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Crítica:LAS VENTAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Con las orejas puestas

Hace casi dos años, un grupo de antitaurinos se lanzó al ruedo de Las Ventas como protesta. Fue entre toro y toro. La corrida se detuvo, el ganadero de aquel domingo ayudó al carnicero del coso en el arrastre de los protestantes. Ni la policía llegó a tiempo, ni el director de lidia estuvo atento. Desde entonces, en el callejón de la plaza se observan tres parejas de policías nacionales por si algo atentase de nuevo. Con la declaración de la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural (BIC), en la Comunidad de Madrid no será tan barato efectuar actos de este tipo, tan llamativos como inútiles.

En la mañana del domingo, un grupo de 30 activistas contrarios a la celebración de las corridas de toros, miembros de la Fundación Equanimal, han realizado una representación en la plaza de Callao. Casi desnudos y con banderillas de velcro en la espalda formaron con sus cuerpos extendidos un mosaico con las letras SOS. Una llamada desesperada en defensa del toro de lidia a la que asistieron unos 200 activistas.

NOVILLADA EN LA APERTURA DE LAS VENTAS

Menos de un cuarto de aforo cubierto. Tarde fría. Seis novillos de Flor de Jara, bien presentados, nobles y justos de fuerzas primero y segundo. Tercero y sexto, ovacionados en el arrastre. Primero y cuarto fueron aplaudidos.

Carlos Guzmán: Dos pinchazos y media estocada tendida, dos descabellos. Saludos. Pinchazo y estocada delantera. Saludos.

Juan Carlos Rey: Estocada casi entera, algo tendida. Saludos. Pinchazo y estocada. Silencio.

José María Arenas: Estocada levemente contraria. Silencio. Pinchazo y estocada casi entera. Silencio.

Sólo 2.000 aficionados se dieron cita para estrenar la temporada

Unos 2.000 aficionados se dieron cita en la cátedra del toreo para estrenar la temporada. Intercambio de saludos, abrazos y de nuevo al escaño, a medir la capacidad de tres chicos que llevan tiempo en el escalafón. De haber sido matadores, el exigente público de Madrid habría sacado los dientes. Se entiende que son todavía jóvenes, en periodo de formación y con mucho que aprender, por lo que se perdonan errores que los matadores pagan caro.

Todo lo procedente de Santa Coloma, más a causa de las leyendas que propagan los taurinos que por la realidad vista en el redondel, siembra el pánico entre las cuadrillas. No se llegó a tanto pero tampoco terminaron de fiarse de estos grises los tres aspirantes. Los cárdenos de Flor de Jara, con más o menos fuerzas, se dejaron en la muleta. Ninguno tuvo malas intenciones, ni desarrollaron sentido. Permitieron errores en cites y terrenos.

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A Madrid se viene a triunfar, a salir con el traje roto, a jugársela a carta cabal. Sin contratos y con los carteles de las ferias sin hacer, el objetivo siempre ha sido salir por la Puerta Grande o por la de la enfermería. Si no se puede, con alguna oreja o vuelta al ruedo. Nada de eso sucedió. Sólo Juan Carlos Rey -¿los padres pusieron el nombre de manera deliberada?- hizo méritos para volver. Salía un novillo tras otro por chiqueros, con diferentes grados de nobleza, docilidad, siguiendo el engaño, acudiendo al toque y no pasaba nada. Se amontonaban los pases y abrochaban la tanda con el de pecho. Sólo faltaba el regidor para indicar al público el momento para aplaudir. Todo muy previsible.

Carlos Guzmán, el más veterano y supuestamente con la mente en la alternativa, destacó en las verónicas de saludo al cuarto de la tarde. Ganando un paso en cada lance, con dominio del capote y rematando con una media verónica cerca de la boca de riego.

Rey resultó prendido dos veces, la segunda de manera llamativa, en la lidia del primero de su lote. Valiente en el primer quite, con cierto gusto y mucha naturalidad, fue el que mejor concepto del toreo expuso. Las volteretas mermaron su capacidad con el quinto, otro dulce para llevárselo a casa.

José María Arenas, con un buen grupo de aficionados venidos en autobús desde Albacete dispuestos a pedir orejas, dejó claro que lo suyo con el toreo es más físico que artístico. Sin demasiado temple o gusto, su concepción del toreo tiene más que ver con el valor y la fortaleza. Suelto y vistoso en banderillas, se dio alguna que otra carrera de más y amontonó un buen puñado de derechazos sin demasiado sentido. Menos mal que las orejas no se dan por la cantidad de pases. Demostró un mejor uso de los aceros que sus compañeros de terna. ¿Alguien pensó que El Fandi podría crear escuela? Éste podría ser su sucesor.

La afición se quedó con las ganas de ver al sexto novillo, el más aparatoso, por tercera vez en el caballo. Se tragó dos puyazos con brío y la cabeza abajo. No todos los días se ven novillos que embistan por derecho y no sean de procedencia Domecq. La mejor defensa de la fiesta está en la bravura del propio toro y la capacidad artística de los diestros. Fallaron los segundos, que no entendieron la lidia que pedían los novillos y se dejaron las ganas en el hotel.

En la plaza no hubo antitaurinos, pero sí un grupo de hooligans con bufandas, el torso al aire, alguna cerveza de más y ganas de vociferar a destiempo. Los acomodadores se hicieron con ellos con la mano izquierda que no tuvieron los aspirantes a figura. Lo que no pudieron arreglar fue el fusible que se saltó (ya ocurrió en la despedida de Esplá) e hizo que el aspersor de agua del centro del ruedo se pusiera a regar durante la lidia del último novillo. Casi tan dañino como una invasión de antis, sólo que queda en casa.

El segundo astado voltea a Juan Carlos Rey, sin consecuencias, en la primera novillada de la temporada en Las Ventas.
El segundo astado voltea a Juan Carlos Rey, sin consecuencias, en la primera novillada de la temporada en Las Ventas.CRISTÓBAL MANUEL

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