La contaminación por diésel multiplica las alergias
Ya no hay que esperar a la primavera para que muchos madrileños empiecen a notar picores en nariz, ojos y garganta. El cambio climático ha adelantado la polinización de varias especies y ya en marzo se disparan los síntomas de las alergias. Los afectados, además, conviven con otros dos problemas. El primero es que el polen del árbol más común de la ciudad, el plátano de sombra, es el causante de un 30% de los casos de polinosis que se registran. Y el segundo, que las partículas de diésel multiplican por 27 la capacidad de este polen de ser alergénico.
Fue en 1994 cuando el equipo de Javier Subiza, el ahora presidente del Comité de Aerobiología, describió el polen del plátano de sombra -del que hay 55.314 ejemplares solo en la capital- como causa de polinosis en Madrid. El doctor, que atiende en su clínica a unos 2.500 pacientes al mes, mantiene en su página web que "entre los alérgicos al polen de Madrid, el 52% están sensibilizados al plátano y el 28% presentan síntomas de rinoconjuntivitis o asma relacionados claramente con este polen".
En 1994 se descubrió que el polen del plátano provocaba polinosis
Los casos van en aumento porque la concentración del polen en el aire es cada vez mayor y a mayor concentración más fácil es que los ciudadanos se hagan alérgicos a él.
"En 1994 teníamos 10.000 gramos de polen en el aire, mientras que en el 79 contamos solo 1.000", explica el doctor. "Según se expande la ciudad, se van plantando más especies", sostiene Subiza, que también coordina la Red Nacional de Colectores de la Sociedad Española de Alergia desde 1993.
"Todo el mundo está de acuerdo en que, desde un punto de vista botánico, es un buen árbol para las ciudades, difícil de sustituir, resiste la sequedad, la contaminación y produce mucha humedad. Como alergólogo, sí podría decir que hay un problema ahora, porque en 1995 detectamos una alergia a este polen que no había en 1978", añade. Y recuerda que "las talas masivas durante la década de los ochenta mantuvieron estables las concentraciones de pólenes de esta especie, hasta que se dispararon en los noventa cuando gracias a la presión de los ecologistas se suspendieron".
Subiza sostiene que la problemática de los alérgicos se ve agravada porque "la contaminación por diésel en ciudades como Madrid ha aumentado muchísimo". "Hemos pasado de un parque móvil de diésel del 20%, en 1985, a más de un 60%, en 2004", explica basándose en un estudio de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC).
"Estas partículas contaminantes son capaces de incrementar por 27 la capacidad de un polen de ser alergénico. Lo que hay que hacer [para evitar la predisposición del ciudadano a las alergias] no es cortar árboles, sino tomar medidas para reducir la contaminación por diésel.
Por su parte, la profesora titular de Botánica de la Universidad Complutense de Madrid, Montserrat Gutiérrez, matiza que hay estudios muy diversos al respecto. "En general se mantiene que la contaminación multiplica las posibilidades de que el polen sea más alergénico pero no está claro si son los efectos sobre las vías respiratorias de las partículas de diésel los que favorecen el desarrollo de una crisis alérgica".
"Ahora mismo hay otra teoría que justifica el aumento de la polinosis", continúa la profesora. "En el mundo desarrollado vivimos en unas condiciones higiénicas tan extremas que nuestro sistema inmunitario no termina de desarrollarse".
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