intacta su mayoría parlamentaria, como sus aliados se encargan de subrayar. Tampoco hay un análisis fundado que conecte la reciente pérdida por el Pueblo de la Libertad de las alcaldías importantes en liza, en la segunda vuelta de las poco concurridas municipales, con los escándalos de su jefe.

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Lo que sí resulta evidente es que el alarmante desapego que los italianos vienen mostrando por sus instituciones y sus representantes, y que en última instancia ha permitido a Berlusconi repetir en el poder, está directamente relacionado con la progresiva inoperancia de su entera clase política, la que gobierna y la que se opone.

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