_
_
_
_
Reportaje:Ola de cambio en el mundo árabe

La protesta árabe aceleró la reforma

La intensidad de las revueltas regionales y la presión de Francia forzaron al monarca a diseñar una apertura política mayor de la prevista antes de la crisis

Mohamed VI no quiso dejar que la llama de las revueltas prenda en Marruecos. Tan solo 17 días después de que, el 20 de febrero, se iniciaran las protestas, el monarca pronunció un discurso no previsto para anunciar una reforma de la Constitución que recorta sus poderes y amplía los del jefe del Gobierno y del Parlamento.

Mucho antes de que el soberano alauí hiciese su famosa alocución del 9 de marzo, Marruecos ya preparaba una modificación de la Constitución, pero de mucho menos alcance. Presidida por Omar Azziman, el exembajador marroquí en España, una comisión elaboró, por encargo del rey a lo largo de 2010, un proyecto de regionalización del país. Su puesta en práctica requería enmendar la Carta Magna.

París enmienda con Marruecos el error de haber apoyado al dictador de Túnez
Más información
Marruecos entra en una nueva era
Marruecos apela al islam en las urnas

Si el discurso pronunciado por Mohamed VI en marzo empezó por la regionalización, mucho más importantes fueron las indicaciones que dio sobre la redistribución del poder ejecutivo.

El monarca anunció así una reforma preventiva para evitar que las manifestaciones protagonizadas por los jóvenes del Movimiento 20 de Febrero creciesen hasta llegar, acaso, a desestabilizar el país.

Con su iniciativa contradecía a algunos miembros de su Gobierno que tras las revoluciones de Túnez y Egipto repetían hasta la saciedad que Marruecos no era equiparable porque "ya ha hecho las reformas". Trinidad Jiménez, la ministra española de Asuntos Exteriores, reiteró la misma tesis varias veces en febrero: "El proceso de apertura democrática y reformas políticas y sociales" que llevó a cabo Marruecos hace que sea diferente de sus vecinos.

Pero si el soberano "cogió el toro por los cuernos", una expresión que usan en privado los cortesanos, no fue solo a causa del temor al contagio geográfico o a la presión suscitada por las protestas juveniles.

Entre febrero y marzo Mohamed VI estuvo dos veces, varios días, en el castillo familiar de Betz, a 70 kilómetros al noreste de París. No fue con su familia sino con un séquito muy reducido encabezado por su primo Moulay Ismael. Se reunió, entre otros, con el presidente Nicolas Sarkozy, según fuentes conocedoras de aquella cita.

La clase política francesa se flagelaba entonces por su ciego apoyo al régimen del dictador Ben Ali y quería evitar a toda costa repetir el error tunecino con Marruecos. De ahí que a Mohamed VI le aconsejasen ser osado con sus reformas.

De vuelta a Rabat, el monarca encargó a su director de gabinete, Fouad Chraibi, y a su consejero real, Mohamed Moatassim, que le redactasen un discurso para anunciar la reforma constitucional el 9 de marzo. Le escribieron tres borradores y eligió el más atrevido, sorprendiendo a sus colaboradores.

Para desactivar las protestas el soberano tomó otras medidas apaciguadoras. Quizá la más llamativa fue el indulto que concedió, el 14 de abril, a 190 presos en su mayoría islamistas, pero también a Chakib al Khayari, un célebre defensor de los derechos humanos en el Rif.

Aun así la calle sigue en ebullición por motivos políticos -el pasado domingo 7.000 jóvenes recorrieron el centro de Casablanca- y para exigir mejoras sociales. La manifestación de Casablanca no fue reprimida, a diferencia de otros cortejos como el pícnic que intentaron celebrar los jóvenes, el 15 de mayo, ante la sede de la policía secreta.

Los jóvenes del Movimiento 20 de Febrero arremeten contra el procedimiento elegido para modificar la ley fundamental a través de una comisión nombrada por el rey. "¡No a una Constitución otorgada!", fue un eslogan repetido en las calles de Casablanca. Propugnaban seguir el ejemplo de Túnez y elegir una asamblea constituyente.

También exigían que el "rey reine y no gobierne", es decir, que sus poderes sean similares a los del monarca español. Aunque la nueva Carta Magna recorta sus atribuciones, Mohamed VI seguirá siendo un jefe de Estado más poderoso que cualquier rey europeo.

Miles de personas se manifiestan en Casablanca el 12 de junio.
Miles de personas se manifiestan en Casablanca el 12 de junio.ABDELJALIL BOUNHAR (AP)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_