La sombra de la guerra civil planea en Costa de Marfil
Gbagbo se aferra a la presidencia pese al rechazo internacional
La violencia se recrudeció ayer en Abiyán, la principal ciudad de Costa de Marfil, y otras ciudades del país en favor de la victoria de Alassane Ouattara en las elecciones presidenciales del pasado domingo. Mientras, el gobernante desde 2000, Laurent Gbagbo, juró por otros cinco años en el cargo a pesar de la fuerte oposición interna y el rechazo internacional a su investidura. La tensión ha aumentado en los dos últimos días en el país y existe el temor de que se reanude la guerra civil, que dividió al país entre 2002 y 2007, ya que se vislumbra difícil una salida consensuada al conflicto.
En varias zonas de Abiyán, grupos de jóvenes cercanos a la Agrupación de Hufuetistas para la Democracia y el Desarrollo (RHDP), coalición que respalda a Ouattara, levantaron barricadas y quemaron neumáticos, mientras los policías disparaban para disolverlos. Escenas similares se produjeron en las populosas barriadas de la periferia de la ciudad, donde Ouattara tiene un gran número de seguidores, y también en la localidad de Grand-Bassam, a unos 15 kilómetros de Abiyán, la capital económica del país. Los disturbios han causado ya cuatro muertos.
Por su parte, Guillaume Soro, primer ministro y líder de las Fuerzas Nuevas, que mantuvieron la guerra contra el Gobierno de Gbagbo hasta hace tres años y que siguen armadas y mantienen el control del norte del país, apoyó también la victoria de Ouattara y dijo que la proclamación de Gbagbo por el Consejo Constitucional no se basa en argumentos legales.
Soro consideró ilegal la anulación de los resultados en siete departamentos del norte donde Ouattara tenía amplia mayoría, incluida Bouaké, donde tienen su sede principal las Fuerzas Nuevas. Mientras tanto, Gbagbo reunió el viernes en el palacio presidencial a los altos mandos de las Fuerzas Armadas para obtener su respaldo. Los militares cerraron durante la jornada de ayer las fronteras del país.
Gbagbo advirtió durante la ceremonia de investidura de que no cederá la soberanía del país a pesar de la negativa prácticamente unánime de la comunidad internacional a la hora de reconocerle como vencedor de los comicios presidenciales. "Seguiré trabajando con todos los países del mundo, pero nunca rendiré nuestra soberanía", advirtió.
Tanto Naciones Unidas, como la Unión Africana (UA), la Unión Europea, Estados Unidos y otros países han admitido como válidos los resultados electorales anunciados el jueves por la Comisión Electoral Independiente (CEI), que dio la victoria a Ouattara. Según anunció el jueves la CEI, Ouattara obtuvo un 54% de los votos y Gbagbo el 46%, lo que daba la victoria al candidato opositor.
La UA ha anunciado que enviará al ex presidente sudafricano Thabo Mbeki en "misión de urgencia" a Costa de Marfil, donde la tensión crece y se disparan las amenazas de guerra civil por la disputa poselectoral entre los dos candidatos a la jefatura del Estado.
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