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Jardiel Poncela (casi) inédito

Gustavo Pérez Puig recupera la comedia 'Las cinco advertencias de Satanás' del dramaturgo madrileño, que vuelve al teatro 76 años después

Patricia Ortega Dolz

Dice Gustavo Pérez Puig que cuando Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952) le enseñó la obra a don Gregorio Martínez Sierra, su consejero, asesor y crítico, este le dijo: "Es la comedia más hermosa del siglo XX, no la toques, no hagas caso de lo que digan los tontos". Y ahí quedó, anclada en el olvido: Las cinco advertencias de Satanás. Una obra que se estrenó en Madrid en 1935, que convirtió a Elvira Noriega en una actriz de referencia y que después desapareció de la escena.

Es la única obra de Jardiel Poncela que no se ha vuelto a llevar al teatro en la capital, y ahora Pérez Puig, a sus 81 años, ha decidido asumir el reto: "Siempre he sido amante del riesgo", asegura el veterano director teatral, que ha elegido el teatro Marquina donde se estrena mañana con dirección de Mara Recatero y con un reparto "cuidadosamente seleccionado": Andoni Ferreño (en el papel de un vividor cuarentón de nombre Ramón), Juan Lombardero (Pedro, el criado), Nuria Benet (Alicia), Pep Munné (Félix, el otro crápula), Nicolás Romero (Isaac, el judío) y su hija, a la que Pérez Puig califica de "actriz revelación" y protagonista del enredo amoroso: Aloma Romero (Coral, la joven amada).

"No es necesario meterse con el Papa para triunfar", dice el director teatral

Todos ellos y alguno más dan vida a esta rara avis jardieliana casi inédita, ambientada en el principio de los años treinta, a caballo entre Madrid y Niza y protagonizada por dos crápulas cuarentones. El disparate, el absurdo y el cinismo propios del autor se suceden en esta historia que habla del amor ideal, del destino y de la frustración vital; y que escribió Jardiel Poncela a su regreso de sus trabajos con la Fox para la industria hollywoodiense y que, según explica el propio Pérez Puig, le imprimen "un carácter distinto, en el que lo importante ya no es tanto el ritmo y la velocidad como los sentimientos de los personajes".

Ni Pérez Puig, que fue alumno de Jardiel Poncela durante sus últimos seis meses de vida, sabe por qué esta obra se perdió de vista. Surgió en un momento complicado, a punto de estallar la Guerra Civil y después de ellas vinieron muchas otras (Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada, Madre (el drama padre), Las siete vidas del gato, que estos días puede verse en el teatro Galileo...).

Jardiel Poncela fue prolífico tanto en sus exilios (Francia, Argentina, San Sebastián) como en todos los días que pasó en los cafés madrileños... Se fue al comenzar la guerra y regresó a Madrid cuando ya había finalizado la contienda.

"Escribía en los cafés porque en las casas no había calefacción. No es que los autores de entonces fueran bohemios es que tenían frío", asegura Pérez Puig y luego, más ancho que largo, añade: "La gente ahora no escribe comedias limpias y bien construidas y no es necesario meterse con el Papa para triunfar".

Son múltiples las obras que Jardiel Poncela escribió desde las mesas de esos cafés madrileños (el Universal, el Gijón, el de las Salesas...), unas con más éxito y otras con menos; unas le dieron tiempos gloriosos y otras le sumieron en la ruina total en la que murió a los 50 años aquejado de un cáncer de laringe y muy solo. Las cinco advertencias de Satanás es otra de las muchas con la particularidad de que solo se representó una vez en Madrid. Pero el hecho de que vuelva a los escenarios 76 años después, aumenta la fuerza del epitafio que Jardiel Poncela hizo poner en su tumba: "Si queréis los mayores elogios, moríos".

Las cinco advertencias de Satanás. Desde el 8 de septiembre, en el teatro Marquina (Prim, 11). Entradas: 15 euros.

Aloma Romero y Pep Munné en un momento de la representación.
Aloma Romero y Pep Munné en un momento de la representación.LUIS SEVILLANO

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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