El Estudiantes somos todos
Lo de siempre, pero esta vez tocando el corazón deportivo de la ciudad, es lo que Alberto Ruiz-Gallardón quiere hacer con el Estudiantes: ponerle de patitas en la calle y amenazar seriamente el futuro de una entidad que representa mejor que nadie la pluralidad deportiva de Madrid.
Sí, porque aunque el alcalde no lo entienda o no lo quiera entender, Madrid, deportivamente hablando, es más que el Real Madrid o el Atlético, que ya son mucho y bueno para la ciudadanía de la capital.
Y eso incluye al Estudiantes como club conocido y reconocido en nuestro país y en el ámbito internacional del baloncesto, como entidad que va más allá de serlo y como afición entregada y numerosa. El Estu es una institución única, que forma deportistas de élite pero, sobre todo, forma personas, generaciones y generaciones de chicas y chicos, a través del deporte.
La cuestión es que Ruiz-Gallardón está empeñado en que el Estudiantes no juegue en el Madrid Arena, convirtiendo en aire sus compromisos públicos anteriores con el club -¿cuántas veces van ya en todos los terrenos de juego?-, dando la vuelta a lo que hizo con motivo de la visita del COI -tratar de demostrar que la citada instalación tenía garantizado un uso deportivo continuado gracias, entre otras cosas, a la presencia del Estu- y, desde luego, demostrando que los 17.000 millones de las antiguas pesetas gastados en construirlo (con un sobrecoste del 50 %) termine siendo "regalado" y aprovechado por una empresa americana para organizar verbenas varias, cuando el dinero estaba destinado a construir una instalación deportiva polivalente. Sí, una instalación deportiva, alcalde.
Además, nos enfrentamos a una situación lamentable por sí misma y por comparación, porque todos los equipos de la ACB juegan en instalaciones municipales, salvo el Barcelona.
No, el Estudiantes no puede ser puesto al borde del abismo, al borde de su desaparición, por motivos económicos ocasionados por decisiones equivocadas del Ayuntamiento de Madrid.
Sufrirían el baloncesto europeo y español, Madrid, la afición y todos los proyectos del Estu más allá de jugar en la cancha, que no son ni pocos ni pequeños: más de 1.000 niños y niñas en sus escuelas, el equipo femenino, la escuela de discapacitados.
Privatizar el Madrid Arena para lo dicho -¡qué bonito!- traerá consecuencias nefastas para los intereses colectivos de esta ciudad, cuyo Ayuntamiento es capaz de gastarse ingentes cantidades de dinero en cosas innecesarias -basta pasar al lado del Palacio de Ruiz-Gallardón para comprobarlo diariamente- y negar el pan y la sal a la historia, al presente y al futuro del deporte madrileño, en este caso en las carnes del Estudiantes.
Por eso hay que movilizarse para exigir al alcalde que se lo piense y rectifique, que no cometa el error garrafal que tiene en la cabeza, que respete a la ciudad que preside. Como concejal lo estoy haciendo por todos los medios, incluido Facebook.
Porque la razón -incluso jurídica, vía una sentencia que le reconoce más de un millón de euros a pagar por el Consistorio- está de parte del Estudiantes, que, en este caso, somos todos.
Una ciudad que quiere ser olímpica tienen que proteger y fomentar el deporte, no acabar con entidades emblemáticas como el Estudiantes.
El Estu tiene que seguir jugando y en Madrid. Se trata de deporte, de educación en valores y de BA-LON-CES-TO.
Óscar Iglesias es presidente del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Madrid.
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