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Reportaje:

La historia según el Kremlin

Polémica en Rusia por un manual para profesores que equipara a Stalin y Putin como modernizadores del Estado

Pilar Bonet

Vladímir Putin tiene ya un lugar privilegiado en la historia de Rusia. Un polémico manual para uso de profesores, editado bajo la tutela de los ideólogos del Kremlin, considera al actual líder como un dirigente de éxito que, como Josef Stalin, ha sabido mantener la integridad del Estado y modernizarlo.

Stalin convirtió a la URSS en una gran potencia y Putin reconquistó ese estatus, perdido al desintegrarse la Unión Soviética, según las ideas expuestas en el manual Historia contemporánea de Rusia, 1945-2006 (editorial Prosveschenie), escrito por Alexandr Filíppov y otros autores cercanos a las estructuras propagandísticas del Kremlin. A diferencia de Stalin, Putin ha mejorado el nivel de vida de sus conciudadanos y no ha recurrido a la represión, según la obra de Filíppov, que hoy se vende en las principales librerías de Moscú.

El autor insiste en la defensa de lo "nacional" en todos los ámbitos
El libro escandaliza a los sectores liberales por omitir detalles sobre la perversidad de Stalin

A juzgar por el apoyo que le han dado funcionarios como Vladislav Surkov, vicejefe de la Administración e ideólogo del régimen, el libro va camino de recibir el beneplácito del Ministerio de Educación de Rusia en calidad de obra de consulta autorizada oficialmente, después de que la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento) aprobara en julio unas enmiendas en la Ley de Educación. Estas enmiendas contemplan un mayor control del Ministerio de Educación sobre los libros de texto utilizados en el programa escolar y la extensión de este control a los manuales para pedagogos.

A diferencia de los libros de texto para estudiantes, los manuales para pedagogos no han estado supervisados hasta ahora por el Ministerio de Educación. Tras las enmiendas legislativas, el departamento está preparando la normativa para seleccionar tanto las editoriales como los autores que habrán de producir los manuales para maestros. "Los maestros pueden elegir todavía con qué manuales preparan sus clases, pero en el futuro deberán utilizar los manuales aprobados", señaló Yelena Kniázeva, del Ministerio de Educación.

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En diferentes ocasiones, Putin ha mostrado interés por la enseñanza de la historia y ha insistido en que esta asignatura debe educar a los jóvenes en el sentimiento de orgullo por su país. En una reunión con pedagogos en junio, el dirigente dijo que no hay que dejar que a Rusia le impongan el "sentimiento de culpa", ya que los problemas de la historia rusa "no fueron tan horribles como los de otros" países.

Putin admitió la existencia de "1937" (año del comienzo de las purgas masivas), pero, aludiendo a Estados Unidos y a Alemania, dijo que Rusia no empleó nunca el arma nuclear contra la población civil, ni productos químicos como en Vietnam, ni generó el nazismo.

El presidente opina que los manuales escolares realizados con becas extranjeras se pliegan a la ideología de quienes los pagan e insistió en la necesidad de incrementar la responsabilidad de los editores y el Ministerio de Educación.

En Rusia existe hoy pluralidad de libros de texto de Historia autorizados por el Ministerio de Educación, y este pluralismo podría también extenderse a los libros de consulta para los maestros. Sin embargo, el respaldo prestado por funcionarios del Kremlin al manual de Filíppov hace temer que éste se convierta en el texto de referencia en la práctica. Intelectuales liberales advierten de que el derecho a seleccionar editoriales puede convertirse en un negocio cerrado del Ministerio de Educación.

"La URSS no fue democrática, pero fue una orientación y un ejemplo para la gente de todo el mundo", porque "obligó a Occidente a corregir su política y a ponerla al servicio de los derechos humanos". La Unión Soviética fue "una superpotencia gigante que realizó una revolución social y venció en la más cruel de las guerras", señala Filíppov.

