Las aplicaciones web hacen temblar el reinado de Word
Adobe compra un procesador de textos basado en web y Microsoft anuncia un servicio para almacenar documentos 'online'.
Adobe es la última empresa en sumarse a las compañías que ofrecen aplicaciones online. El fabricante de Photoshop ha adquirido Buzzword, un procesador de textos que permite crear documentos y compartirlos a través de la web. Adobe sigue así una estela en la que se encuentra Google, que recientemente añadía a su oferta de procesador de textos y de hoja de cáculo, un programa para presentaciones, todos ellos basados en web.
Antes de Google, este camino ya lo había tomado hace años Sun Micrsosytems con la compra StarOffice en 1999, pero hoy más que nunca, parece que el mercado de la ofimática está muy cerca de cambiar para siempre. Después de décadas de absoluto dominio de los programas Word, Excell o Powerpoint, Microsoft empieza a enfrentarse a competidores que han encontrado en Internet la vía para acercarse a un usuario que hasta hace muy poco estaba atado a su PC y a los programas de la empresa de Bill Gates.
De hecho, la compañía de Redmond ha decidido reaccionar ante la consolidación de las aplicaciones web, y ha presentado en Estados Unidos, su servicio Office Live Workspace. Microsoft no va a renunciar a seguir vendiendo su paquete de aplicaciones, que le reporta una importante cantidad de ingresos, pero ha decidido combinarlos con esta web que va a permitir compartir y almacenar hasta 1.000 documentos. A diferencia de sus otros competidores, Live Workspace, que empezará a funcionar a finales de año, está pensado para trabajar exclusivamente con documentos Office.
La idea de Microsoft es permitir que los usuarios de Word, Excell o Powerpoint tengan acceso a sus documentos en cualquier lugar y puedan colaborar en un mismo archivo con otros usuarios.
Microsoft empieza a tomar medidas para que sus aplicaciones no pierdan fuerza frente a las ofertas virtuales, que además de ser accesibles desde cualquier parte del mundo, tienen la ventaja de ser gratuitas. Hasta ahora, las apliaciones web como las de OpenOffice.org han representado un parte muy pequeña del mercado, pero están tomando más peso poco a poco.
Google además dio un paso importante este año, cuando en marzo presentaba su herramienta Gears que permite seguir trabajando con sus programas sin conexión a Internet. Gears instala ciertos datos en el ordenador de los usuarios, que les permiten seguir trabajando sin estar online, y se sincroniza con el programa alojado en el servidor web cuando se conecta. Esta herramienta está siendo utilizada por otros proveedores de paquetes ofimáticos como Zoho, que ofrece todo tipo de programas desde procesadores de texto a paquetes para la gestión de relaciones con los clientes.
Adobe va a seguir una estrategia similar con la compra de Buzzword, que pretende combinar este procesador de textos con su sistema de compartición de archivos, llamado Adobe Share, que permite almacenar hasta 1 Gigabyte y embeber los documentos en cualquier página web para que puedan ser descargados o impresos en formato PDF.
También en la empresa
Muchas de estas empresas están llevando sus estretagias al mundo de corporativo con ofertas de pago. La última fue Google que ha buscado el apoyo de Cap Gemini para vender su paquete ofimático en el mercado empresarial. Pero el software de gestión empresarial, el más sofisticado, vive un proceso similar.
La semana pasada, SAP presentaba su primera aplicación basada en web, el A1 con la que plantaba cara al famoso Salesforce.com, quien lleva años ganando terreno en las empresas medianas gracias a su solución basada en web, más económica, accesible desde Internet y sin costes de mantenimento.
Tras el anuncio de SAP fue Oracle quien anunciaba el lanzamiento de una nueva versión del famoso CRM de Sieble, que esta vez se comercializa bajo demanda y cuenta con 14 nuevas aplicaciones.
Microsoft que también compite en este mercado, especialmente desde que absorbió la compañía Navision, tiene su propia oferta basada en web, llamada Dymnamics Live CRM. .
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