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La crisis del gas entre Rusia y Ucrania pone en peligro el suministro a la UE

Moscú corta el envío de combustible a Kiev por falta de acuerdo sobre su precio

Rusia paralizó ayer el envío de gas a Ucrania, una drástica decisión que amenaza con abrir una nueva guerra energética entre ambos países y pone en peligro el suministro a la Unión Europea. El gigante estatal ruso Gazprom justificó la medida alegando que Kiev aún no ha pagado la deuda millonaria que mantiene con esta compañía por el combustible enviado hasta ahora y por el fracaso de las negociaciones para firmar un nuevo contrato de suministro para 2009.

Se trata de la segunda vez en tres años que Rusia cierra el grifo del gas a Ucrania. En 2006, lo hizo durante dos días, una medida que provocó problemas en varios países de la UE, como Italia y Hungría. Ahora, Moscú teme que, como en aquella ocasión, Kiev comience a quedarse con parte del combustible destinado a los consumidores comunitarios. Más de un tercio del gas que consume Europa lo suministra Rusia, y un 80% de ese combustible pasa por Ucrania, mientras que el 20% restante va por Bielorrusia.

Gazprom envía el 80% del gas a Europa a través de territorio ucranio
Putin asegura a Bruselas que se cumplirán los compromisos

Para Ucrania, casi totalmente dependiente del gas del país vecino, los efectos pueden ser aún más negativos. La decisión de Moscú llega en pleno invierno. La compañía ucrania Naftogaz confirmó el cese de los envíos por parte de Rusia (110 millones de metros cúbicos de gas al día) y aseguró que, pese a todo, satisfará sus necesidades con las reservas de gas que tiene en los depósitos, equivalentes al 35% del consumo anual del país.

Al mismo tiempo, en lo que parece ser una medida preventiva ante las posibles acciones de los ucranios, los rusos han comenzado a bombear más gas por las tuberías que van a Europa. Un portavoz de Gazprom anunció que la compañía ha aumentado un 20% el volumen de gas que transita a diario por territorio ucranio y otro 25% el que viaja a la UE a través de Bielorrusia.

La UE seguía ayer con aprensión la evolución de la crisis gasista ruso-ucrania. Los distintos países del centro y del Este de Europa potencialmente amenazados daban cuenta de una plena normalidad en el suministro.

En atención a la UE, el mayor cliente de gas ruso, el primer ministro Vladímir Putin telefoneó el miércoles pasado al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, para alertarle de la situación y anunciarle el propósito ruso de cumplir a rajatabla sus compromisos de suministro. Es lo que dijo también Moscú en 2006, cuando atribuyó la caída en el flujo gasístico hacia la UE al pillaje por Kiev de las líneas de aprovisionamiento que atraviesan Ucrania camino del Oeste.

La primera ministra Ucrania, Yulia Timoshenko, también habló con Barroso ese mismo día para garantizarle que no habría trampas. La semana pasada, el presidente ucranio, Víctor Yúshenko, había prometido en un encuentro con embajadores comunitarios que garantizará el tránsito del gas ruso a Europa, pero Gazprom afirma que ha recibido una carta de Naftogaz en la que amenaza con "confiscar" una parte.

La decisión de Gazprom se produjo después del fracaso de las negociaciones entre las compañías rusa y ucrania para establecer el precio al que la primera venderá el gas a la segunda en 2009. Los ucranios se niegan a aceptar el nuevo precio que proponen los rusos: 250 dólares por 1.000 metros cúbicos de gas, casi un 40% más que en 2008, un aumento que consideran excesivo.

El Kremlin argumenta que ese precio estaba, de hecho, subvencionado por Rusia y era muy inferior al precio que aplica a los países de la UE. Putin explicó que Rusia compra ahora el gas centroasiático -el destinado a Ucrania- a más de 300 dólares y que, en realidad, deberían vender el combustible a Kiev a 416 dólares. Precisamente, esta suma es la que Moscú amenaza con cobrarles si Naftogaz no salda la totalidad de la deuda, que asciende a 400 millones de euros.

La presidencia ucrania informó ayer de que ha presentado una contraoferta, a 201 dólares por 1.000 metros cúbicos de gas. Gazprom afirmó que esa proposición llegó cuando los representantes de Naftogaz ya habían abandonado Moscú, pero que el monopolio ruso del gas está dispuesto a "reanudar las negociaciones en cualquier momento".

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, denunció anoche que esta crisis es producto de las luchas entre "los clanes" que gobiernan Ucrania. Medvédev se refería a la abierta rivalidad que existe entre Yúschenko y Timoshenko. Ambos políticos se han convertido de aliados en enemigos y en las últimas semanas han intercambiado duras acusaciones.

Al sujeto pasivo UE no le quedaba ayer otra que lamentar que la situación hubiese llegado a la ruptura. También pedía a rusos y ucranios "que continúen sus negociaciones y alcancen rápidamente un resultado que haga que el aprovisionamiento a la UE no se vea afectado", según un comunicado conjunto de la presidencia checa y la Comisión.

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