_
_
_
_

Mata a martillazos en Navacerrada a su jefe

Agentes de la Guardia Civil encontraron ayer, a la una del mediodía, el cadáver del empresario José Ignacio Cangas Herrero, de 89 años. Su cuerpo, que fue hallado entre un gran reguero de sangre, presentaba numerosos golpes en la cabeza, que supuestamente se habían producido con un martillo. Cuando llegaron los agentes y los facultativos del Servicio de Emergencias Madrid 112, el hombre yacía muerto en el garaje de la finca de Las Cerquillas, propiedad del fallecido, en el Camino del Río en el municipio de Navacerrada (2.765 habitantes). Según confesó el guarda de la finca en el puesto de la Guardia Civil del municipio de Becerril de la Sierra, él mismo había matado con un martillo al empresario.

Daniel, el presunto agresor, confesó su crimen ante la Guardia Civil
Más información
El detenido por la muerte de su jefe dice que le mató "en un momento de calentón"

El guarda, de 67 años y que según los vecinos se llama Daniel, trabajaba y vivía con su familia en la finca, propiedad del fallecido, nieto del fundador del Banco Herrero, ahora perteneciente al Grupo Sabadell. Además era expresidente de la empresa guipuzcoana Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) hasta 1991.La noticia de la muerte violenta del empresario José Ignacio Cangas Herrero fue muy comentada ayer por los vecinos de Navacerrada. Prácticamente todos conocían al fallecido, e incluso al supuesto agresor: "Cangas era una bellísima persona, y los que digan lo contrario es que no lo conocían. Ahora, tras su muerte, todo el mundo de Navacerrada sabrá que era un accionista de un gran banco", explicaba una mujer, que puntualiza: "Daniel [el supuesto agresor] también era muy buena persona, no entendemos qué ha podido suceder. Todo tuvo que originarse en una discusión, pero no entendemos nada".

Juan Bernal, vecino de Navacerrada de 88 años, sostiene que el fallecido era un año menor que él, "tenía 87 años". Este hombre, que ayer por la tarde tomaba el sol en la Plaza del Ayuntamiento, aseguró conocer a Cangas, apellido por el que era conocido en todo el pueblo: "Todo el mundo sabía quién era, sobre todo las personas de más de 50 años". Según este hombre, Cangas Herrero acudía desde hace varios años todos los viernes a la finca en la que le quitaron la vida, y allí permanecía hasta el "lunes o el martes". Poco amante de los bares, se le podía ver todos los días caminando a lo largo de los más de dos kilómetros de carretera que hay entre su propiedad y el centro del pueblo: "Paseaba solo, ya que no cogía el coche, y saludaba a todo el mundo". También acudía con asiduidad a misa, algunas veces en compañía de su hija, conocida en el municipio.

Otras personas destacaron ayer el fuerte carácter del fallecido, que en alguna ocasión llegó a tener problemas en las inmediaciones de la finca: "Por eso, lo que pudo pasar es que después de muchas disputas, Daniel perdiera la cabeza, y cometiera el crimen", apunta un vecino como hipótesis, aunque reconociendo que no tenía ni idea de lo que realmente había ocurrido.

Al margen de la opinión de los vecinos, un empleado de la empresa CAF, que el fallecido presidió entre los años 1966 y 1992, aseguró que Cangas Herrero era una persona muy afable y mantenía una muy buen relación con todos los miembros del consejo de administración de la empresa radicada en el País Vasco. En similares términos se expresaron ayer algunos de los familiares del fallecido, que aseguraban no entender el motivo por el que se inició la agresión que acabó con la vida de su familiar Cangas Herrero.

Los agentes de la Guardia Civil localizaron el martillo con el que supuestamente golpeó Daniel al empresario. Los facultativos del Servicio de Urgencia Médica de Madrid (Summa) no pudieron hacer nada al llegar al lugar de los hechos por la vida del empresario y confirmaron su muerte, según explicaron fuentes del servicio de Emergencias Comunidad de Madrid 112: "La víctima presentaba varias lesiones en la cabeza producidas con un objeto contundente".

La policía judicial de la Guardia Civil investiga el homicidio y trata de determinar las causas de la agresión, aunque fuentes cercanas al caso consideran que todo pudo haberse iniciado con una discusión entre José Ignacio y Daniel, que se produjo en ausencia de la mujer y de la hija del guarda. Según fuentes conocedoras del suceso, ambas personas se ausentaron durante toda la mañana, probablemente a una revisión médica, por lo que no se enteraron del trágico suceso hasta las tres de la tarde.

El fallecido, viudo desde hace varios años de María Teresa Thiebaut, mantuvo durante la mayor parte de su vida un importante paquete de acciones del Banco Herrero, que fue fundado en Oviedo (Asturias) en 1911 por Policarpo Herrero Vázquez, su abuelo, quien fue presidente de la entidad hasta 1929.

En 1995 sus accionistas, entre ellos Cangas Herrero, vendieron sus títulos a La Caixa, pasando a integrarse el banco en este grupo financiero catalán. En 2001 se integró en el Banco Sabadell tras la venta efectuada por La Caixa a cambio de una participación en el capital del Sabadell. El Banco Herrero es la marca que utiliza el Banco Sabadell en varias provincias del norte de España, especialmente en Asturias y León.

Esta no es la primera muerte trágica que se produce en el seno de esta familia, muy conocida en Asturias. El 30 de junio de 1980 falleció el hijo de José Ignacio Cangas Herrero: José Ignacio Cangas Thiebaut, que tenía entonces 26 años.

Interior de la finca Las Cerquillas de Navacerrada, donde fue asesinado el empresario.
Interior de la finca Las Cerquillas de Navacerrada, donde fue asesinado el empresario.T. C.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_