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Entrevista:

"Cuando te alejas de Madrid, la nostalgia te machaca"

David Fernández Cantero nació en Madrid hace 36 años. Hijo de un piloto que se estableció en el Congo, recibió de su padre amor a la lectura y a los viajes, deseo de disfrutar cada instante de vida y un estímulo irrefrenable por escribir que ha mantenido siempre. Es poeta desde sus doce años. inició estudios de Ciencias de la Información, culminó los de Imagen; se hizo pintor, reportero gráfico en RTVE; permaneció tres años como corresponsal en Roma, y hoy presenta un informativo regional en Sevilla, donde vive, aunque su verdadero amor está en Madrid. Conoce veintitantos países de África y sigue amando los viajes. Pero su gran pasión es, sin duda, la poesía. Acaba de publicar Caudal de ausencias, fusión de otras dos inéditas, Laberínticos hechizos y La caricia que conozco. Su libro es un poemario herido de un lirismo tan profundo que su lectura parece rasgar la delicada intimidad que envuelve sus sentimientos, en los que surge como única e incesante añoranza una mujer.Pregunta. ¿Cómo fue a dar con la poesía?

Respuesta. Me ha acompañado siempre, escribo poemas desde que era un muchacho. Se los mandaba a una chica en tal cantidad que los guardaba en una gran caja. Mi padre me insistía mucho para que escribiera.

P. ¿Influyó en usted Antoine de Saint-Exupéry?

R. Claro, pero también Tagore, Neruda, Huidobro...

P. Para usted, ¿la poesía es una forma de expresar o de conocer?

R. Creo que se trata de una forma misteriosa de expresión.

P. ¿Qué misterio es ése?

R. Mire, yo raramente construyo poemas. Más bien surgen involuntariamente de mí, atraviesan mis manos, brotan sin freno en cualquier sitio: su intensidad es tanta que cuando escribo prosa debo huir de ellos porque me inundan.

P. ¿Sigue siendo necesaria la presencia de la mujer en su inspiración?

R. Sí; para mí, siempre. Pese a que el ideal femenino de los años treinta está un poco agotado, creo que todas las mujeres buscan ternura, sensibilidad, palabras hermosas, cortesia. Muchos hombres cada vez se hallan más idiotizados por el fútbol y la cerveza. La verdad es que aspiro a un mundo en que dejemos de hablar de géneros. Creo también que el romanticismo es imprescindible.

P. Pero las damas lo rechazan.

R. No. Lo rechaza la vida que, llevamos.

P. Algunos madrileños creen que Sevilla, donde usted vive, resulta más poética que Madrid. ¿Qué piensa?

R. Añoro mucho mi tierra, Madrid: cada vez que me alejo, la nostalgia me machaca. Quiero vivir entre montes, níscalos y olmos, piedras, cielo y estrellas; y hacerlo sencillamente, con la mujer que amo.

Caudal del ausencias. Morandi. 1.250 pesetas.

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