Schömmer, cuatro días en el metro
El maestro fotografía en un viaje exprés la geografía humana y arquitectónica del suburbano
Son gestos millones de veces repetidos a lo largo de una vida. En el metro de Moscú, Nueva York, París o Madrid hay gente que lee y gente que duerme, amantes que se besan, curiosos que sencillamente observan a su alrededor y viajeros que arrastran con aire de prisa una maleta. También hay escaleras mecánicas, bancos y espacios de tránsito en los que nadie se fija aunque se pisen todos los días. El fotógrafo Alberto Schömmer, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ha capturado esta geografía humana y arquitectónica en las 83 imágenes que se incluyen en el libro Metro, la crónica de un día cualquiera en el suburbano madrileño.
Schömmer (Vitoria, 1928), uno de los maestros españoles del retrato fotográfico contemporáneo, recibió el encargo de la Comunidad de Madrid el pasado octubre para conmemorar el 90º aniversario de Metro de Madrid. Una dolencia en la rodilla le obligó a concentrar el proyecto en cuatro días: "Tuve que trabajar a mucha velocidad, pero eso benefició al libro porque le dio una unidad mayor", explicaba ayer el fotógrafo. En compañía de dos expertos del metro y de un ayudante de fotografía, Schömmer se adentró en las entrañas de un suburbano "bello y funcional", en su opinión. "El trabajo fue denso porque hubo que recorrer absolutamente todo el metro, la parte antigua, el metro clásico y el actual".
El autor disparaba a los viajeros con la cámara en el pecho
Había que retratar las paredes, el interior de los vagones y de las estaciones. Pero, sobre todo, debía capturar a las personas. "Y eso, siempre, me ha pasado en Nueva York, en Tokio, en Moscú, cuesta mucho, porque la gente se molesta", dice Schömmer. Salvó esa dificultad disparando con la cámara en el pecho, calculando las distancias como si lo hiciera desde la altura de su ojo. Así nadie se daba cuenta de lo que hacía.
Las páginas del libro alternan el color con el blanco y negro "porque cada tema necesita un tono determinado". Lo más difícil, según el autor de las imágenes, fue equilibrar el paisaje humano con los propios espacios: "Digamos que pensé que había que dar un 30% a las personas, otro tanto a los interiores y el 40% restante a los exteriores. Así el libro ha podido salir", asegura.
Metro, cuyas instantáneas no están identificadas de manera intencionada por el fotógrafo, es también el homenaje a la película analógica, una técnica destinada a desaparecer pero que Schömmer no se resigna a abandonar: "La fotografía digital la tengo apartada hasta que la mejoren. Es fría, no tiene sensualidad, le falta cachondez, con perdón de la expresión. Sin embargo, la fotografía analógica tiene todo eso", sentencia.
"Es un libro dedicado a una de las principales señas de identidad del Madrid de hoy, nuestro metro", señaló el pasado martes el consejero de Transportes e Infraestructuras, José Ignacio Echeverría, durante la presentación del libro. "Todos los que tengan la suerte de admirar las instantáneas verán en ellas situaciones cercanas, reconocibles y, por supuesto, captadas con el espíritu libre de un genio de la fotografía como es Alberto Schömmer". El concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Pedro Calvo, destacó que diez años después de publicar Autobiografía de un madrileño, el personal recorrido de Schömmer por la capital, el fotógrafo se sumerge en el suburbano "convencido de que el metro es el fiel reflejo de lo que ocurre en superficie". "No podemos entender el Madrid del siglo XX y siglo XXI si no conocemos nuestro Metro", aseguró Calvo.
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