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El 'efecto Fariñas' se extiende

Las firmes huelgas de hambre del preso político Darsi Ferrer y el disidente Franklin Pelegrino aumentan la presión sobre el régimen castrista

El efecto Fariñas se extiende. Cinco semanas después de que el disidente Guillermo Fariñas empezara una huelga de hambre y sed en protesta por la muerte de Orlando Zapata y en demanda de la liberación de 26 presos políticos enfermos, otros dos disidentes, Franklin Pelegrino, en la provincia de Holguín, y el médico Darsi Ferrer, encarcelado en la prisión habanera de Valle Grande, se han unido a la protesta con sendas huelgas de hambre.

El activista de los derechos humanos Elizardo Sánchez informó ayer de que Franklin Pelegrino cumplió el martes un mes en huelga de hambre en su domicilio "para apoyar la demanda de Fariñas". Darsi Ferrer, adoptado por Amnistía Internacional como prisionero de conciencia, comenzó su ayuno el 20 de marzo para protestar por los "malos tratos" recibidos en la cárcel y "la violación de su derecho al debido proceso, pues permanece encarcelado, sin juicio ni cargos formales, desde el 21 de julio de 2009".

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Ferrer, director del ilegal Centro de Salud y Derechos Humanos Juan Bruno Zayas, fue detenido con la excusa de que se le encontraron materiales de construcción en su casa adquiridos de forma ilegal, pero la verdadera causa de su arresto es su activismo político, afirma Sánchez. La esposa de Ferrer, Yusnaimi Jorge Soca, asegura que la salud del opositor se ha debilitado en los últimos días y ha perdido casi cinco kilos.

Tras la muerte de Zapata, una docena de presos políticos y opositores se declararon en huelga de hambre, de los cuales los tres mencionados persisten en la protesta, indicó Sánchez en un comunicado. Agrega que en manos del Gobierno está evitar "nuevas muertes de huelguistas o prisioneros muy enfermos", y dice que para ello basta con aplicar la legislación vigente, que permite la excarcelación por motivos de salud. "Debieran escuchar", concluye el comunicado, "aunque sea por una vez en más de 50 años" los llamamientos internacionales. A ellos se unió ayer el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, que pidió la excarcelación de los 26 presos políticos enfermos como "solución humanitaria" a la situación en la isla, que calificó de "grave" y "dramática".

Desde el hospital de Santa Clara, Fariñas reiteró ayer a EL PAÍS que no está dispuesto a viajar a España en un avión medicalizado ni a abandonar su protesta. "El Gobierno cubano está tratando de evitar que el efecto Fariñas se extienda, pero lo va a tener difícil", opinó. "Hay gente dispuesta a recoger mi antorcha y yo no voy a ceder: o liberan a los presos enfermos, o dejan que me muera y que me entierren aquí".

Su estado de salud es grave, pero estable de momento. "Yo estoy claro de que me estoy muriendo... Y quiero que eso pase. A todo patriota no se le da la oportunidad de morir ante los ojos del mundo", dice con una frialdad heladora. Así, asegura, demostrará "que por soberbia e intolerancia el régimen deja morir a los opositores".

[En medio de esta crisis, la reunión entre la Unión Europea y Cuba que se iba a celebrar el próximo 6 de abril en Madrid ha quedado suspendida, informó ayer Efe citando a fuentes de la presidencia española de turno. En ese encuentro iban a participar el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y su homólogo cubano, Bruno Rodríguez. Los motivos de la cancelación no han trascendido].

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