La corrupción pone a Rousseff entre la espada y la pared
La oposición brasileña exige que cuatro ministros den explicaciones
La presidenta Dilma Rousseff está viviendo, tras siete meses de Gobierno, un momento crucial a raíz de los casos de corrupción descubiertos en varios de sus ministerios.
Su dilema no es fácil. Ya retiró de su Gobierno a dos importantes ministros y a 22 empleados públicos. Sensible a las denuncias de los medios, Rousseff ha comenzado lo que se conoce como una "operación de limpieza" en su Ejecutivo. Hasta ahora ha tocado al Ministerio de Transportes, que estaba en manos de uno de los partidos aliados del Gobierno, el Partido de la República (PR), cuyos 60 diputados y seis senadores se han sentido desautorizados públicamente y han hecho amenazas de represalia a media voz.
El actual sistema de alianzas gubernamentales aumenta el riesgo de corrupción, ya que los partidos ofrecen apoyo a los gobiernos no por ideología sino a cambio de favores, es decir, de ministerios u otros cargos públicos. De ahí que fuera de esperar que las acusaciones de corrupción no se limitarían solo al Partido de la República sino a otros movimientos políticos aliados.
La presidenta, halagada por una parte de la opinión pública por su guerra contra la corrupción, no ha querido aparecer como la nueva Savonarola de la política (en referencia al religioso dominico florentino que predicó contra la corrupción) para no comprometer la alianza de Gobierno, y sus asesores han asegurado que no pretende una "caza de brujas". Sin embargo, a la pregunta de los periodistas sobre si la "limpieza" acabaría en el Ministerio de Transportes, fue tajante: "Seguirá donde se descubran ilegalidades".
Esta semana, los medios de comunicación la pusieron a prueba: Veja, Panorama e Istoé revelaron nuevos presuntos casos de corrupción, esta vez en los ministerios de Agricultura, de las Ciudades y del Turismo, así como en la Agencia Nacional de Petróleo (ANP).
Enseguida, la oposición pidió que cuatro ministros den explicaciones en el Congreso. Se trata de los encargados de las carteras de Transportes, Agricultura, Minas y Energías y Desarrollo Agrario, todos en manos de partidos cercanos al Gobierno.
¿Qué hará la dura y firme presidenta Rousseff? Los ojos, no solo de los políticos sino también de la opinión pública, están puestos en ella.
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