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Reportaje:

El lado oscuro de los 'cascos azules'

Un informe de Naciones Unidas refleja el aumento de las violaciones y los abusos por parte de militares en misiones de paz

Burundi, Haití, Liberia, Bosnia, Kosovo, Timor o Congo son los países donde las tropas desplegadas por la Organización de las Naciones Unidas muestran su cara más lamentable: la de los abusos sexuales y violaciones cometidas contra los civiles a los que se supone que deben proteger. Una conducta que está manchando seriamente la imagen de una organización creada para velar por el respecto de la dignidad y los derechos humanos. La ONU tiene desplegados a 64.000 hombres en 17 operaciones de paz en todo el mundo.

El informe de Naciones Unidas sobre el comportamiento de los cascos azules describe en 41 páginas que su brazo militar está lleno de "disfunciones" y señala que las medidas adoptadas durante los últimos años para erradicar esta cultura sexual permisiva no han sido suficientes para evitar nuevos escándalos. El más reciente, el que disparó todas las alarmas en la ONU, es el que involucra a militares en casos de violaciones, pedofilia y fomento de la prostitución en la República Democrática del Congo. En este país africano hay destacados 16.000 soldados de la ONU.

Sólo en la República de Congo hay más de 100 denuncias contra los soldados de la paz
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En la actualidad hay más de 105 denuncias contra cascos azules en el Congo. Los militares se aprovechaban de la desesperada situación de las mujeres y niñas congolesas para practicar el sexo con ellas a cambio de comida o pequeñas sumas de dinero. El informe señala que el 45% de los casos están relacionados con menores, el 31% son prostitutas y el 13% son casos de violación. Esta misión, sin embargo, no es la única en la que se cuestiona la conducta de los cascos azules. Los abusos se repiten prácticamente en cada una de las misiones de paz de la ONU. Más aún, se ha constatado que durante los últimos 12 años estos delitos se han incrementado.

"Hay que restaurar el valor de las misiones de paz y de lo que pueden aportar a la sociedad", señaló el embajador jordano ante la ONU, el príncipe Zeid al Husein, coordinador del informe. Como explica el propio Al Husein, en muchas ocasiones el personal civil y militar de la ONU tiene dificultades para entender la realidad de los países donde son enviados en operaciones de pacificación y se toman las misiones "como un cámping". "No pueden olvidar lo traumatizada y herida que está la población a la que sirven".

A partir del análisis de la conducta de los cascos azules, el príncipe Al Husein sugiere una serie de cambios en el sistema. La primera recomendación pasaría por establecer una norma común para abordar estos casos, que se aplicaría a todos los niveles del personal que actúa bajo la bandera de la ONU, sea personal civil o militar. Se trata de establecer un código que instaure una disciplina estricta y una mayor transparencia de estas operaciones de paz. Los acusados no pueden regresar a sus países de origen sin ser sancionados, según opinan los encargados de elaborar el informe y las recomendaciones.

Al Husein sugiere para ello el establecimiento de cortes marciales en el lugar donde se han cometido los abusos. Además, se destaca la necesidad de proveer a la ONU de medios técnicos para investigar las denuncias, además de formar a su personal para llevar a cabo este tipo de tareas. El embajador jordano es partidario de que se retire también el sueldo a los culpables de abusos sexuales para que ese dinero se destine a un fondo para atender a las víctimas. La fecha límite que pide para la adopción de sus recomendaciones es el año 2007.

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