"El 'lobby' israelí presiona a Washington para atacar a Irán"
"Es indudable que tanto el lobby israelí en Washington como Israel están presionando muy fuerte para que EE UU utilice la fuerza militar contra Irán", dicen John J. Mearsheimer y Sthepen M. Walt, catedráticos de las universidades de Chicago y Harvard, autores del polémico libro El lobby israelí (Taurus), que les ha valido ser acusados de antisemitismo. En él atribuyen al poderoso grupo de presión haber impulsado la guerra de Irak, impedido las negociaciones con Irán y Siria y obstaculizado la paz con los palestinos.
Los dos profesores mantienen que en EE UU el lobby -"integrado por algunos judíos americanos y grupos cristianos que apoyan abiertamente a Israel sin importarles lo que haga"- es el "único grupo que presiona fuerte para atacar a Irán, los mismos individuos que presionaron para invadir Irak". Mearsheimer y Stephen consideran que el lobby no controla la política exterior de EE UU en Oriente Próximo, "pero ejerce una poderosa influencia para ayudar a empujarla en una dirección enloquecida". "No se va a atacar a Irán durante la Administración de Bush. Primero porque está ya enfrentada a muchos problemas: Irak, Afganistán, Pakistán... Segundo, porque los militares no están a favor, lo cual es un fuerte elemento de resistencia. Aunque uno no puede estar seguro de nada".
El papel del lobby en la invasión de Irak fue clave. Neoconservadores como Paul Wolfowitz, Lewis, Scooter, Libby y Richard Perle fueron elementos centrales del grupo. "Los neocon concibieron la idea de invadir Irak. Empezaron a presionar a principios de 1998. No consiguieron convencer a Clinton y fracasaron con Bush, hasta el 11-S". Una vez que Bush y el vicepresidente Dick Cheney decidieron que la guerra era la acción correcta, organizaciones del lobby como el Comité Americano-Israelí de Asuntos Públicos e Israel ayudaron a impulsarla.
En cuanto a los palestinos, el lobby trabaja claramente en su contra y ha conseguido que "EE UU favorezca a Israel en cualquier circunstancia, de manera que no pueda poner medios de presión para conseguir un verdadero acuerdo de paz". "El público norteamericano, en general, no acepta el enorme e incondicional apoyo económico y diplomático que damos a Israel".
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