"La tierra ya es nuestra"
Los indios brasileños de Raposa califican de victoria la sesión del Supremo que debatía su futuro, a pesar del aplazamiento
Con la sabiduría ancestral que les caracteriza, los indígenas de la reserva brasileña Raposa Serra do Sol, en el norteño Estado de Roraima, han considerado definitiva y a su favor la decisión de nueve de los 11 magistrados del Supremo que el miércoles se pronunciaron por la legalidad de la reserva -algo a lo que se oponen los terratenientes instalados en la zona-, a pesar de que la sesión fue suspendida, y la sentencia definitiva, aplazada al año que viene. Al término del encuentro de los magistrados, los indios reaccionaron a coro: "La tierra ya es nuestra". Y ayer celebraron con danzas y rezos lo que ya han asumido como una victoria.
Ivaldo André, líder del Consejo Indígena de Roraima (CIR), afirmó que sus compatriotas están "emocionados, satisfechos y felices con la decisión de la mayoría del Supremo a su favor". Aunque añadió: "Vamos a seguir esperando con paciencia".
La sesión del miércoles fue aplazada después de que el juez Marco Aurélio Mello, que aún no se había pronunciado, pidiera más tiempo para examinar el caso, que había quedado en suspenso en agosto pasado por la misma causa.
Pero la lectura favorable de la sesión del Supremo realizada por los 19.000 indígenas de la reserva Raposa Serra do Sol, en la frontera con Venezuela y Guyana, coincide con la de los analistas políticos y de la prensa nacional, que ven más cercana la posibilidad de que los nativos puedan mantener un
territorio de 1,7 millones de hectáreas y que, al mismo tiempo, lo abandonen todos los colonos no indios.
Dicho optimismo se funda en tres premisas: los argumentos esgrimidos por los magistrados a favor de los indios; la conformidad de los colonos, que comienzan a admitir que tendrán que salir de la reserva, y las declaraciones efectuadas ayer con resignación por el gobernador de Roraima, José Anchieta, hasta la víspera tenaz defensor de la postura de los colonos.
En efecto, las alegaciones presentadas por los magistrados a favor de los indios hacen que difícilmente puedan cambiar de opinión el año próximo, en la sesión plenaria definitiva. Dichos magistrados esgrimieron, por ejemplo,"la deuda ancestral que Brasil tiene con los indios" (Ellen Gracie); dijeron que los arroceros "están causando daños medioambientales irremediables" (Joaquim Barbosa); recordaron que lo que está en juego no es sólo la reserva Raposa Serra do Sol, sino "el principio constitucional que asegura la integridad física y cultural de los indios" (Eros Grau), y advirtieron que "los arroceros no tienen ningún derecho adquirido en aquellas tierras, que son del Estado" (Ayres Britto). Además, todos los magistrados reconocieron al unísono el derecho a la presencia del Estado en la reserva.
Con todo, los blancos de Raposa Serra do Sol, aunque prácticamente dan por perdida la batalla, aún tratan de ganar la guerra final. Así, han anunciado que presentarán un recurso contra la promesa del Gobierno de resarcirles con cinco millones de reales (alrededor de 1,5 millones de euros), porque quieren 100 millones. Con este recurso confían en poder prolongar el proceso cuatro o cinco años más.
Sin embargo, el gobernador de Roraima, que fue un furibundo defensor de la permanencia de los colonos en la reserva, ayer tiró la toalla y reconoció que el Supremo ya no dará marcha atrás en su decisión y que los arroceros deberán pensar en recolocarse fuera de la reserva, cuyas tierras quedarán íntegramente en poder de los mismos indígenas que ya las poseían antes de que los portugueses llegaran a Brasil.
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