Los minaretes de la discordia
Suiza convoca un referéndum para prohibir en la Constitución que se edifiquen minaretes en las mezquitas
El Partido del Pueblo Suizo (SVP-UDC) del caudillo derechista y ex consejero federal (ministro) Christophe Blocher vuelve a desatar la polémica. El movimiento xenófobo y nacionalista sale al escenario para detener lo que considera "islamización rampante" de la sociedad suiza. A su juicio, la mejor manera de contrarrestar esta influencia es incluir en la Constitución la prohibición de construir alminares en las mezquitas de Suiza.
Para ello, 14 altos cargos del SVP-UDC, mayoría absoluta en una comisión de 16 miembros, presentaron una iniciativa popular en mayo de 2007 para convocar un referéndum, que se celebrará el próximo 29 de noviembre, fecha elegida por el Consejo Nacional, equivalente al Congreso de los Diputados.
En Suiza, cualquier ciudadano puede lanzar una iniciativa sobre prácticamente cualquier aspecto que afecte a la vida social si obtiene las firmas de apoyo de más de 100.000 votantes en menos de 18 meses. En el caso de los minaretes, el comité liderado por miembros del SVP-UDC logró reunir 114.895 firmas en los 26 cantones de la Confederación Helvética.
Los partidarios de la prohibición ven a los alminares como "un signo de dominación política y de voluntad de poder" más que como símbolo religioso. Temen una Suiza repleta de minaretes en unos pocos años y critican la "discreta invasión" musulmana del país, que buscaría "establecer un orden jurídico y social contrario a las libertades garantizadas por la Constitución".
Uno de los mayores problemas que presenta esta iniciativa popular es que choca frontalmente con el derecho, reconocido en la Constitución, a la libertad de culto y de creencias religiosas. De hecho, el Ejecutivo suizo ha expresado vigorosamente su oposición a la propuesta y ha recomendado a los ciudadanos votar contra esta modificación del artículo 72 de la Constitución, que garantiza la libertad religiosa. De aprobarse, la prohibición crearía una fuerte tensión con el mundo árabe, echando por tierra la imagen de moderación y tolerancia del país.
Ésta sería una de las principales preocupaciones de la ministra de Exteriores, la socialista Micheline Calmy-Rey, quien afirma que, de aprobarse el referéndum, podría tener "serias consecuencias para la seguridad suiza", poniendo al país en el punto de mira de los extremistas islámicos. Y sería igualmente malo para los negocios, puesto que en ciudades como Ginebra no es raro ver a ricos turistas llegados de los emiratos del Golfo o Arabia Saudí. Unos visitantes de lujo que representan un maná para las tiendas de lujo y los hoteles de cinco estrellas de la ciudad.
Por otro lado, especialistas en el islam como el controvertido intelectual suizo de origen egipcio Tariq Ramadán han llegado a afirmar en un debate televisado que "el minarete no es imprescindible para el culto musulmán". A su entender, lo fundamental pasa más por la normalización del culto que por una "provocación innecesaria".
Ramadán se ha ocupado de recordar que, de momento, en el territorio de la Confederación Helvética sólo existen cuatro minaretes, siendo el más famoso el de la mezquita de la Fundación Cultural Islámica de Ginebra. Los otros son los de Wangen bei Olten, Zúrich y Wintherthur. La primera mezquita de Suiza, construida en Zúrich en 1963, levantó ya en su momento una oleada de protestas. Hay que destacar que, de común acuerdo, en ninguno de estos alminares puede un almuédano llamar a los fieles a la oración, lo que convierte la construcción en meramente simbólica.
Los 400.000 musulmanes que viven en Suiza, en su mayoría ex yugoslavos, turcos y albaneses, están relativamente bien integrados en esta sociedad. En Suiza, los conflictos interétnicos, abiertos o latentes, son casi inexistentes. De hecho, la inmensa mayoría de suizos se desentiende de esta iniciativa. Hasta el momento, ningún analista político considera viable que la propuesta del SVP-UDC prospere el 29 de noviembre, pero, como comentaba un observador, "en un clima de mayor ecitación social todo es posible".
Este año Suiza celebra los 500 años del nacimiento de Calvino, el teólogo francés que convirtió Ginebra en la "Roma protestante". No son pocos los expertos que recuerdan los conflictos sociales que se produjeron en esta rigurosa ciudad calvinista cuando los católicos quisieron construir campanarios en sus iglesias. La autorización, o no, de estas construcciones para las iglesias católicas fue tema de acalorados debates durante años. Todo parece indicar que la historia se repite siglos más tarde.
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