El tributo que pone de acuerdo al PP y al PSOE

El primer dirigente en anunciar su postura a favor de la supresión del impuesto de Patrimonio fue el líder socialista Tomás Gómez en un artículo en Expansión en septiembre de 2007. Fue una manera de probar la acogida, en una región rica, de la que luego sería una promesa electoral en la campaña de marzo de este año de José Luis Rodríguez Zapatero. Y supuso una ruptura interna en el seno del socialismo madrileño. "A veces, es progresista eliminar cargas", justificó Gómez, que tachó el impuesto de "injusto" y afirmó que perjudica "a las clases medias".

Ya entonces lo recibió con júbilo la derecha. Muy pronto, la propia presidenta regional, Esperanza Aguirre, se subiría al carro. "Eliminaremos el gravamen a lo largo de esta legislatura", anunció una semana después. La promesa de la presidenta era eliminar el impuesto en tres fases, que debían completarse en 2010. Ahora se adelanta dos años.

Con esta tasa, la Comunidad de Madrid recaudó 525 millones sobre las propiedades que se tenían en 2007. Sobre las de este año tenía previsto recaudar 630 millones.

"Con estos 630 millones se podrían construir más de 200 escuelas infantiles", aseguró ayer el diputado de IU Miguel Reneses. Su formación política se ha quedado sola en la defensa del impuesto. "La política fiscal del Gobierno de Aguirre está llevando a esta comunidad a números rojos, y es la principal causante de que se nos hayan presentado unos presupuestos que no apuestan por el gasto social", añadió.