La clave del éxito de Stalin y Putin a la hora de mantener cohesionado el país está, según Filíppov, en haber entendido que las enormes distancias y las duras condiciones climáticas características de Rusia obligan a mantener un Gobierno "fuertemente centralizado". Stalin, "el dirigente de más éxito de la URSS", amplió el territorio soviético hasta las fronteras del antiguo imperio ruso y las rebasó en algunos casos, venció en la II Guerra Mundial, industrializó el país y creó "el mejor sistema de educación del mundo". Esto se hizo a costa de "la más cruel explotación" de sus conciudadanos y "varias oleadas de grandes represiones" que exterminaron en su totalidad a "varias clases sociales" e incluso a "masas de gentes totalmente leales". Con Stalin, "el nivel de vida era bajo, especialmente en el campo", señala el libro, que evita los detalles sobre la perversidad del régimen.

"El Estado autoritario y policial se convierte ahora en un Estado totalitario que quiere controlar la conciencia de la gente con ayuda de los libros", señala Ígor Dolutski, autor de un manual sobre la historia de Rusia en el siglo XX que, en 2003, fue vetado por el Ministerio de Educación. El manual, que tenía la categoría de libro de texto recomendado e iba ya por la séptima edición, contenía pasajes críticos sobre la guerra de Chechenia y proponía a los estudiantes un debate sobre la legitimidad de la presidencia de Vladímir Putin.

Para el historiador Yuri Afanásiev, las autoridades "no temen mostrar su inmoralidad ante la sociedad y el mundo", y han elaborado un mito que consiste en mostrar la grandiosidad de los logros de Putin.

El manual de Filíppov insiste en la defensa de lo "nacional" en todos los ámbitos, detecta actitudes hostiles en Occidente a lo largo de todo el periodo tratado e insiste en la necesidad de suprimir la dependencia del mundo exterior y, si es posible, favorecer la dependencia ajena en relación con Rusia, por ejemplo, mediante la fabricación de productos de importancia estratégica.

La economía nacional no debe depender del capital extranjero, de la importación o de la coyuntura mundial, porque "un país consumidor no es capaz de defender sus intereses", afirma. Con Putin, "Rusia salió de una prolongada crisis económica, resolvió el problema de sus deudas y, en condiciones de crecimiento, solucionó los problemas sociales más agudos". La reforma a cualquier precio podría considerarse el lema del mandato de Borís Yeltsin. Putin basó su actuación en "la mejora de las condiciones de vida de la población".

Tras pasar revista a la "diplomacia de la energía", el libro afirma que "todos los observadores -unos con preocupación, otros con hostilidad y otros con esperanza- constatan que Rusia ha vuelto al centro de la política mundial". Rusia, señala, "es el único país no occidental que nunca fue colonia de Occidente". "No ser satélite de nadie" y "sacrificarse por un lugar independiente en la historia" son rasgos permanentes en el "carácter nacional" de este "gran país de recursos inagotables".

Putin, en una galería de tiro de la nueva sede de la inteligencia militar inaugurada en 2006 en Moscú.
Putin, en una galería de tiro de la nueva sede de la inteligencia militar inaugurada en 2006 en Moscú.REUTERS

PERLAS PARA PEDAGOGOS

"Rusia es el único país no occidental que nunca fue colonia ni semicolonia de Occidente"

"La personalidad de (...) Stalin (...) es una de las más contradictorias de la política y la historia de nuestro país. Para unos es un héroe. Para otros, la encarnación del mal"

"La concentración de poder en el presidente tiene también un revés, ya que para que algo se haga, debe ocuparse de ello el presidente"

"Resultado de la política de EE UU fueron las revoluciones de colores en países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI): la revolución naranja en Ucrania, la revolución de las rosas en Georgia y la revolución de los tulipanes en Kirguizistán. Tras el golpe de Estado en Georgia y en Ucrania, al poder llegaron Gobiernos proamericanos"

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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