"Le vi venir, pero no me dio tiempo a esquivarle"
Un kamikaze choca en la M-30 contra un bombero que iba a trabajar
"Le vi venir de golpe hacia mí y no me dio tiempo ni siquiera a esquivarle". Así explicó ayer Gonzalo, de 31 años, a sus familiares el accidente que sufrió a primera hora de la mañana cuando un vehículo que circulaba en dirección contraria le embistió frontalmente. A él, milagrosamente, el fuerte impacto sólo le provocó una aparatosa fractura en la pierna derecha. El kamikaze salió peor parado, pero tampoco murió.
Había salido temprano de casa, donde vive con su novia. Se dirigía al parque de bomberos de Villaverde, en el que trabaja desde el año 2003. Circulaba por el kilómetro 0,400 de la M-30 en su coche, un Volkswagen Bora de color azul. Acababa de pasar la salida de la carretera de A Coruña cuando se encontró con un vehículo Mazda 3, también azul, que circulaba de frente, por el carril interior. Al volante iba M. G. A., de 25 años de edad.
El infractor está grave, y su víctima sólo sufrió una fractura en la pierna
El kamikaze recorrió cerca de ocho kilómetros en dirección prohibida
La policía cree que iba bajo los efectos del alcohol o de una droga
A esas horas la autovía estaba casi vacía, pero Gonzalo no fue el único que se cruzó con el vehículo que circulaba en dirección contraria. La centralita de la Policía Municipal recibió al menos cinco llamadas alertando de su presencia. Una de ellas, apenas unos minutos antes del accidente, la hizo un compañero de Gonzalo en el parque de bomberos de Villaverde, que viajaba en su motocicleta y que pudo salvar la presencia del kamikaze "milagrosamente", antes de detenerse y avisar al 092.
Fuentes de la investigación explicaron que la persona que provocó el accidente circuló al menos durante ocho kilómetros en dirección contraria. Incluso un vehículo de la Policía Municipal llegó a cruzarse con el infractor, aunque no pudo detenerle. Esas mismas fuentes indicaron que el conductor presentaba síntomas de conducir bajo los efectos de alcohol o drogas.
La fuerte colisión entre ambos vehículos provocó que Gonzalo sufriese una fractura abierta por aplastamiento de la tibia y el peroné de la pierna izquierda. Se la destrozó. "Intentó salir del coche en cuanto se produjo el accidente, pero se dio cuenta de que no podía, estaba atrapado", explicó ayer su hermana Belén a las puertas del hospital Ramón y Cajal, donde fue trasladado por una ambulancia del Samur. Fueron sus propios compañeros del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid los que consiguieron liberarle del vehículo. "¡Soy bombero, soy bombero!", les recordaba Gonzalo a sus compañeros.
El impacto provocó que el conductor que viajaba en dirección opuesta, que llevaba puesto el cinturón de seguridad, sufriese un fuerte golpe en el estómago con el volante, que incluso le provocó una herida por la que sangraba abundantemente, según indicó una portavoz de Emergencias Madrid. Fue trasladado al hospital La Paz. A última hora de la tarde de ayer permanecía en la unidad de vigilancia intensiva del centro hospitalario. Estaba estable dentro de la gravedad y pendiente de evolución. Sus allegados confirmaron en la tarde de ayer a EL PAÍS que estaba "fuera de peligro". "Nos ha dicho que no recuerda nada de lo que ha pasado", explicó a las puertas del centro un conocido del joven.
No muy lejos de allí, la novia, la madre y la hermana de Gonzalo esperaban impacientes a las puertas del servicio de Urgencias del hospital Ramón y Cajal. "Nos hemos llevado el susto de nuestra vida. Aunque por suerte ha sido mucho menos de lo que podía haber pasado y Lalo está bien", explicaba, aún temblorosa, la madre del bombero. El hombre permaneció durante aproximadamente cinco horas en el Ramón y Cajal y fue trasladado posteriormente al hospital La Paz, donde en la tarde de ayer estaba previsto que fuera operado de la fractura abierta.
Los familiares de Gonzalo se preguntaban ayer cómo una persona es capaz de equivocarse y circular durante varios kilómetros en dirección contraria. "En caso de que sea un despiste siempre puedes parar a un lado y alertar a los demás vehículos", insistía la novia, quien aún encontraba alivio: "Menos mal que era domingo y que, a esas horas, no habría muchos coches circulando". La madre del bombero herido se mostraba conciliadora, pese a las circunstancias en las que se produjo el accidente. "Lo de los coches es como la violencia a las mujeres, se intenta acabar con ello, pero no siempre es posible".
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